Vaqueros rotos bien ceñidos, una camiseta con las mangas cortas marcando unos buenos biceps, Ricky Owen conquista a las chicas levantándosela y enseñando esos abdominales bien curtidos. Eso y una encantadora sonrisa con su guapísima cara de facciones a medio camino entre occidentales y orientales y ya lo tiene todo ganado para llevarse a cualquier chavala al catre con las bragas mojadas.
Desnudo gana si cabe más enteros. El tio está fuertote y queda claro que los abdominales son tan sólo una parte de sus encantos, porque mirado de arriba a abajo no hay zona de su cuerpo que no levante pasiones. Mira atento cómo la chavala le come la polla. Sin ser exageradamente grande, sí la tiene como cualquiera podría imaginarla al ver la complexión de su cuerpo, mucho más larga y gorda que la media de cualquier tio de a pie, lo suficientemente larga para que la cabrona se amarre a ella con una mano y todavía le sobre la otra mitad del rabo para metérsela más allá de la campanilla.
Ver follar a Ricky es como observar una obra de arte con detenimiento, solo que con esta obra se te empina irremediablemente, porque el chaval zumba coños y culos de puta madre, dejándose los restos como un buen machote y sin darse cuenta de que esos abdominales marcaditos y perfectos están haciendo que más de uno se agarre la polla y se la casque como un puto mono.
El zagal es un auténtico pillín en la cama y le encanta no quedarse encasillado en una postura. La del misionero de toda la vida deja en evidencia su culazo de futbolista, uno de esos redonditos y preciosos que uno se ve obligado a desear tocar a dos manos. Sonríe mientras folla y tiene su polla bien metida dentro, haciendo que cualquier se abra de piernas ante su presencia.
El sudor que empieza a cubrir su cuerpo no hace sino resaltar su belleza masculina y tonto no es, se lo pasa pipa apretando un par de peras grandes. Tanto vicio culmina en una ingente cantidad de lefa blanca y espesa saliendo por su polla, vaciando las bolas en la cara de la piba, que sonríe de felicidad al sentir el semen calentito de ese guaperas como nata resbalando por su jeta.