Ashton Montana echa una mano a Jim Durden para hacerse una paja y acaba mamándosela y poniendo el culo para que se lo folle a pelo | Bel Ami Online
Para qué estaban los amigos si no era para ayudarse. El pobrecito de Jim Durden se había roto la mano, justo la que usaba varias veces al día para cascársela, comenzando temprano por la mañana. Era un fastidio no poder hacerlo, pero por suerte ahí estaba Ashton Montana para echarle una mano, nunca mejor dicho. Todos los chicos habían ido de viaje a España y estaban repartidos por varias habitaciones de la casa. A Ashton y a Jim les había tocado dormir juntos e la misma cama.
Ashton retiró las sábanas y descubrió el sexo de Jim, largo, grueso y duro. Se lo cogió con la manita y empezó a masturbárselo de arriba a abajo dándole gustito. Mientras se la meneaba, el cabrón no paraba de hablar, contando que si no podía machacársela, que con tan solo tres dedos que tenía disponibles le era imposible pajearse de lo grande que la tenía. Ashton le escuchaba pero a la vez no, porque andaba demasiado concentrado y pillado por ese tremendo rabo que tenía en la mano, hipnotizado por cómo el pellejo subía y bajaba al impulsarlo.
L apetecía tanto que le iba a ayudar a algo más que a hacerle una paja. Le bajó un poco más las sábanas, se metió entre sus piernas y se la chupó. Mmm, qué rica estaba y como le llenaba la boca. Le dio a esos lindos huevos que le colgaban succionándolos entre sus labios, derritiéndolos con su lengua. Estaba bien durita. Consiguió que Jim dejara de hablar para que se pusiera a disfrutar de la mamada que le estaba haciendo. Cómo gemía el cabrón de gusto.
Ashton subió de nuevo a besarle la boca. Tenía los mofletes ruborizados de auténtico vicio, lo que le hacía estar mucho más guapo y apetecible todavía. Luego Ashton se tumbó de lado en la cama, dando la espalda a Jim, se bajó los calzoncillos por los muslos, dobló las rodillas para dejarle el culo en pompa y Jim lo penetró sin condón haciéndole la cucharita. Qué puto placer sintió al deslizar su pedazo de polla grandota por la estrechez de ese agujerito.
No duró mucho porque ni contaba con que Ashton le fuera a ayudar más de lo que haría cualquier colega y mucho menos con que lo hiciera tan bien. Sacó la polla y se corrió en su ojete. Ashton se llevó una mano a la nalga y la separó para dejar el agujero bien abierto, por el que se coló algún que otro lefazo directo. Giró la cabeza, echó un brazo por encima del hombro a Jim y le dijo que estaría ahí siempre que le necesitara. Jim le tomó la palabra. A los pocos minutos, en la ducha, ya le estaba pidiendo ayuda de nuevo para cascársela.