Devin Franco pone su precioso culo en bandeja al chulazo Alex Ink para que se lo reviente a pelo | Raging Stallion
Well Bred
La piscina del hotel era uno de los mejores lugares para hacer nuevos amigos, pero todavía había uno mejor, tener, como Devin Franco, una habitación con vistas a esa piscina desde la que observar el percal sin ser observado. Tiarrones guapos y musculosos como Alex Ink, sobre la tumbona, admirar sus caritas, sus cuerpazos, sus lindos paquetes tostándose al sol.
Cualquiera se presentaría acercándose y dándose la mano, como es habitual, pero la forma de darse a conocer de Devin era mucho más directa para llevarse a un tio a la cama. En cuanto se aseguró de que Alex le estaba mirando, tras el cristal de su habitación dejó caer la toalla quedándose en bolas, con la pija bien larga y dura apuntando al frente, corrió la ventana para que no le molestaran los reflejos y se dio la vuelta, algo que terminó de convencer a Alex para levantarse, con serios problemas entre las piernas, al ver ese precioso culazo tan manejable.
No lo vio, pero Devin estaba sonriendo cuando escuchó sus pasos acercarse a él. Menudo manjar acababa de cazar. Todo para él solito. Si el culito era lo que le había terminado de convencer, eso significaba que era un tio al que le gustaba dar zambomba, así que se lo iba a servir en bandeja. Se subió a la camita y se lo ofreció gratis a cuatro patas.
Qué buen amante resultó ser Alex. Sintió el roce de su paquete en las nalgas, sus brazos rodeándole por detrás, su aliento, su boca mimándole. Sólo a los tios que la tenían muy larga se les escapaba por encima del bañador y Alex era uno de esos. Devin se excitó al vérsela por encima de la goma. Menuda tranca. Para meter una verga así, tenía que trabajarse bien el culo y vaya si lo hizo, metiendo los morros, haciendo una buena labor con la lengua e introduciendo un par de dedetes con los que abrió el camino al éxito.
Buah, qué pedazo de culo. Alex también estaba excitado admirándolo, palmeándolo, tan grande, redondito y blanco delante de él. Se bajó el bañador y presentó sus respetos colocando la pija en la raja. Qué buen equipo hacían culo grande y polla grande juntos. Se escupió encima de la polla para darse lube y se la metió sin condón. Devin gimió de forma prolongada mientras todos esos centímetros se iban introduciendo por el agujero de su ano. Qué puto placer.
Una mano en su cuello, obligándolo a incorporarse, su espalda rozando el torso musculoso y caliente de ese chulazo. Joder, cómo se le abría el ojete al escuchar sus gemiditos en la oreja. Era flipante. Más saliva, una buena culeada por detrás, qué larga y dura la tenía el cabrón y qué bueno estaba. Los escupitajos sobre la polla y sobre el agujero no cesaban y los pollazos tampoco. Alex estaba empezando a animarse y ya se ponía en posturas propias de un empotrador de pro.
Se subió a la cama apoyando pies y manos, protegiendo el cuerpo de Devin para follárselo a placer, luego le taladró el culo penetrándole del revés para que sintiera bien la dureza de su larga polla dándole gustito en toda la próstata. La primera vez que se quedaron frente a frente mirándose a la cara, Devin comprobó que Alex estaba puto salido, sudando, excitado al máximo, buscándole la boca.
Con tios así daba gusto follar, dedicados a la causa, pensando sólo en dar amor y rabo. Le encantó sostener un ratito esa mirada, esos ojazos cargados de pasión. Se sentó sobre su polla y se la cabalgó masturbándosela con el culo. Alex le puso bocarriba, le abrió las piernas y se lo folló a pelo. Devin estaba soñando o eso parecía un sueño. Qué tio tan guapo, tan cachas.
Entonces Alex se inclinó y le comió la polla. Todo este rato lo había estado deseando, desde que cayó la toalla al otro lado de la ventana. A ese mamón le gustaba soltar escupitajos por doquier, lubricando todo lo que se comía y se follaba. Le dejó la pija mojada y se atragantó con ella. Menuda comida le hizo, todo esto mientras le metía los dedos por el ojete para que no se cerrara.
La traca final fue la hostia. Alex empezó a metérsela a todo trapo y sin miramientos. Se encargó de todo, de meterla, de hacer que Devin permaneciera con las piernas abiertas, de coger su polla y meneársela. Ay, mi chico para todo. El manoteo se estaba volviendo peligroso y el cabrón no paraba. Devin le dijo que estaba a punto de correrse y Alex no paró.
Toma leche. Salió volando en virutas por todas partes, mojando el puño y el antebrazo de Alex con su semen. Alex siguió masturbándole lentamente esta vez hasta que salió toda la paja, se miró el puño lleno de lefa y se la relamió para después compartirla con Devin con un sabroso beso y un intercambio de babas bien cerdo. Guapo, buenorro, pollón y también un perraco que no le hacía ascos a nada. Bajó a rebañar el plato una vez más y lo compartieron juntitos.
Sáciate con mi culo, le dijo Devin, y una vez más se lo puso en bandeja para que se lo machacara dándole por detrás. Qué cabrón, le dio más duro que nunca. Sólo paró cuando le vino el gusto, se sacó la polla, se la meneó sobre el culazo de Devin apreciando esas maravillosas vistas y se corrió en toda su raja peludita. Recogió el semen con la mano y se lo dio de comer a Devin, que no sólo supo apreciar ese manjar, sino que se relamió hasta los dedos, porque si algo le habían dado, era una buena educación y no estaba bien levantarse d ela mesa sin antes habérselo comido todo.