Orgía en los vestuarios, JJ Knight, Cole Connor, Drew Valentino y Tarzan Top preñan los culazos de Roman Todd, Devin Franco, Luca del Rey y Tristan Hunter | Raging Stallion
SCRUM: Balls To The Wall
Las chica no tendrían por qué enterarse de aquello. De puertas para adentro, lo que ocurría en el vestuario de los chicos, se quedaba en el vestuario de los chicos. Cole Connor, Drew Valentino, Luca del Rey y Tarzan Top acababan de ganar en el partido final de la temporada a los favoritos JJ Knight, Roman Todd, Devin Franco y Tristan Hunter.
A diferencia de otros campos de juego, en ese sólo había un vestuario y no les quedó más remedio que compartirlo. Se saludaron como buenos rivales y en cuanto Roman se quitó la camiseta, dejando a la vista un torso cincelado por los mismísimos dioses, más de una polla se levantó de alegría. El primero en demostrar lo mucho que le había gustado fue Cole, que se arrimó a Roman y le robó un beso.
Ver a esos dos chulazos darse un buen morreo fue el pistoletazo de salida para que el resto de chicos se abandonasen a los placeres de ese cuarto lleno de tios buenos deseando follar. Tarzan cayó de rodillas a los pies de Cole y Roman y les comió las pollas mientras ellos se seguían dando el lote. Los demás ya habían encontrado buena compañía.
Devin y Luca tonteaban tímidamente a un lado. Devin tenía la polla por fuera de los calzones. La mano de Luca se la estaba calzando a la vez que le lamía todo el torso y le hacía volverse loco. Al fondo, enmla esquina del vestuario, el guaperas de Drew se agachaba para llevarse las impresionantes vergas de JJ y Tristan a la boca, después de que los tres midieran potencial con una sonrisa en la boca.
En los tríos de chicos había ganas de comer polla, así que todos terminaron comiendo rabo. Con el cuerpazo que tenía y esa cara tan guapa, Roman consiguió enderezar los rabacos de Cole y Tarzan hasta sus últimas consecuencias. Unos segundos después Cole se llenaba la boca probando el apetitoso pollón de Tarzan, que resultó ser descomunal, con unos buenos cojones colgando. Drew y Tristan se pusieron mano a mano con el pijote de JJ. Ese cabrón la tenía tan larga que se merecía una buena mamada a dos bocas. Las miraditas que se lanzaban los dos y esos besos con el rabo entre sus bocas eran para correrse de vicio.
Calzones colgando donde deberían estar las camisetas, otros tirados por el suelo, aroma a macho, el soniquete de las mamaditas, besos, lametones, gemidos incontrolados. Esos ocho tios estaban en su salsa y la temperatura aumentaba por momentos. Drew se puso bien cachondo y, poniendo en marcha sus varoniles y peludas piernacas, andó dos pasos para dar de comer rabo a Luca.
Roman se euqivocó al ponerse de pie en el banco que había justo en medio del vestuario. Enseguida se convirtió en el blanco perfecto. Tarzan le comió la pija, que la tenía durísima y empalmada apuntando hacia arriba, y Cole la raja del culo, dejándole bien servido. Ahora más gemidos que otra cosa, porque algunos ya se estaban dejando comer el ojete y eso de sentir el roce de unas lenguas ásperas y húmedas rozando su lado más tierno, era algo contra lo que no se podía luchar.
Quienes mejor se lo estaban montando Tarzan y Roman, haciendo un sesenta y nueve en el banco, Tarzan tragándose su rabo hasta las bolas y Cole dándose el lote con el culazo, las pelotas y el pollón de Roman, la triple comida. Otro que se estaba ganando a pulso un agujero donde meterla era Drew. Al tio era innegable que se le daba de puta madre poner a los tios mirando contra la pared abriéndose de piernas para él. Menuda lengua juguetona tenía. A Devin y Luca ya les tenía entregados.
Tristan se unió al oro trío inclinándose en el banco y compartiendo el rabo de Tarzan con Roman. Los dos se miraban y se pasaban el testigo, observando detenidamente su forma de chupar ese enorme rabo, comiéndose el uno las babas del otro con mucho gusto. Tarzan agradeció esa competitividad también en los vestuarios, la misma que habían demostrado en el campo de juego, porque él salía ganando, sobre todo cuando se propusieron ver cuál de los dos se la podía tragar más adentro. JJ también salía ganando. Tenía el culito de Tristan para él solo. Le dejó la raja tan húmeda que por ahí se podían colar al menos dos pollas sin esfuerzo.
Desde el principio Drew tuvo claro quién era su chico favorito. Secuestró a Roman de esa bacanal y se lo llevó aparte a las duchas. Así lo quería ver, entre esas paredes blancas, su musculoso cuerpazo desnudo, el agua mojando sus abdominales, los pelos de sus brazos. Se agachó y le merendó la polla, luego le dio la vuelta y coló los morros en la raja de su precioso culazo.
