Alberth Pineda machaca a pelo el culazo del guapísimo Andrea Novak con su larga polla | Tim Tales
Por la cabeza de Alberth Pineda no podía pasar otra cosa en ese momento que no fuera correrse en la boquita de ese mamón. Andrea Novak le parecía guapísimo y encima no dejaba de mirarle con esos ojazos mientras se metía su enorme polla blanca y robusta de veinte centímetros por la boca, chupándosela con mimo. Cada centímetro entraba entre sus labios como si apenas le costara tragarse una pirula así de grande.
Su culo tragaba igual que su boca, solo que estaba más apretadito, algo que volvió a poner en serios problemas a Alberth a pesar de tener a Andrea a cuatro patas y no estar mirándole a la cara. Pero Alberth dio la talla. Era el chico delgadito y muy pollón que aguantaba varios asaltos. Se acostumbró al tacto de ese ano caliente y mullidito y empezó a folar como él sabía hacerlo.
Dio la vuelta a Andrea. Ya estaba preparado para mirarlo de frente sin temor a correrse a las primeras de cambio. Ahora fue Andrea el que se quedó prendado de ese machote. Le encantaba su carita de niñato malote, su forma de follar, abriéndole de piernas, empujando su larga pollaza una y otra vez dentro de su cuerpo. Sentían tal atracción el uno por el otro, que ambos imaginaban que no iban a poder aguantar mucho más.
Alberth se sentó en el sofá dispuesto a machacársela. Andrea le siguió los pasos, se sentó a su lado y se inclinó esperando a que la leche saliera por la polla, mirándola de cerca atentamente. El duro pajeo frenó en seco, Alberth lanzó un gemido de gusto y la leche comenzó a brotar. Andrea no la dejó salir por completo. Se zampó el pollón y sintió el resto de descargas rozando su paladar, la leche saliendo entre sus labios. Apretó la polla desde la base para sacarle hasta la última gota de semen y, sonriendo, con los morros sucios y algún pegote de lefa en la barba, se acercó a Alberth para besarle con todo su esperma encima.