Greg Dixxon, Kit Corrigan y Jarrod James se follan sin condones y se dejan unas buenas preñadas sobre la cama | Raging Stallion X Men At Play
Executive Order: Episode 3
¿Era necesario que el simulacro de robo fuera tan realista y a la fuerza? Kit Corrigan sabía que iban a hacerlo antes de llegar él a casa para comprobar que las alarmas funcionaran correctamente, unas alarmas que claramente fallaron, porque Jarrod James y Greg Dixxon ya estaban dentro de la cocina campando a sus anchas, con las bandanas puestas en la cara para ser irreconocibles.
Pero que le forzaran a sentarse en la silla, le metieran la corbata por la boca por si se le ocurría gritar y ya encima que le bajaran pantalones, calzoncillos y se pusieran a comerle la minga a dos bocas, eso le parecía ya demasiado. ¿Acaso no sería un robo real? Fuera simulacro o no, ya la tenía dura y le estaban poniendo cachondo esos dos ahí abajo de rodillas, que mientras uno sacaba la lengua y le relamía el rabo, miraba al otro como para darle envidia, o puede que para calentarle.
Si eran ladrones de verdad, aparte de ser muy cariñosos, eran unos cerdos. Después de ir pasándose el testigo, acabaron frente a frente con la polla en medio, relamiéndola, chupándola, mirándola y mirándose fijamente, besándose con el rabo tieso entre sus bocas. Le sacaron la corbata de la boca con una condición: no pedir ayuda. De rodillas entre los dos, se bajaron los calzones y le dieron de comer rabo.
Greg la tenía larga y grande y estaba todo cachas el cabrón. Menudos pectorales lucía con la chaqueta abierta. En cuanto Kit se la metió en la boca y empezó a restregarla entre sus labios, el tiarrón empezó a gemir como si fuera la primera vez que le chuparan el rabo. Algo duro y caliente se estaba frotando contra el hombro de Kit, por encima de su camisa azul. Jarrod le hizo girarse para recibir una mamada.
Este tenía una polla más manejable, lo que invitaba a tragársela entera hasta los huevos. Kit se arriesgó tanto que le sobrevino una arcada con tos y terminó soltando las babas espumosas encima de los pelos de la base del rabo y las pelotas de ese mamón. Y peludo era un rato. Jarrod se dio la vuelta y donde antes estaba su polla ahora estaba su grandioso culo, uno grande, de nalgas redondas e impactantes ante las que Kit no pudo hacer otra cosa que meter los morros en la raja y perderse.
No había visto un culazo igual en mucho tiempo, uno de esos que entraban ganas de empotrarlo hasta dejarse la vida. Entusiasmado, agarró las cachas con las manos y lo abrió para descubrir una preciosa raja peludita, un ojete rosáceo y delicioso que escupió y forzó metiéndole la lengua sin parar. De comer culos iba la cosa. Se lo llevaron a la habitación, lo tumbaron en su propia cama, Greg se arrodilló al borde, le abrió de piernas y empezó a acicalarle el ojete.
No fue lo único que hizo. Jugó con él. La corbata, la misma que antes había estado en su boca, ahora estaba entrando por el culo. Greg la conducía a través de su esfínter presionando con un dedo para hundirla dentro. Cada dedeo un gemido y luego quedó la mejor parte, cuando la estaba sacando bien mojada y ese gustito que le daba al sentir un objeto extraño rozando contra las paredes de su ano.
Sin duda ese veterano follador sabía cómo hacérselo a un tio y lo siguiente que iba a entrar por el culo de Kit iba a ser una buena polla. Greg se subió a la cama, empujó los muslos de Kit hacia abajo para mantenerlo bien abierto de piernas y empezó a frotar su pene contra la raja del culo, sobándole las pelotas, obligando a Kit a responder a su pregunta, a una que le rogaba que le dijera lo mucho que la quería dentro.
Co el rabo de Jarrod en la cara, fue fácil decirle que sí, que la quería. Greg le obligó a decir «sí, señor«, como si estuvieran en el servicio militar y aquello fuera una orden. Toma polla. Nada que ver con la suavidad y delicadeza de la corbata, eso era mucho más grande y estaba duro, el pollón deslizándose poco a poco por au abertura, completamente a pelo.
