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Viktor Rom se convierte en Nosferatu y se folla los culazos de Javi Cobo y de Aaron Mark sin condones

Halloween 2024: Nosferatu XXX

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¿Quién podía resistirse a una oferta como esa? Javi Cobo abrió el sobre negro cerrado, sacó el papel que venía dentro y leyó atentamente. Le habían dado mucho dinero como agente comercial de inmuebles, pero nunca antes había visto tantos ceros como los que le proponía aquel ser misterioso que se hacía llamar conde Viktor Rom. En la carta sólo había una condición, que la venta se realizara en los aposentos de su castillo en Transilvania.

Al llegar allí, no sin dificultades, Javi presintió que era todo muy extraño. El castillo resultó estar más alejado de lo que parecía, la luz mortecina y roja, el hablar pausado y de voz profunda del conde. Lo que uno era capaz de hacer por dinero. Tímido y a la vez acojonado, Javi siguió al conde por las estancias, pasillos estrechos de piedra en cuyas intersecciones ardían antorchas.

Además de la cantidad que le había propuesto, el donde le iba a obsequiar con algo más. Vino de la mejor cosecha de Transilvania, dijo, pero el color de ese brebaje, rojo como la sangre, quizá más espeso que esta, no parecía precisamente vino. De nuevo el dinero llamó a su puerta y tomó un trago. Al bajar la vista dispuesto a acabar con aquello buscando el contrato para firmar, volvió a alzarla y el ser que tenía frente a él ya no se parecía a un humano.

El conde Viktor seguía teniendo la tez mortecina, pero donde antes había orejas normales ahora tenía apéndices puntiagudos, sus dedos eran más largos y las uñas parecían como navajas. El conde acercó la cara a apenas un par de centímetros de la suya, dispuesto a absorver su energía vital. Y lo hubiera hecho si no hubiese sido porque Viktor, ahora encarnado en el mismísimo Nosferatu, quería algo más de él.

Le desgarró la camisa, descubrió su pecho desudo y se puso a comerle las tetillas. El conde subió a su boca y se pegaron un buen morreo. A Javi se le empezó a poner dura y no lograba entenderlo. Era la primera vez que probaba los labios de otro hombre y le estaba gustando. Demasiado. Cuando el conde alejó un poco la cara de la suya, Javi sintió unas ganas irresistibles de buscarlo, así que alzó la cabeza buscando atrapar la lengua de Viktor con los labios. A cambio se llevó un escupitajo que le supo a gloria.

Las babas de ese tio resbalando por su mejilla. Se sentía amado, dominado, sucio. Y eso le gustaba. El conde volvió a vibrar con sus pectorales, siguió bajando por su torso en dirección a sus partes nobles. Javi casi puso presentir la mamada que se avecinaba, pero entonces todo cambió. Viktor le cogió por la cintura de los pantalones y le dio la vuelta poniéndolo a cuatro patas.

Un momento estaba vestido, al segundo siguiente casi en pelotas, apenas con unos calzones puestos, unos que no eran ni los suyos. Estos eran más finos, casi transparentes, de seda, como las medias de los calcetines de ejecutivo. Una presencia detrás de él, unas manos fuertes rasgándole esos gayumbos por la parte de atrás, dejándole el pandero al descubierto.

La lengua del conde internándose por las profundidades de su esplendorosa raja, buscando el ojete, relamiéndoselo y hurgando con ganas. La saliva del conde resbalando por el interior de sus muslos, colgando por las pelotas. Escupitazos directos al hueco, más y más babas y al final de todo eso, el cabezón de una polla grande y gorda acariciándole la entrada del culo.

Era la primera vez que un tio se apoderaba de su puerta de atrás y él se resistió. De alguna forma le gustaba, pero era demasiado grande. Ya que no iba a salir de ese castillo sin perder la virginidad anal, pensó que la mejor forma era afrontar el problema de frente. Se giró, miró al conde y seguidamente bajó la cabeza para comerle toda la tranca.

Para ser el primer vergón que se llevaba a la boca, presentía que estaba ante el mejor que había visto nunca. Grande, dura y gorda como ella sola. Al metérsela en la boca notó cómo estaba dura como una roca y toda la culpa era suya, por tener esa cara tan atractiva, por su potente culazo. Sentirse tan querido por otro tio le incitó a mamar con saña, tragando rabo hasta las pelotas.

Ahora sí, la polla bañada con sus propias babas, entró al tercer intento con toda su fuerza por el culo y sin condón. El primer beso, la primera mamada y perdiendo la virginidad en un castillo sin nombre perdido más allá de las montañas de Transilvania. Javi se abrió de piernas para seguir recibiendo verga. Se llevó una mano entre las piernas para descubrir que aquello sera real y no un sueño, que las yemas de sus dedos estaban tocando una polla enorme y durísima que se estaba metiendo una y otra vez dentro de su culo, que tenía a otro hombre dentro de su cuerpo.

Tomó asento sobre las piernas del conde, se la clavó y empezó a cabalgarle, pajeándole la polla con su culazo. A Javi se le puso dura, con el cipote bien hinchado. Recogió su rabo y las pelotas con la mano subiendo todo el percal hacia arriba para que su vista no molestara al conde y este viera cómo se la metía por el culo. Tener un pollón tan grande masajeando su culo le hizo volver a ser mortal. Jurando que se corría, cumplió su promesa y dejó caer toda la leche encima de Viktor.

«Serás mío para siempre«, escuchó Javi en su cabeza. Una polla penetrando su culo, el placer de la corrida, la leche saliendo por su rabo. Cuando recuperó la consciencia, estaba en unas mazmorras, encarcelado tras unos barrotes. Una cárcel física y mental de la que ya no podría salir jamás. Después de follarse a Javi, Viktor fue en busca de su pareja Aaron Mark y también se la trincó, seduciéndola, mojando su culito con su semilla. Demasiado tarde para acordarse de su maridito Javi, cuando la leche estaba ya correteando entre sus piernas, colgando entre sus muslos y dejando lamparones en las sábanas.

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