Jack Valor infla a pollazos el culito virginal de Danny Bianchi | Brother Crush

Tortilla Tangle

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Ahora que ya eran hermanitos, desde que sus padres se casaron el fin de semana pasado, podían hacer muchas más cosas juntos, como dormir en la misma habitación, hacerse pajas en el mismo cuarto o hacer una tortilla española con muchos huevos. Jack Valor era mayor que Danny Bianchi y de alguna forma, tras el enlace, se veía en la obligación de enseñar a su nuevo hermano algunas cosas que tenía que saber, preparándolo para su etapa de adulto.

Una de esas cosas era concinar y la otra, por supuesto, follar. Follar mucho. Jack llevaba una temporada desde que cumplió los dieciocho que no paraba de darle al palo, de pensar en tetas, culitos, coños, rabos, todo mezclado, todavía en una edad en la que no tenía claro hacia dónde tirar, si bien estaba bien como estaba y no se veía en la obligación de elegir más allá que por los cánones exigidos por su grupo de amigos, que parecían llevar las conversaciones hacia uno de los bandos más que hacia el otro.

Quizá no debería pensar en su hermano de esa forma, pero es que le chiflaba su culito respingón, tan bonito formando una buena curvatura bajo los calzones negros que le llevaba puestos cada mañana cuando se levantaban a cocinar. Para curvatura también la que se le formaba a Jack en el frontal de los calzones, que ya no sabía cómo recolocarse la polla para que no destacara. No veía tan mal ciertas cosas si pensaba que, aunque fuera su hermano de forma legal, no lo era de sangre.

Con lo que no podía era con una buena hucha. Cuando Danny se agachó y vio esa rajita asomando por la parte alta de la goma de los calzones, ahí ya sí que no pudo resistirse a agacharse, desnudarle el culo y saborear un agujero muy especial, precioso, profundo, grande. Si no le conociera, pensaría que le habían metido unas buenas pollas ahí dentro por lo abierto que estaba.

Ante los gemiditos de placer de su hermano, que seguramente estuviera descubriendo por primera vez el sexo, que no las pajas, que le escuchaba todas las noches darle al callo, Jack se propasó un poquito más con él bajándole los calzones hasta las rodillas, separándole las piernas y pasanro entre sus muslos el rabo y las pelotas.

Una de las cosas que más le ponía a Jack en esta nueva aventura sexual suya post dieciocho, era descubrir los rabos de los tios. Le encantaba mirar lo diferentes que eran unos de otros, compararlos con el suyo, el tamaño, el grosor, las formas. Era una aventura trepidante sin fin, porque no dejaba de depararle buenas sorpresas de vez en cuando.

La de su hermano fue una de ellas. Para su edad, tenía le pito bien formado y unos buenos huevazos. Se la miró guardando las distancias y le masturbó el pito hacia abajo, como si fuera la ubre de una vaca. Lo tenía encapuchado. Buscó la posición que le permitió hacerle la triple comida, comenzando por el pene, siguiendo por los huevos hasta el agujero de su culo.

El que no tenía problemas para ligar era Jack. Sacarse la minga y ofrecer al mundo su virilidad siempre le reportaba alegrías y no le faltaba un culito que llevarse al catre. Larga, durísima, bien empinada y con un cipote al descubierto que todos querían llevarse a la boca, se puso de rodillas detrás de su nuevo hermanito y le enfundó la polla a pelopoquito a poco, haciéndose un hueco, seguramente no sólo la primera que le metían a Danny, sino también la primera sin condón.

Como Danny tenía metida la parte del tronco superior en el armario, para Jack fue sólo un culo durante un buen rato, hasta que su hermanito salió de allí cuando esa pollaza empezó a darle demasiado gusto como para permanecer encerrado. Entonces se fueron juntos a la cama de papá y mamá, que habían salido de viaje de luna de miel.

Era una cama grande, espaciosa, con sábanas blancas, ideal para que dos jóvenes en edad de merecer hicieran juegos de hombres. A Danny parecía que le había molado eso de ponerse a cuatro patas. Volvió a hacerlo en la habitación. Jack le presentó su polla de nuevo y siguió follándoselo. «Mira Danny, así te crearon tus padres«, le dijo Jack mientras se lo zumbaba, sacando una sonrisa a su hermano.

Jack se vino arriba. Follaba de puta madre, pero es que lo hizo todavía mejor cuando se inclinó sobre él, haciéndole avanzar un poco más le culo hacia adelante y hacia arriba y lo cubrió por detrás, pegándole una mansalva de pollazos rabiosos con su polla mega dura. Danny sintió el roce de los huevos de su hermano en el pandero, lo que le hizo sentir una oleada de satisfación y le puso la carne de gallina del gusto.

Danny se revolvió sobre la cama sacándose la polla del culo. Jack se preguntó qué hacía, hasta que su hermano se puso bocarriba y se dedicó a comerle el nardo. Jack se inclinó e hizo lo mismo, quedándose los dos en una postura que al mayor le resultaba conocida, un sesenta y nueve. Jack estaba a punto de afromntar el momento más difícil y decisivo de su vida sexual.

Una cosa era follarse el culo de Danny por detrás, sin tener contacto visual, pero otra muy distinta era hacerlo frente a frente, mirarle a la cara y desnudar su alma delante de él. Volvió a pensar que en realidad sólo eran hermanos por un papel firmado y eso mejoró las cosas. Le tenía ahí, abierto de piernas. Se las abrió un poco más empujando los muslos con su pecho, se la metió y además se inclinó para comérselo a besos.

La alegría fue mutua. Danny no paraba de mirar el torso de su nuevo hermano mayor. Delgadito pero musculado, se le marcaban especialmente los abdominales, mucho más duros y marcados ahora que hacía fuerza para follárselo. Jack estaba ahí, delante de él, mirándolo fijamente, dándole todo. La leche fluyó sola del pito de Danny. Un flujo de leche incontrolable salió de su rabo, mojándole el pulgar del puño y resbalando por su cadera.

Jack se desfogó por última vez, penetrando ese ojete con todas su ganas hasta que le vino el gustillo, entonces se retiró, se quedó de rodillas, se la pajeó rápido y con dureza y la lefa comenzó a volar alrededor de su larguísimo pito, mojando a los dos. Las cosas serían diferentes a partir de ahora. No más pajas bajo las sábanas y más compartir camita haciendo esas cosas guarras que tanto les molaban.

Nota: Las imágenes, el vídeo y el texto reflejan una obra de ficción. Los actores no tienen ninguna relación de parentesco real.

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