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Malik Delgaty enseña a Angel Santana a jugar a los bolos y se lo termina follando a pelo en la pista y soltándole una buena descarga de semen | MEN

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Noche de bolos. Competición por parejas. Angel Santana estaba encantado con lo que tenía en casa, pero cada vez que quedaban con Malik Delgaty y su chica, no podía evitar fijarse en él más de lo que debería. Ese día estaba especialmente atractivo. Se le daba muy bien jugar a los bolos y cada vez que hacía un pleno, lo celebraba con uno de sus bailecitos que le marcaban todo el trasero en los vaqueros y un buen paquetón.

Llevaba un polo a rayas, abierto por el escote, que remarcaban toda su musculatura, en especial sus pectorales y unos biceps que rellenaban toda la manga. Cada vez que Angel se le quedaba mirando sólo podía pensar en una cosa, en cómo sería ese potro en la cama, en el enorme tamaño de su verga dado el paquete enorme que se le marcaba entre las piernas.

¿Que cuál era la mejor forma de comprobarlo? Pedirle que le enseñara a tirar, porque la verdad sea dicha, él y su chico eran un auténtico desastre a ese juego y la bola siempre terminaba en el carril. Ese tio grande y fuerte detrás de él. Casi podía notar la respiración en su oreja. Una mano fuerte agarrando la suya, dirigiendo el tiro, notó todo su paquete en el culo. Qué bueno fue ese momento. Qué buen profesor. Los tiró todos con su ayuda.

Al celebrarlo, a Angel se le rasgaron los pantalones por detrás y como no llevaba calzones, se le podía ver parte de la raja del culo. Antes de darse cuenta, se quedó ahí un rato, contoneando el trasesero para alegría de Malik, al que los culos le privaban demasiado y al que enseguida se le puso dura, tanto que no pudo esconder la alegría que ya empezaba a empujar el forro del bolsillo derecho de los pantalones.

Aprovechó que era el turno de su chica y del chico de Angel para sacarse la polla y metérsela por el culo sin condón. Sí, Malik era de esos chicos que se miraban al espejo y deseaban follarse a sí mismos de lo buenos que estaban, pero eso no tenía nada de malo. Al igual que su cuerpo, le gustaba admirar su polla, sobre todo cuando la calzaba dentro de algún agujero. Ver su robusto pene ocupando todo el diámetro del roto le volvió loquísimo.

El que lo disfrutó fue Angel, que abrió la boca de par en par al sentir toda esa polla inundándole el ojete, follándole. Miró hacia atrás y sintió una profunda satisfación al ver a Malik regalándole su amor. Qué granuja, qué bien zumbaba y lo bien que se le daba follar en espacios públicos sin que nadie detectara que lo estaba haciendo.

En cuanto los otros se fueron a por unos aperitivos, Malik y Angel aprovecharon su momento. Malik se sentó, abrió ligeramente las piernas y Angel gateó entre ellas para comerle toda la polla. Madre mía, qué pedazo de barra tan bien formada, larga, estilizada, muy gruesa y con un cipote que era la alegría de la huerta. Podría haber estado toda la puta vida mamándo de ese rabo y mirando la cara de su dueño, porque ambos estaban de lujo.

Qué calentita, qué dura, qué formidable. La sobó bien con la lengua y la acogió entre sus labios. Malik le agarró por los pelos y le obligó a atragantarse con ella un ratito. Angel disfrutó como un enano atosigando ese miembro viril con su boca y sus manos, el más grande que había tenido nunca entre ellas. Descubrió su lado de putilla cuando le apateció autoflagelarse con el rabo fostiándose la jeta, cuando empezaron a gustarle las hostias que le daba Malik en la cara, con afecto.

Por una pollaza como esa, bien merecía la pena cualquier castigo. Se lo estaban pasando tan bien que no fueron conscientes del tiempo y sus parejas les pillaron con las manos en la masa. Sí, allí en la bolera acababan de romperse dos parejas. Pero Angel era de los que pensaba que siempre había un roto para un descosido, que no había mal que por bien no venga, así que a tomar por culo, se bajó los pantalones y a disfrutar de la vida que eran dos días.

Se dirigió cerca de la pista y meneó su culete, eso que tanto había atraído a Malik y había conducido a la situación en la que estaban. Desnudo de cinturas para abajo, con un culazo la mar de atractivo y el pito duro y largo meciéndose entre sus piernas, Angel vio que Malik se acercaba a él por detrás, subió una pierna y le dejó entrar.

Dios, qué grande, qué lujo era tener a ese chulazo detrás, con esa enorme polla taladrándole el ano. Ahora que no tenía que guardar las apariencias, le daba más duro, sus mofletes estaban más sonrojados y a Angel le molaba que así fuera. Malik se tumbó en el suelo de la pista y Angel sobre sus piernas, ensartándose en su trabuco, cabalgando sobre él.

Lo hizo de espaldas, lo que le dio la oportunidad de ver lo bien que se le daba a Malik culear. Pudo ver toda su fornida pollaza y sus cojones meneándose arriba y abajo, bien llenos de esperma, mientras le jodía el culo a toca teja. Angel tuvo que llevarse la parte baja de la camiseta a la boca y morderla para aguantar las embestidas, que dolían pero también daban mucho placer.

Pronto descubrió de qué palo iba Malik. En realidad era como un cachorrito que te seguía a todas partes si le ofrecías comida y el culito apretado de Angel era un buen reclamo. Se levantó y se dirigió hacia los asientos. Miró hacia atrás y observó cómo Malik le seguía con el rabo entre las piernas, omnubilado, como un animalillo salvaje cuyo único cometido en la vida era follar y nada más.

Se abrió de piernas para él y dejó que le penetrara. Qué gorda, qué dura. Como la tenía empinadísima, esa nueva perspectiva le dio más placer todavía, porque podía sentir su cipote restregándose contra su próstata. El mejor puto vicio de la vida. El gustillo que le daba eso era tremendo. Ese cosquilleo pudo con él y terminó cascándose el rabo.

Malik siguió follándoselo un rato más, luego sacó el pollón y se pajeó encima de Angel. Menuda corrida le entregó. Lefazos cargados y largos, llenitos de semen, cayendo sobre su cuerpo, dejándole todo el torso mojado de leche. Angel disfrutó del momento, viendo esa descarga de leche fulminante saliendo del cipote de la enorme polla, mirando la cara de Malik, tan excitante. Recuperado, Malik se quitó el polo a rayas y se quedó completamente en pelotas, cogió una bola e hizo su última jugada magistral a los bolos. Al celebrarlo, toda la polla, todavía durísima, empezó a rebotar entre sus piernas, larga y enorme. Angel celebró que había tenido todo eso dentro.

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