Siempre se había imaginado abriéndose de piernas para él, pero Roman estaba tan receptivo que intentó un imposible. Drew se puso de pie, le rozó los muslos con su pene erecto y firme y en cuando Roman elevó una pierna y se abrió para él, se la metió sin condón por el ano, dando por culo a ese tremendo chulazo con el que tanto había soñado.
No eran los únicos que estaban ya fornicando como perros. La orgía se había disuelto más allá de las duchas. Tarzan estaba enamorado de Tristan, metiendo su enorme polla dentro de él, abrazándolo con ganas, haciéndole suyo. Cole estaba sentado detrás de Devin, dándole lo suyo por detrás. JJ todavía no había empezado. De todos era el que más larga y grande la tenía, así que se tomó su tiempo para hacer que Luca dilatara el ojete de tal forma que al metérsela no le doliera.
Le acarició la raja del culete con el larguísimo rabo y antes de metérsela le preguntó si la quería dentro, si estaba preparado. Luca, ansioso por tener a ese macho dentro de él, le insistió que dejara de preguntar y se la metiera de una puta vez. Su gemidito recibiendo esa enorme polla resonó por toda la estancia. Cuatro pollazas para cuatro culazos que dejaron bien abiertos.
En las duchas, Drew seguía jodiendo el pandero a Roman con mucho apetito. De vez en cuando Roman se zafaba de esa pija traviesa y bajaba a chupársela, recnociendo que ese santo varón estaba buenísimo y que sin duda era el que tenía la pelambrera de pelazos negros más espesa que había visto en su vida y lo cojonudo era que le sentaba de puta madre ser tan peludo, porque abría el apetito que no veas.
Tarzan se encargó de llamar la atención de todos los presentes. El tio se puso en plan salvaje, con Tristan cabalgando sobre él. Le agarró el culo, le metió una empalada desde abajo y le arreó tan fuerte que el sonido de sus muslos chocando contra el trasero hicieron que todas las miradas se fijaran en él y en cómo la estaba metiendo, toda gruesa y dura por el interior de ese ojete, con las pelotas a punto de reventar. Las vistas de Drew por detrás dando por culo tampoco tenían desperdicio. Sus piernazas peluditas con las rodillas ligeramente dobladas y ese culito respingón apretadito, cogiendo fuerzas una y otra vez para complacer a Roman.
Esos tiarrones estaban acostumbrados a meter goles como soles. Cole estaba tan cómodo en la portería de Devin que se la metió por el centro, una buena preñada que le dejó los huevos secos. Devin miró hacia atrás con las tetillas de los pectorales tiesas, sonriendo, agradecido por la descarga. Tarzan siguió su ejemplo y se corrió dentro del culazo de Tristan. Cuando le vino el gustazo, empujó las caderas hacia adelante para evitar que su gigantesco rabo se saliera por error.
Todavía se estaba corriendo de gusto cuando se inclinó sobre la espalda del chaval gozando del momento. Al sacar la polla se quedó mirando cómo Tristan soltaba a chorrazos su semen por el ojete. Lo mismo le sucedió al culazo de Devin cuando Cole se decidió por sacarle el tapón que lo cubría. Goterones de leche caliente cayendo al banco desde el agujero.
JJ no se quedó atrás. Si el cabrón de Luca quería su semilla, la iba a tener. JJ se aferró fuerte a sus caderas cuando le vino el flujo. Al sacarle la verga del interior del agujero, el pollón larguísimo se le quedó colgando, todavía amorcillado, un lefote salió con él mojándole la punta del capullo. Luca se giró rápido, se puso de rodillas y se lo llevó a la boca, degustando su esperma como si fuera un helado.
Todavía en las duchas, dándole bien duro por detrás, Drew se preguntó si Roman le dejaría hacer lo mismo que habían hecho los demás. Preñar a un tio le parecía una guarrada tan sucia y provocativa que le ponía palote. Empujó y empujó, se desgañitó metiendo rabo, haciendo saber a Roman que estaba a punto. Roman no se retiraba, se mantenía firme. Drew fue con todas y le preñó el culazo.
Al sacar su pene erecto, Roman se desplegó las nalgas y enseguida apareció el rastro de semen. Drew se agachó, sacó la lengua y la acercó a su ojete para recogerlo. Le metió los morros y siguió chupando hasta dejárselo limpito. En agradecimiento, Roman se agachó y le comió la polla corrida. Drew no podía retirar la vista de esos hermosos ojazos azules, de esa cara tan guapa y esos músculos.
Cuatro de ellos ya habían saboreado su momento de gloria, pero esa fiesta de celebración entre hombres en el vestuario todavía tenía a otros cuatro tios sin soltar la descarga y no iban a salir por la puerta hasta haber cumplido.