Que un tio te parezca guapo o no, depende de los ojos de quien mira, pero distinguir un pollón del resto de rabos se sabe nada más mirarlo. No es por su longitud, ni siquiera por su grosor. Es más bien un conjunto de ambas cosas y lo sabes porque se te escapa una palabrota por la boca al verlo o te nace desde dentro piropearlo con un «uauuu«, porque cuando lo coges con una mano sientes que es enorme y sólo te apetece pajearlo, tocarlo, llevártelo a la boca, abrirte de piernas y no quitarle la vista de encima.
Por todas estas cosas, Calhoun Sawyer es un tio pollón y Kaleb Stryker lo sabe. En la ducha no deja de masturbársela, toda enjabonadita. Internta compararla con la suya. Sí, la suya es larga, muy larga, pero no se puede decir que sea un pollón porque le falta grosor para compararse a esa. Cuando comprende que no puede luchar contra algo así de grande, le da la espalda, pone su precioso y suave culito blanco en pompa y deja el pollón entre el valle de sus nalgas, rebozándolo por toda su rica raja.
Se impulsa hacia atrás y hacia adelante simulando que se lo folla, sintiendo el tacto de esa polla dura, grande y caliente rozándole lo más preciado. Y encima de pollón, guapo y atractivo. Calhoun parece tener todo lo que Kaleb quiere de un hombre. Mira hacia atrás, le besa y le revuelve ese pelito rubio corto, se fija en su barba y su bigote. Guapo y machote.
Está jugando a un juego muy caliente y van a quemarse. A Calhoun le basta con doblar un poquito las rodillas, inclinar la polla y entonces deja de resbalar por la raja del culo para meterse dentro de él, a pelo. Si hubiera sido cualquier otro rabo, habría entrado sin dificultades, pero al tratarse de un pollón, requería de su tiempo. El cipote ajustado, un meneo de culete de lado a lado, pequeños impulsos hacia adelante y atrás haciéndole hueco.
La iniciación en la ducha es sólo el comienzo. Kaleb se deleita la vista. Pollón porque al secarse con la toalla el mango se mece de lado a lado con movimientos lentos y pesados. Pollón porque cuando se anuda la toalla blanca a la cintura, se le marca una buena protuberancia hasta la cadera. Pollón porque cuando van a la habitación y le quita el paño, tiene la pija aún más dura y grande que antes, se la coge, apenas le cabe en la mano y siente que tiene la minga de un Dios entre las manos.
Seca parece incluso más grande, que ya es decir. A Kaleb le cuesta creer que ha tenido todo eso dentro del culo hace apenas unos instantes. Sienta a Calhoun en el borde de la cama y se la chupa empezando por los cojones para después masturbarse a dos manos. Todavía no se acostumbra a ver algo tan enorme. Acerca la cara y la compara con ella. Se la mete dentro de la boca y hace un gran esfuerzo por tragarla. No llega ni a la mitad.
Calhoun se pone de rodillas y aprisiona la cabeza de Kaleb contra el colchón y entre sus piernas dándole rabo. Kaleb planta una mano encima de la base del pollón y alucina viendo que caben otras dos manos y todavía queda hueco para una boca tragona. Se la planta encima de la jeta, sintiendo el calorcito y su peso sobre la frente, la nariz, los labios, sus huevos peludos en la barbilla.
Donde tenía la cara, pone ahora el culo, se agarra las nalgas con las manos y las estira hacia afuera dejando libre el ojete peludo. Sentir la yema de los dedos grandes de ese machote y el cipote gordo dándole de hostias en la entrada, le hace dilatar como una buena puta. Ya sólo el cipote le infla el culo. Mete y saca carne. Pasan unos minutos hasta que se acostumbra a ese gigantesco tamaño dentro de él y comienza a notar los cojones colgantes de Calhoun rebotándole en los muslos, sus abundantes y largos pelos de la polla rozándole las nalgas.
Aún así, tal y como le ocurrió a su boca, su culo traga hasta la mitad. No le importa, media polla de ese hombre y de ese calibre le satisface más que dos pollas de dos tios juntas. Le cabalga, intentando ver si dejando caer el peso de su cuerpo puede sentirla más pronfunda y más adentro. Follado bocarriba, con toda esa maza gorda penetrándole el ano, Kaleb se casca una paja y se corre como una fuente, soltando chorrazos al viento.
«Todo sobre mi cara«, le dice Kaleb todavía recuperándose de la monumental corrida que acaba de pegarse. Calhoun enseguida le saca el pollón del culo y se pajea sobre su carita guapa. Primero suelta unas gotas sobre su bigote y casi al instante un chorrazo lechoso y blanco le deja ciego y le golpea la sien echándole gomina en el pelo. Otro directo a la ceja y el mismo ojo. Kaleb sonríe con la cara bañada en lefa y el semen colgándole por las pestañas. Pollón porque va cargado de leche y porque cuando se la suelta le cuelga como una tercera pata.