Cuando una tiene vocación de chupa pollas, la tiene y punto. Addie es feliz con su trabajo de comercial vendiendo chalets. Es con diferencia la que más vende de todo el estado y cuando su jefa le pregunta por qué, ella se limita a informar que es debido a sus encantos. No miente, pero tampoco dice toda la verdad.
La realidad es que le encantan los tios buenos con grandes pollas y es que últimamente se ha vuelto de un selectivo que no veas. Antes se comía de todo, pero ahora anda buscando guaperas que le hagan mojar las bragas y ya después, cuando les baja los vaqueros, si tienen una buena minga entre las piernas, es la primera en pedir que se la follen por donde quieran.
Le da igual si son solteros, casados o comprometidos, si le gusta uno, donde pone el ojo, pone la bala. Le ve de espaldas pero ya le mola el porte que tiene, peladito por los lados, con sus vaqueros, su camisa a cuadros por fuera, brazos fuertes. Baja la mirada hacia la lista de inquilinos potenciales y mira su nombre para no olvidarlo. Oliver Flynn. Tiene nombre casi de superhéroe con arco, quizá porque tiene una buena flecha entre las piernas.
Comprometido. Se acerca y le presenta a su novia. Addie empieza a usar sus armas para comprobar su grado de fidelidad. Ella se contonea, se pasa la mano por las tetas como quien no quiere la cosa y él responde activamente, mirándola sin quitar ojo, propio de un hombre caliente deseoso de estrujar las tetas entre sus manos, de calzar la polla entre las nalgas.
Entran en la casa. Deja a la futura mujercita mirando la profundidad de los armarios de la cocina y ella aprovecha para llevarse al futuro maridito detrás de la barra bar y palparle la polla. Madre mía, qué pedazo de rabo, colgando hacia un lado, apretado contra los calzones, casi le llega hasta el costado, gordísimo y largo como un plátano. Las ha probado antes muy grandes, pero no como esa.
Él se ruboriza, le dice que qué está haciendo, pero no le retira la mano que le está dando gustito. Mira hacia atrás por si su novia lo está viendo y cuando ve que no, se relaja y se deja tocar un poco más. Oliver es demasiado alto. Se da cuenta de que la altura de la barra no le esconden las vergüenzas por si a su novia se le ocure mirar.
La atrevida de la comercial se agacha. Le desabrocha el botón de los pantalones, le baja los calzones, liberando toda su gigantesca minga que cae larguísima y morcillona meciéndose como un badajo entre sus piernas. Los enormes cojones colgando. Addie abre los ojos como platos al ver lo bien dotado que está, lo extremadamente dotado que está. La zorra de su novia debe estar contenta. Le agarra los huevos con la palma de la mano subiéndoselos hacia arriba y se traga la picha.
La novia mira, pero por suerte no ve a la otra chupándole la minga a su novio. Dice que se va a ver las otras habitaciones. Oliver le apremia para que lo haga y no mire mucho. Si, mejor vete a dar una vueltecita mientras me hacen una buena comida. Addie ama el rabo con sus labios. Todavía sigue impresionada con la longitud y el tamaño de esa polla y esos cojones y no cree que el enchochamiento que siente se le pase en mucho tiempo.
Lanza a Oliver contra el sofá. El chaval tiene ya la polla tiesa. Addie se sienta sobre sus piernas y se retira un poco las braguitas. Oliver se coge el rabo con la mano, pasea el cipote por los labios mayores de su coñito y ella se sienta, metiéndose toda esa flecha de superhéroe dentro sin condón. Necesitaba tenerla dentro de ella a toda costa, por si llegaba su novia y se quedaba con las ganas y ahora que ya la ha tenido, se la saca para quitarse las braguitas.
Al pasar la pierna por encima del chaval, le encanta sentir su polla caliente, dura y enorme rozando su muslo. Ralentiza el movimiento para gozar de esa perversión un poco más. Vuelve a sentarse encima. Oliver la coge del culo con ambas manos e impone el ritmo en que debe subir y bajar masturbándole la polla. La novia interrumpe cada dos por tres con estúpidas preguntas, pero ella se las apaña bien para que el ángulo en que les ve no parezca lo que es. Son muchos años en el negocio, querida.
Se lleva al noviete a un rincón donde no pueda molestarles, junto al ventanal que da al porche. Addie se pone mirando hacia la pared y deja que Oliver se la folle por detrás. Qué bien se la mete. Por primera vez siente su huevera rozándole los muslos interiores. Esos cojones meciéndose adelante y atrás son pura delicia. Necesita ver esos atributos masculinos otra vez. Le pone contra la pared y admira la caída de su larga polla. Es enorme, incluso parece que ha crecido más todavía. Se la chupa, quiere comérselo todo de él.
La novia aparece paseándose por el porche y hablando por teléfono. Esa zorra no para de molestarles. Esta vez se lo lleva al dormitorio, se tuimba en la cama de matrimonio y se abre de piernas. Se presiona las tetitas mientras él mete la cabeza entre sus piernas y le lengüetea el coñito. Se pone cachonda viendo a un tio tan guapo gozando con su chochito.
Se la folla con la lengua. Addie siente la necesidad de frenar tanta pasión. Le agarra de la cabeza intentando que pare, pero el cabrón sigue poniendo la lengua dura y metiéndosela hasta el fondo, con la otra mano haciéndose una paja. Le ama, por cosas como esa ama a todos los hombres. Gime como una perra. Oliver le mira a los ojos mientras relame su almeja.
Se levanta. Otra vez se recrea en esa hermosa picha y esos grandes huevos colgando. Él se coge la polla con mucho cuidado y le vuelve a dar un repasito con el cipote por el contorno del chocho antes de metérsela a pelo. Qué guapo está con esa camisa. La agarra con fuerza y se lleva su culo al borde de la cama para follársela mejor.
El cabrón la tiene durísima. Addie le pide un momento para masturbársela. Oliver cede, la coge de la coleta y la obliga a tragar rabo. El gordísimo cipote se mete por su garganta. Todavía con el sabor del pene en su boca, le da la espalda y se clava su polla saltando encima. Tiene el coño bien lubricadito, pero Oliver tira de su propio lubricante para que entre más suave, pasándose la yema de los dedos de una mano por la lengua y embadurnando su enorme rabo.
La pone de lado sobre la cama y se la goza. Ahora le tiene más cerquita que nunca. Puede sentir su rabia contenida, su aliento, esa cara guapísima que la pone cachonda, puede ver cómo la mira los pechos con deseo. Le agarra una teta con la mano. Vuelve a relamerse la punta de los dedos y le le frota la aureola y el pezón con ellos. Ella le despeina, le encanta esa cara de cabrón follador.
A cuatro patas. Quiere sentir de nuevo el roce de su enorme huevera rozándole la entrepierna, su larga y dura polla azotándole por detrás. Gime y grita lo grande que la tiene, aunque él ya lo sabe. Oliver cada vez se pone más burro. La coge por los pelos y se la cabalga.
La llamada del deseo le pilla follándose a esa piba boca arriba. Saca la polla, se la pajea y le suelta unos buenos chorrazos de lefa, mojándola el cuerpo y el coño peladito. Addie mira hacia abajo. Tiene la parte baja dle vientre llena de semen. Oliver todavía tiene su polla sobre su chochito, completamente dura, con el capullo enorme recién corrido. Ve una gotita de lefa salir por la raja de su cipote. La novia les pilla así tal cual mirando a través de la ventana. Addie está a punto de cerrar otra venta, pero puede que a un hombre ya soltero.