Viktor Rom entrena al cachorro Bailey Puppy follándoselo a pelo en el gym con su enorme polla
Puppy training
Más le valiera al encargado del gym adiestrar bien a su perro Bailey Puppy, que se pasaba todo el puto día olisqueando las partes nobles de los chulazos que poblaban sus instalaciones y persiguiendo sus duros huesos. Ir a primera hora de la mañana suponía, como le ocurrió a Viktor Rom, ser el centro de toda su atención. Si el dueño no se encargaba de amaestrarle, tendría que hacerlo él.
Le dio su camiseta sudada para que esnifara su aroma a macho, para que supiera quién mandaba y ante su insistencia olisqueándole las proximidades del rabo, se bajó las bermudas y le mostró su enorme y gorda polla. El cachorro tragaba de puta madre. Tenía buena boca. Viktor se levantó y se la folló. Disfrutó de la paja que le hizo el perro frotando sus pezuñas contra su mástil erecto.
Significaba tanto el contacto de sus morros contrala robusta verga como el continuo aliento que escapaba de su boca en jadeos, refrescando el pollón que tenía encima una buena cantidad de saliva. La hora del adiestramiento fue la mejor. Le cogió por las caderas, le penetró con toda su polla y se lo folló por detrás a traición y a pelo. Se subió al banco de pesas con él, acopló los grandes muslazos a los suyos protegiendo su culo y le hincó la polla perforándole de arriba a abajo.
Qué gustazo, la polla grande y gorda super ajustada a su estrecho agujero, gozando del frotamiento continuo y delirante. El cachorro también tenía buenas intenciones. Aprovechó que su nuevo amo volvía a bajar los pies al suelo para pajearle la polla en un movimiento contínuo meciendo su cuerpo de atrás a adelante, autopenetrándose hasta sentir las pelotas de su dueño bien calientes rebotando contra la raja de su culo.
El cachorrito juguetón se colocó bocarriba con las patitas en el aire. Estaba contento. Viktor se acercó a él y se la metió por el ojete. Apoyó las manos en sus muslos y le jodió a fondo. La mente de Viktor se ensuciaba por momentos. Mirar hacia abajo y ver su enorme polla entrando y saliendo de ese agujero apretado y blanquito le nublaba la mente.
La sacó un momento para ver el agujero que le había dejado. Un buen diámetro que se fue cerrando poco a poco hasta recuperar su tamaño original. Viktor se la volvió a meter para abrirlo de nuevo. Le dio por culo de nuevo, esta vez mirándose al espejo. Le encantaba ver su cuerpazo masculino y viril empotrando. A un perro como ese no tenía que rendirle cuentas ni pedirle permiso. Le preñó el ojal. El cachorro se tomó su tiempo para comerse las sobras, relamiendo la polla morcillona y corrida hasta dejarla limpia. Luego se fue corriendo con el culo jodido y chorreando lefa.