Lucio Davoli y Tim Kruger hacen un trío con el musculoso Nik Fros poniéndole a comer rabo y follándoselo sin condones | Tim Tales
Nik Fros 3 some
Aparte de los tiarrones musculosos y fornidos como él, a Nik Fros le molaban los chicos delgaditos que en la cama le sorprendían con una buena butifarra. La de Tim Kruger ya se la conocía, pues había sido el hombre con el honor de desflorar su estupendo culazo, pero la del brasileño Lucio Davoli prometía ser toda una sorpresa. Tim le pidió confiar en él y no le defraudó.
Mientras Lucio se sacaba la verga bien larga y gorda, veintitrés centímetros de salchichón y Nik se quedaba atónito, Tim sonreía de placer. Le gustaba contentar a sus amigos y, una vez se hubiera repuesto de esa agradable sorpresa, ahora tocaba darse al vicio, disfrutar como un cerdo de esos dos gigantescos pollones en su boca y en su culo.
Para Nik era su primer trío. Aprendió rápido que las órdenes no iban de la mano con las palabras, que todo se forjaba a través de los gestos y actitudes, que si dos tiarrones con unas buenas porras se ponían de pie y uno de ellos te tocaba en el hombro y lo empujaba hacia abajo, significaba que tenías que ponerte de rodillas y hartarte de rabo hasta quedarte sin aliento.
Esas dos pijas eran jodidamente enormes y le rellenaban la boca como bestias. Al momento ya le tenían tumbado bocarriba, Lucio penetrándole el ano sin condón, perforándole con todo ese falo. Nik elevó la cabeza para ver cómo el pollón se hundía cada vez más en su cuerpo, impresionado por lo tragón que era y él sin saberlo. Al rendirse de placer y echar la cabeza hacia atrás, Tim se la cogió con cariño y le folló la boquita.
Si le dolía un poco cuando se la metían de nuevo, tenía dónde calmar su rabia, agarrándose a una poderosa mancuerna caliente o metiéndosela dentro de la boca. Esos dos tios le tenían los dos agujeros bien repletos. Tras un buen rato en que uno le daba por detrás y el otro le ponía a comer rabo, se divirtieron con él abriéndole de piernas y turnándose para joderle el trasero a base de pollazos, con todas esas estacas hasta el fondo, estampando las pelotas en la raja de su culo. Luego se aprovecharon de él corriéndose en su agujero y deslizando sus pirulas gordas impregnadas de semen hacia el interior.