Mario Galeno infla a pollazos y sin condón el tremendo culazo de Igor Lucios | Tim Tales
Qué forma de mover el culo, qué grande y gorda la tenía Mario Galeno y lo bien que sabía moverse en la cama. Igor Lucios estaba abierto de piernas gozándosela hasta las bolas, porque ese tio no paraba de zumbárselo y de disfrutar de su precioso culazo, tan follable, penetrándole de principio a fin con su formidable pene y sin protección.
La comida de polla no fue menos memorable que la follada que vino después. Ese cabrón le agarró la cabeza a dos manos como si fuera una pelota y la impulsó hacia su entrepierna con el rabo bien encajado dentro de la boca. Igor acabó haciendo sonidos que no había escuchado antes de sí mismo, ahogado por un gordisimo pollón que dejó encharcado de babas.
Todos los hombres disfrutaban haciéndole el amor y no era para menos, porque la sonrisa de Igor ya incitaba a cometer locuras, pero su cuerpecito musculado y la visión de su culo abierto de piernas para recibir a un hombre dentro de él, eran todo un espectáculo en sí mismo. A Mario se le fueron las piernas solas detrás del chaval al verlo en esa postura y meterla dentro del hueco de su pandero, tan blandito y tan apretado, fue una locura insana.
A cuatro patas estaba igual de rico, con ese culazo pomposo de futbolista sobresaliendo. Le dio por la retaguardia tapándole la boca con una mano para que no gimiera en alto y despertara a los vecinos, haciéndole suyo. Mario no sabía cuánto tiempo iba a resistir así, sacando y metiendo su pollaza enterita de veintidós centímetros. Fue un alivio poder descargarse encima de esa carita guapa y sonriente con la lengua por fuera, dibujándole de blanco los morritos con todo su semen.