Buzz Hardy presume de culito apretado y enorme pollón francés | Bentley Race
Cuando Buzz Hardy se le pone de rodillas con esa pose arrebatadora, su camiseta deportiva con cordones al cuello y sin mangas, los pantaloncitos cortos vaqueros haciend destacar los muslos de sus piernas varoniles y peludas, Ben puede imaginarse perfectamente sintiendo el primer amor de verano a los pies de la Torre Eiffel. Esa carita guapa, esos ojazos, esa barbita, cada zona de su cuerpo le roba un latido.
Los latidos de enamorado se convierten en otra cosa cuando Buzz se baja los pantalones y le enseña el culito. Lo tiene suave, blanquito, con una hucha que le hace desear meterle mano y palpar la raja con un dedito para sentir el calor que desprende. Ese deseo se convierte en hambre cuando Buzz se desprende de los pantalones, le da la espalda y le muestra todo el pandero con un juguete más, un pollón bien grande y gordo que pasa entre sus piernas, forzado a descansar sobre el colchón, formando una arruga en la bolsa de sus pelotas.
El chavalito se da la vuelta. Se coge la polla con una mano y se la pela. En su cara surge un arrebato de placer, una oleada de gusto que le saca los colores. Al soltarse le rabo, el muy puto cae por su propio peso hacia su muslo izquierdo. Ben no puede resistirse, alarga la mano y se la coge sintiendo el calor y la dureza de ese pollón tan grueso y pesado.
Ahora que le tiene más cerca que nunca, Buzz se pone de rodillas y le enseña el culo. Lo tiene bien cerradito. Se mete un dedo para que Ben vea de primera mano lo apretadita que entraría una polla ahí dentro. Ben le presta un fleshjack para ver hasta dónde es capaz de rellenarlo de rabo y cuando termina, Buzz se sienta a borde de la cama soltando unos buenos escupitajos de lefa, disparando largo hacia todas partes.