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Malik Delgaty se folla sin condones a Marcus McNeill y a Felix Trainor y se corre delante de sus caras guapas | MEN

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Misma camiseta, misma chaqueta de deporte, hasta los mismos calzoncillos, Marcus McNeill y Felix Trainor hasta tenían un cierto parecido razonable. Ese iba a ser el gran problema para Malik Delgaty, compañero de piso de Marcus, que además estaba acostumbrado a llegar y tener culo disponible. Tanto Felix com Marcus sentían que estaban hechos el uno para el otro. Felix adoraba llegar a casa y sentirse tan bien recibido por su compañero de equipo. Unos besos en el recibidor y directos a la cama, donde no tardaban en quitarse la ropa y darse al vicio.

Todo en Marcus hacía que a Felix se le despertase el bello durmiente que había entre sus piernas. Besar su boca y sentir el roce de su prominente bigote, recorrer con los labios y la lengua su cuerpo desnudo, viril y peludete hasta llegar a su pedazo de polla, blandita al principio, pero que con paciencia y virtud se iba convirtiendo en una jodida pollaza bien larga y gruesa que apenas le cabía en la boca.

La visión del cuerpo desnudo de Felix conseguía poner cachondo a Marcus. Alto, musculoso, atractivo, cachas y esa minga que le colgaba sobre los huevos, larga y con capuchón. Iba a comérsela ya, cuando a Felix se le antojó que le lamieran el culito. Y menudo culito. Mientras Felix se preparaba en posición de cuatro sobre la cama, Marcus pudo fijarse en el movimiento que hacían sus pelotas y su rabo hasta quedar colgando entre sus piernas semi abiertas.

Pasó una manita entre ellas recogiendo picha y huevos y empezó a comérselo todo. Primero los huevetes y luego el rabo hasta acabar hundiendo los morros en la raja de ese culazo de futbolista. Lo que le gustaba que le colgaran bien los huevos y el rabo a un tio no era ni medio normal. Su vicio era tal que solía ir al gym en horas de máximo aforo sólo para acabar en los vestuarios admirando el percal.

Dio un cachete en el culete a Felix para que se tumbara sobre la cama. Su rabo, todavía morcillón y blandito, dormitaba sobre su cadera izquierda. Se lo cogió con la mano y lo condujo hacia su boca como si fuera una barra de nube dulce. Se mamaron las pollas, se comieron los huevos y Marcus puso culo para que Felix se lo follara. Así, a cuatro y bien follado por detrás, fue como Malik les pilló a los dos en la habitación.

Aunque estuvieran bien calientes, decidieron dejar el encuentro para otra ocasión. Marcus había mal acostumbrado a Malik dejándole disponer de su culo a placer. No podía quedar con otros tios sin sentirse juzgado, como si Malik fuera su novio al que tuviera que rendirle cuentas. Antes de irse, Felix se dirigió al frigo a por un refresco. Al inclinarse hacia la nevera, por detrás llegó Malik, que iba tan cegado y con la polla tan dura después de ver a esos dos fornicando, que confundió a Felix con Marcus al ir los dos con la misma equipación, le bajó los pantalones y le metió la polla por el ojete bien a pelo.

Al principio Felix pensó que era Marcus despidiéndose, si bien le extrañó que le metiera rabo, pues solía ser al contrario. Le gustó tanto que le dejó hacer. Menuda barra de carne dura y potente. Pero miró hacia atrás un momento y vio que no era Marcus, que era su compañero de piso aprovechándose de él. Estaba tan buenorro que le dejó seguir como si no se hubiera dado cuenta.

El pastel se destapó al llegar Marcus y ver a Malik culeando frente a la nevera. Malik, con el pito tieso apuntando hacia arriba, se quedó mirando a uno y a otro dándose cuenta de que los había confundido. Felix se dio la vuelta sonriendo, con el rabo colgando como una banana entre sus piernas, formidable. Marcus fue el que empezó a enfadarse esta vez, dándose cuenta de que quizá los sentimientos de Malik hacia él no eran los únicos que estaban confundidos.

Hasta llegó a increpar a Felix por no darse cuenta de que no era él quien le estaba dando por culo. Malik puso calma de por medio y un poco de cordura. A ver. Los dos estaban follando hace poco en la habitación y les había interrumpido, ahora Malik también estaba empalmado y le habían cortado el rollo. Ya era hora de que pudieran resolver esa situación tan incómoda de la única forma en la que los tres saldrían beneficiados.

Señaló su polla tiesa y dura con las dos manos y les animó a bajar a chupársela. Los dos sonrieron de acuerdo con la decisión y se pusieron de rodillas para comerle el trabuco a dos bocas. Malik pensó que sería buena idea que Felix se pasara por casa a merendar todos los días, porque había que ver cómo se la comía el cabrón, a boca llena y metiéndose la barra hasta el fondo. Empezaron dándole besitos por el rabo, lamiéndole el pollón, hasta que se fueron pasando el testigo para mamársela mientras el otro se conformaba no con poco, comiéndole toda la huevá.

Mandó a los dos al sofá. Felix tomó asiento, Marcus se puso a cuatro patas comiéndole la polla y se bajó los pantalones por detrás para que Malik acudiera a protegerle el pandero. Un escupitajo certero directo en todo el fondo de la raja, Malik consiguió abrirle un poco el ojete haciendo retozar su polla por encima, simulando que le atacaba con fuerza y por fin se la metió por ese culito que tan bien conocía, tan jodidamente apretado.

Blanquito, redondo, grande, como a él le flipaban. Su polla grande y gruesa quedaba de lujo dentro de él. Cada vez entraba mejor. Le blindó el culo y se lo folló a lo grande. Luego dejó que esos dos follaran. Felix se montó encima de Marcus y Malik se puso de pie en el sofá para darle de comer rabo. Estaba tan satisfecho con lo que Marcus le daba todos los días, que no había tenido la necesidad de buscar lo mismo en otro tio, así que le extraño tener los labios de otro hombre chupando su miembro, aunque pronto se acostumbró.

Lo mismo cuando se folló su culo a pelo. No era al que estaba acostumbrado, pero era lo bastante guapo y musculoso como para tener nuevas sensaciones en la cama. Cuando Marcus reclamó ese culo de nuevo, Malik se sentó sobre la cara de Felix y le dio de comer toda su dote, frotando su culo, sus huevos y su polla por encima de esa carita guapa.

Felix no recordaba cuándo fue la última vez que se corrió con una polla metida dentro del culo, pero la lefa salió despedida de su rabo a perdigonazos del tremendo gusto que le daba. Marcus sacó rápidamente la polla de su culo, se puso de rodillas y tras un fuerte gemido de placer, soltó una buena lefada super lechosa sobre la minga y los abdominales de Felix.

Turno de Malik, que al recordar que era su momento, arqueó una ceja mirando a Marcus, haciéndole saber lo que le gustaba. Lo que le encantaba era sentirse el macho de la casa, sentarse en su sofá, pajearse la polla y tener una carita que esperara su leche. Solo que esta vez tenía dos preparadas. Se pajeó fuerte y soltó toda la furia que levaba dentro, glaseando esas dos caritas guapas que después se dedicaron a dejarle el sable bien limpito.

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