Edo se desnuda por completo y juega a la seducción en el pasillo iluminado | The Male Muse
Edo Illuminated
Recibir una invitación siempre me alegra, pero la de ese día es especial, allí en el pasillo oscuro, hoy no tan oscuro porque se ilumina de colores y hace que nuestros cuerpos desnudos parezcan distintos a cada segundo. La invitación es diferente y especial porque es una que me da el pase directo para entrar en el mundo interior de otro tio.
Desde el otro lado del pasillo, casi rozando la esquina, cerca de la puerta que da a su habitación, Edo está de espaldas y echa la cabeza hacia atrás para mirarme a la vez que se agarra una nalga con la mano y la estira hacia afuera para dejar al descubierto su agujerito. Tiene las piernas ligeramente separadas, así que no es lo único en lo que reparo, también me fijo en la salchicha que le cuelga entre ellas.
Esa visión me la pone dura. Edo sonríe porque acaba de ver cómo se infla mi polla. Se mete en la habitación y mi corazón se acelera mientras recorro los pocos metros que nos separan, más rápido todavía cuando me acerco a la cama, donde me está esperando a cuatro patas para que me suba, me ponga detrás de él de rodillas y dispare a matar.
Duro poco, creo que jamás he durado tan poco. Lo tiene tan apretado que no puedo meterla sin sentir que me la está exprimiendo. Y si paro él sigue, no para de menear ese pandero hacia adelante y hacia atrás, deglutiendo mi polla. Me corro, en parte dentro de él, preñándole con mi calcio, en parte fuera soltando trallazos sobre su espalda. Mi mente se confunde y por ella pasa una vida, la vida momentos antes, cuando Edo se metía dentro de la habitación, cuando la penumbra dibujaba la silueta de su cuerpo atlético, sus músculos, su pene flácido y largo colgando entre sus piernas, balancéandose a cada paso. Y no sabes lo a gusto que me quedo.
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fotografías por @The_Male_Muse
