Tim Kruger domina a pelo el culazo tragón del guaperas Priam Bigspoon | Tim Tales
La cara de Priam Bigspoon lo decía todo a medida que digería cada centímetro de la mastodóntica pollaza de veinticinco centímetros de Tim Kruger. Los ojos abiertos como platos y gestos de un gusto irresistible contra los que no podía luchar. Aquello no era una follada normal, era un masaje anal en toda regla, como si le estuvieran enchufando un puto brazo hasta el codo por el culo.
Su ojete era tan tragón como su boca. Le metió una buena mamada al pelirrojo comiéndole toda la polla a la contra, para que le entrara mejor por la garganta. Pocos hombres eran capaces de rellenarle esa boquita, con toda la barra bien gruesa penetrando entre sus labios e internándose más allá de la campanilla. Un bocado y casi hasta las mismísimas pelotas, notando cómo se le cortaba la respiración y la cara se le ponía roja.
Podía parecer casi una penitencia, pero para Priam era un orgullo. Necesitaba jalarse de esa forma las pollazas que le molaban para sentirse satisfecho. No retiraba el rabo de entre los labios ni para tomar aire. Se tiró bocarriba sobre el colchón y se abrió de piernas dispuesto a recibir su merecido, pero Tim retrasó un poco más ese momento tan especial.
Por algún motivo le hacía gracia la cara del chaval, guaperas y muy expresivo. Agarró sus dos pies con las manos y puso las plantas mirando hacia su pene, lo apresó con ellas y las usó para masturbarse. La longitud de la polla era tan larga como la de los pies. Después de un buen pajeo, se la metió sin condón e hizo suyo ese culito tan rico, culeándolo y dominándolo con su enorme polla antes de dejarle los morritos sucios.