Rodrigo El Santo y Alexander Rajesh se meten las pirulas el uno al otro y sin condones en la sauna del gym | Latin Leche
A Steamy Sauna for a Steamy Man
Menudo cuerpazo, es lo que pensó Rodrigo El Santo al ver el torso musculadito de Alexander Rajesh cuando este entró en la sauna. Guaperas, con el pelo cortito y una línea rapada, estaba de muy buen ver. No solía mantener conversaciones íntimas, pero con ese chico terminó abriéndose. Acababa de hacer otra pausa con su chica en la relación y ahora estaba super caliente sin posibilidad de meterla.
«Bueno, me tienes aquí para lo que necesites«, le dijo Alexander. Rodri no sabía si era una de esas frases que se dicen para empatizar o si lo decía en serio. Por intentarlo no iba a pasar nada. Alargó el brazo y le rozó la mano. Buena señal que se la dejara coger sin apartarla, que se la dejara conducir hacia su entrepierna. El chaval sí parecía dispuesto a hacer esa frase cierta, lo supo desde el mismo momento en que le tocó la cola y se la zarandeó ya con la toalla quitada para comprobar lo larga que la tenía.
Estaba claro que a ese tio le gustaban las pollas, porque un hombre no se tira tanto tiempo tocando un rabo a otro si hubiera sido para hacer la coña. «¿Quieres chupármela?«, le preguntó para dar el siguiente paso. Entonces Alex se sentó a su lado, se quitó la toalla mientras se inclinaba para metérsela en la boca y el que se quedó sorprendido fue Rodri.
Joder, y decía que la de Rodri era grande, para grande la suya. Menudo pollón tenía el colega, largo, bien grueso y con un par de pelotas que le colgaban tanto que le descansaron sobre la toalla y el asiento de la sauna. Cargaditas de leche. Qué más podía pedir Rodri en ese momento. Relax, un chico cachas y guapo, bien dotado, comiéndole toda la verga.
Resultó ser todo un tragón. Mira que Rodri la tenía bien larga, pues Alex fue capaz de colársela hasta el fondo y besarle las pelotas. Por un momento pensó que con ese tio podía haber una relación más allá que la de ayudarle en una simple necesidad, así que le besó para comprobar si podían ser algo más que amigos recién conocidos. Sin dudarlo se inclinó y le devolvió la mamada.
Pedazo de barra tenía el chaval. Rodri no podía dejar aparte esas pelotazas, plantó la mano por debajo de ellas y las palmeó para ver cómo se movían. Se pasaron un buen rato intercambiando pajas y mamadas hasta que a Rodri le apeteció ir más allá. Con la boca llena de babas después de comerle la polla, Rodri miró a Alex y antes de girarse sin esperar una respuesta, obligó a Alex a que se lo follara.
Sin condón, sin más lubricante que su propia saliva, Alex se las apañó para preparar el terreno. Un lametón en la mano lubricando su pene, luego lo mismo llevando la mano a la raja del culo de Rodri para mojarlo. Le hizo unos dedos para ver cuán apretado se estaba ahí dentro, le enfundó el rabo por detrás y empezó a darle por culo a pelo.
Así se hacían amigos en el gym. Alex tomó asiento y Rodri fue tras él sentándose sobre sus piernas, dándole la espalda y saltando con la pedazo polla larga y gorda de ese cabrón clavada en el culo. Que estuviera tan bien dotado no quitaba que a Alex también le gustara que le dieran por detrás. Le chupó la polla a Rori para dejarla preparada y le devolvió la sentadilla.
Eso sí, sus saltos fueron algo más complicados y toda una delicia para la vista, porque la tenía tan larga, grande y pesada que cada vez que saltaba eso era un espectáculo, con el cilindro haciendo aspavientos entre las piernas, chocando contra sus muslos y loos de Rodri, rebotando hacia arriba y hacia abajo en una danza hipnotizante de la hostia.
Madre mía, lo que le gustaba que le dieran. Se echó hacia atrás y se dejó querer en brazos de Rodri, que miró hacia abajo y vio también esas pelotas rebotando. No se iba a quedar con las ganas. Le hizo darse la vuelta y seguir cabalgando pero esta vez mirándose frente a frente. Ver esa cara guapa, ese torso y sentir el roce, el golpeteo de esa polla caliente y esos huevazos sobre la barriga tenía que ser espectacular. Y vaya si lo fue.
Podía haber elegido muchas formas de correrse y la cara de ese chaval hubiera sido una muy buena opción, pero Rodri, que era un tio fetichista, pidió a Alex que le comiera el culo mientras él se hacía una paja. Y así, con la cabeza de Alex entre sus piernas, su lengua buscando el agujero de entrada de su ano, fue como Rodri soltó la leche sobre el suelo de la sauna.
Rodri todavía tenía la polla dura después de correrse, con la leche inundando la raja de su cipote. Al darse la vuelta, Alex se la vio y le apeteció metérsela en la boca. Le apuró el rabo degustando su semen. Rodri le pidió que ahora fuera él el que le entregara su leche. Alex asintió y se dejó chupar la polla una vez más. Rodri puso su cara guapa al servicio del chaval, respirándole cerca de las pelotas, besándoselas mientras Alex se cascaba una paja.
Todo lo demás lo hizo la naturaleza. Las palabras mágicas que salieron por la boca de Rodri, «dámela«, fueron el detonante que hinchó la polla al colega, plantó el cipote en la lengua de Rodri y se lo entregó todo. Un montón de leche bañando su puta bocaza, chorreando entre sus labios, colgando y cayendo al suelo. Un puto gustazo. Rodri también se la chupó degustando su lefa. Joder, qué bueno, ni siquiera se acordó de su novia. Sin duda pensaba volver a repetir con un chico, porque esas cosas sólo te las podía ofrecer otro hombre.