Trevor Brooks y Wess Russel se encaman marcándose un flip-fuck sin condones | Randy Blue
Como amante Wess Russel no tenía precio. Se había dejado barbita, lo que le hacía parecer más adulto, más machote y mejor empotrador. Trevor Brooks abrió el culo para él entregándose a su abrazo y casi no le reconoció al mirarle a los ojos, tan guapo, tan dedicado a la causa. Parecía un hombre diferente, distinto al que tantas veces le había follado en la cama.
Cuando Wess dirigió a mirada hacia abajo, viendo cómo su pene entraba y salía del culo de su chico, Trevor se fijó en el cuerpo de su pareja de cama. Esos pectorales fuertes, sus hombros, su torso entero le flipaban demasiado. Le sentó en la cama, se metió entre sus piernas y le comió la polla. Menudo falo, largo, duro, perfecto para iniciarse en el noble arte de dejarse dar por el culo.
La forma de su pene era ideal para los primerizos, pues la tenía algo más fina hacia la punta que en la base, lo que hacía que no doliera tanto al principio. Cuánto amor le entregó esa tarde. La forma en la que Trevor se le abrió de piernas sobre la cama, Wess le agarró la cabeza por detrás con las dos manos y se inclinó hacia él para gozar juntos de ese momento ideal.
Sus fuertes biceps con la vena marcada, su torso musculado y potente, esos pelillos que se le salían por el sobaco, lo repeinadito que estaba. Trevor lo quiso todo de él, hasta su culo. Le molaban grandes, redondos y blanquitos, el típico culazo de futbolista que cuando lo ves se te pone dura y sólo te apetece tocarlo a mano llena. Trevor se aventuró metiendo los morros en la raja y después le devolvió con creces la folladita a pelo.
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