Otra mañana más despertando en la cama desnudo y empalmado. Malik Delgaty no tenía ni que mirarse al espejo, aunque le gustaba hacerlo y mucho, para ver el cuerpazo que tenía. Lo único que recubrían las sábanas eran sus atributos. Las levantó para ver cómo se encontraba su amiguita. Pues como siempre, con ganas de jugar. La sacó a paseo y se la pajeó lentamente. Luego se fijó en que su colega, con el que compartía habitación y cama, estaba durmiendo en posición fetal mirando hacia el otro lado, así que aprovechó para ladearse y acariciar con su pene el contorno de la raja del culito que se le dibujaba por encima de la tela blanca de los calzones.
Por supuesto, le despertó y no le hizo mucha gracia. «Joder, ya estás pensando en lo de siempre«, le dijo. «En lo de siempre no, en lo único«, contestó Malik. Si bien su amigo le echó una miradita al pollón, que siempre estaba de muy buen ver, necesitaba dormir. Ante la idea de esa mañana no follas, Malik se levantó, se desperezó de un buen bostezo y con el paso de los segundos se le fue rebajando el tema.
Salió de la habitación cogiendo camiseta y pantalones, tapando con ellos sus partes nobles. Al llegar a la cocina se chocó con Jake Preston. Del impacto, se le cayó la ropa al suelo y se le quedó todo a la vista, su hermosa cola colgando, larga y gordita. No estaba todavía lo suficientemente despierto para darse cuenta de que al jovencito le acababa de enamorar con su cuerpo desnudo. Ni había caído en que el hermano de su amigo había ido a pasar unos días a la ciudad y estaba allí con ellos.
Al dirigirse hacia el cuarto donde tenían la lavadora, Jake se quedó mirando el culazo de Malik desde la cocina. Estaba buenísimo. Le encantó saber que su hermano se codeaba con chulazos así. Malik también echó una ojeada al culete que se marcaba en los pantalones que llebava Jake puestos, así le pasó, que al ir a echar la ropa al tambor de la lavadora, la polla se le había vuelto a empinar.
Pensó que si los hermanos se parecían… quizá… Regresó a la cocina de puntillas, se colocó detrás de Jake que estaba hipnotizado con el móvil en la mano y le agarró el culete a dos manos. El chaval resultó ser un rebelde, pero no se resistió mucho cuando Malik le contó la verdad, que le gustaba su culito, su carita y que mirase cómo tenía la polla. Jake miró hacia atrás y le flipó el enorme pene que tenía ese cabrón, larguísimo, duro y de una buena pieza.
Se dejó bajar los pantaloncitos, escuchó cómo Malik se escupía en la mano que a continuación llevó a su pito para embadurnarlo de saliva y ponerle lubricante. Esto dio a entender a Jake que no iba a usar condón. No tuvo muchom tiempo para entender más allá, porque en cuanto sintió la caricia del pollón de Malik entre sus muslos, rozándole la rajita y luego penetrándole el agujero del culo, no pudo pensar en otra cosa que en lo buenorro que estaba ese tio y el pollón que tenía.
Fue todo como muy sucio y muy bestia. Jake inclinado sobre la mesa de la cocina, Malik propinándole unos pollazos que no eran ni medio normales. Nunca se lo habían follado de esa manera, tan rico. Se lo dijo, por si le servía de algo, pero Malik ya lo sabía. A cambio él le preguntó si sentía su polla. Pues claro que la sentía, como para no sentirla. El soniquete del plas plas de las caderas chocando contra sus nalgas sonaba por toda la cocina.
Al meter el turbo y pegarle la follada de su vida, el hermano salió de la habitación. Rapidamente Jake abrió la puerta del frigo que quedaba justo al lado de la de la cocina, tapando así a Malik. Mientras los hermanos se saludaban de buena mañana, Malik, con el morbo de tener a los dos hermanitos juntos y estar follándose al más pequeño en presencia del otro, hasta escupió desde arriba encima de su polla para engrasarla más y seguir follándose a ese zagal.
Cuando el hermano se fue, Malik dio la vuelta a Jake y le colocó una mano en el hombro para que se agachara a comerle la polla. Joder, menudo rabo, si apenas le cabía por la boca. Se comió unos centímetros más después de encajar el cipote y Malik apoyó las manos por detrás de su cabeza para impulsarle y ayudarle en la tarea. Jake era tan guapete que a su corta edad ya tenía mucha experiencia con chicos. Tenía buena mano y sabía cómo manejar pollas así de grandes aunque no le cupieran enteras por la boca. Le comió la polla y los huevos y preguntó a Malik si le gustaba mirándole desde abajo, con su rabo metido dentro de la boca, observando de una ojeada ese cuerpazo musculoso cincelado por los dioses.
La respuesta era un rotundo sí. Malik aprovechó que Jake estaba cerca del piso para tumbarlo en el suelo, coger sus piernas con las dos manos, levantarlas hacia arriba y dejarle el culito mirando hacia arriba. Malik se abrió de piernas, dobló las rodillas, condujo su polla hacia ese precioso y alucinante agujero y le taladró a pelo desde arriba. Dios, joder cómo entraba eso, con lo gruesa y grande que la tenía, acariciándole la próstata, entrando más ajustada imposible.
A Jake le temblaron las piernecitas del puto gusto. Ese tio se lo estaba follando como ningún otro había hecho nunca. Malik se inclinó y le rasgó la camiseta. Jake se estaba haciendo una ligera idea de Malik en su cabecita, la de un tio con el que nunca podías cansarte de follar, al que le gustaba hacerlo duro y que siempre tendría nuevas formas de sorprenderte.
Jake también tenía unas cuantas ideas. Quizá no eran tan diferentes y había encontrado a su media naranja. Se subió encima de la mesa de la cocina, a cuatro patas. Malik le siguió. De un salto se colocó de pie en la mesa, dobló de nuevo las rodillas para proteger el culito de Jake entre sus muslos y le hundió todo el rabo dentro sin condón follándoselo como un perrito.
Luego le dio la vuelta tumbándolo bocarriba, se bajó de la mesa y atrajo el culo hacia el borde para seguir follándoselo. A Jake no le quedó otra que cascarse un buen pajote. Lo que tenía delante le gustaba mucho, un tiarrón chulazo guaperas, jodidamente atractivo, ese torso marcando unos alucinantes pectorales, esa conexión con miraditas rápidas que le echaba de vez en cuando. Entre eso y el tremendo gusto que le estaba dando con el rabo, se corrió encima, pero no fue su mano la que acabó el trabajo, sino la de Malik que se la agarró para sacarle la paja.
Antes de que ese tio desperdiciara su semen corriéndose en su culo o encima de su cuerpo, Jake le pidió que en la cara. En cuando Malik se la sacó, Jake se puso de rodillas y miró hacia arriba. Le encantó ver el rostro de ese macho descompuesto del gusto, la forma en la que sus ojitos se tornaron bizcos por un momento, una señal clave para que Jake se preparara abriendo la boca y sacando la lengua.
Ahí estaba, todo el semen cayendo sobre su lengüita, en la comisura, resbalando por su labio inferior, decorándole la carita y los morros. Vio un lefote sobresaliendo entre los dedos de Malik, a punto de caer, y de un lengüetazo se lo lamió para acto seguido chuparle la polla llena de nata. Se puso de pie y Malik le preguntó si se lo había pasado bien. Jake no acostumbraba a que los chicos le preguntaran eso después de follárselo, tampoco solía responderles mientras sonreían mirando cómo de sucia le había dejado la carita con su esperma, pero con Malik lo hizo.