Oliver Hunt cabalga a pelo sobre Shy Montana | Lucas Entertainment
Bareback Auditions 21: Thoroughly Bred
La carita de Oliver Hunt destilaba felicidad por todos sus poros. La idea de retozar en la cama con ese tiarrón negrazo que tenía enfrente le ponía perraco. Shy Montana era enorme, fuerte, musculoso, le sacaba una cabeza. Se acercó, le dio un puñetazo en el pectoral y descubrió que el tio estaba hecho de acero, pero que era de carne y hueso como los demás y necesitaba un culito como el suyo para satisfacer sus necesidades. Shy le cogió en brazos sin mayor problema y se lo llevó a la camita para hacer guarradas juntos.
El miedo a que la tuviera tan grande como pensaba y que no le entrara por el culo, desapareció en cuanto le vio el rabo. Lo tenía grande, pero no tan exagerada como su calenturienta menta había pensado. No obstante no se le podía achacar que pensara de esa manera, si a lo que estaba acostumbrado era a ver a tios como él de color con unos trabucos que les colgaban hasta las rodillas.
Le alegró comprobar que se le podía meter hasta el fondo de la garganta. Abrise de piernas para ese fornido macho fue todo un placer. Sentir el calor de sus manos fuertes apresándole por los tobillos, admirar su torso atlético contoneándose, marcando abdominales mientras se la metía a pelo, cuando se inclinaba hacia él y podía ver su atractiva cara, sus ojos fijos en él, brindándole un buen trozo de su amor.
Tras dejarse hacer, Oliver tomó las riendas. A pequeño cabronazo no le ganaba nadie el pulso. Se cabalgó a ese tiarrón demostrándole que en horizontal en la cama nadie le ganaba en altura. Menudo gustazo le dio pajear la polla de ese cabrón con el culo, poniéndole contra las cuerdas. Al principio vio en Shy el rostro de la felicidad absoluta, pero después su cara demudó en un gesto por intentar controlar no correrse. Tener a un tio así excitaba a Oliver. Le gustaba llevar a los hombres al límite, descubrir hasta dónde podían aguantar, que si se dejaban llevar le llenaran el culito de leche.