Los guapísimos Jaxon Valor y Ryder Flynn se follan sus tremendos y apetecibles culazos marcándose un flip-fuck sin condones | Randy Blue
El hombre más guapo de Chicago. De esa forma era a la que Jaxon Valor le gustaba describir a Ryder Flynn, el tio con el que se mensajeaba desde hacía días. Una cara guapísima, ojos azules de príncipe, nariz achatada, pelo entrecano y una sonrisa que te quitaba cualquier pena y alegraba los corazones. Cuando se conocieron en persona, los nervios estaban a flor de piel tanto como la tensión sexual entre ambos. Les bastó una décima de segundo para saber que se molaban.
Unos besos en el sofá, manos que tocaban cosas que no debían pero que se dejaban tocar, probando la mercancía. Una ducha admirando sus cuerpos desnudos, musculosos, con buenos rabos. El primero en salir del baño al dormitorio fue Ryder. Cuando Jaxon salió tras él, se lo encontró tendido bocabajo sobre la cama, con las piernas ligeramente abiertas. Jaxon se juró a sí mismo que jamás había visto un culo tan bonito en su puta vida.
Blanquito, redondo, suave, como el de un futbolista. Y a él le gustaban mucho los culos de futbolista. La polla se le puso tiesa al momento, se abalanzó encima de él sumergiendo el rabo duro entre sus muslos y sin manos encontró el agujero de su culo, se la metió sin condón y empezó a regalarle amor. No sabía si aguantaría ni el primer asalto, porque entre esa cara guapa que se giraba para mirarlo y el culazo que no paraba de rebotar, se estaba volviendo loquito con ese tio.
Aprendió a disfrutarlo, a medir los tiempos a pesar de que fueron muchas las veces que deseó preñarlo. Le dio por culo y luego se dieron a un sesenta y nueve comiendose los rabos. Después de eso fue Ryder quien tomó la iniciativa. Se puso de rodillas delante de Jaxon, con fuerza le agarró el muslo, le levantó la pierna, le dejó el culete peludito abierto y empezó a follárselo a pelo.
Cuántas veces había deseado Jaxon tener a un tio así de guapo encima de él, follándoselo, con esa cara tan guapa, sonriéndolo. Así era fácil abrirse, dejar entrar, dejarse querer. Ryder era tan bueno dando culo como regalando rabo. El tio sabía manejarse. Empleó la mano libre con la que no se estaba apoyando en el colchón para agarrarle la pija a Jaxon y masturbarlo. Se turnaron para follarse el uno al otro, cada vez con más ganas, con más fuerza, queriéndose más cada vez que cambiaban de posiciones, hasta que Jaxon inició un camino de no retorno cuando sacó la polla a tiempo para correrse encima del culito de Ryder y dejárselo lleno de leche.