Dolía pero daba gustito, cada vez más gusto que dolor, hasta que Greg lo intuyó y supo cuándo empezar a follárselo a toda mecha, penetrando ese culazo sin condón. Por suerte Kit podía calmar su ansia con el rabo de Jarrod, adorándolo entre sus labios, con sus pelotas rozándole la frente y la nariz. Uno por delante y el otro por detrás, los dos viciándose con el cuerpazo varonil y peludo de un tio bien guaperas.
Después de Greg, se lo folló Jarrod, no antes de sentarse sobre su cara para que le comiera todo el culo otra vez. Y es que Kit ya podía intuir por dónde irían los tiros en esa velada imprevista. Jarrod no tardó en ponerse a cuatro en la cama. La visión de ese cuerpazo en postura de perrito, con ese poderoso culazo en pompa, era una obra divina. Kit, de nuevo con una sonrisa de entusiasmo en su cara, se escupió en la mano, se embadurnó la polla de saliva y la hundió dentro del culo de ese macho.
Madre mía. Kit miró hacia abajo y al ver esas nalgas meciéndose con cada uno de sus pollazos, a punto estuvo de preñarle en cuestión de segundos. Encima Jarrod no paraba de decir entre gemidos que se lo follara, con lo que le gustaba que le dijeran guarradas mientras lo hacía. Greg se dedicó a mirar a uno y a otro sonriéndoles, dando su aprobación a lo que estaban haciendo.
No fue solo uno el número de culos que Kit se folló, sino dos. Al ver que Jarrod se lo estaba pasando tan bien después de varios minutos de follada, Greg se preguntó qué magia tendría la varita de Kit como para dar tanto gusto. Retiró a Jarrod y se puso en su lugar a cuatro patas. Nada más sintió que Kit se la clavaba a pelo, supo por qué le estaba gustando tanto.
Y no tenía que ver solo con su tranca, sino también con el hecho de mirar hcia atrás y ver que el que te lo está haciendo es un tio guapísimo, con barbita, buen torso, peludo. Puertas abiertas para tios así de buenorros. Cosas que ayudaban a entenderse mejor entre colegas, cuando ambos vivían las mismas experiencias.
Hasta ese momento esos dos habían llevado las riendas, pero a Kit se le ocurrió una maldad insana. Fue su primera propuesta y fue bien aceptada. Los tres casi habían hecho todas las combinaciones posibles poniendo culo y dando rabo, así que animó a Jarrod a hacer posible una que todavía no había sucedido, que fuera él quien se follara a su compañero de robos.
Ahora era Kit el que tenía la sartén por el mango. Era su casa, eran sus órdenes. Entre Jarrod y él le reventaron el culo a Greg por turnos y sin condones. Cuando Jarrod era el que se lo estaba follando, Kit se le ponía detrás, le comía la oreja y ayudaba a la penetración empujando el irresistible culazo de Jarrod. Cuando vio que Jarrod follaba a tal velocidad que estaba a punto de correrse, volvió a empujarle del culo para que no pudiera escapar del interior de Greg.
El resultado fue que Greg recibió una preñada. Nada más sacar la polla, por el ojete salió un buen chorrazo de crema que mojó las sábanas. Los segundos posteriores fueron una puta delicia para Kit. Ver cómo Greg negaba con la cabeza como diciendo «qué me has hecho, cabrón«, a Jarrod entre arrepentido y a la vez orgulloso de esa puta guarrada.
Bueno, ya que estaban en plena faena y no se podía dar marcha atrás… Kit la metió dentro del culo de Greg una vez más aprovechando ese nuevo lubricante, el mejor, y volvió a follárselo. Y por qué no, penetró y penetró hasta que le entró el gustillo y entonces no paró, tampoco la sacó y le metió una segunda preñada. Otra vez ese ojete latiendo, expulsando semen a chorro, mojando de nuevo las sábanas.
Ya sólo quedaba un tio por correrse en esa habitación. Greg se tumbó bocarriba. Jarrod le dio de comer rabo y Kit se quedó dedeándole el ojete, acertando de pleno donde más le gustaba a Greg, porque armó un buen escándalo dando espasmos sobre la cama hasta que acabó sacándose todo el calcio de los huevos. El simulacro resultó ser un robo de los buenos. Kit, que hacía casi una hora solo pensaba en echarse una buena siesta, ahora estaba con dos maromos el la cama, corrido, sudado, con la camisa totalmente empapada en sudor. Cosas que sólo les pasan a los hombres, pero no a unos cualesquiera, sino a aquellos que en el fondo son unos buenos cerdos.
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