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Rodri y Jonas Matt se meten un flip-fuck sin condones con Felipe escuchando al otro lado de la pared | Latin Leche

The Walls Are Thin

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La visita de su sobrino Felipe a Buenos Aires para hacer unos trámites para sus estudios, alegró a Jonas Matt. Estaba deseando que el chico disfrutara de la ciudad, que saliera y se divirtiera. Los dos siempre habían sido más amigos que tio y sobrino, pero al final era su sobrino y se sentía en la necesidad de cuidarlo. Estaba deseando presentarle a su novio Rodri, pero también temía que el chaval pudiera escandalizarse.

Rodri, además de estar buenísimo, era muy abierto. El tipo de preguntas que solía hacer en una reunión informal entre amigos e incluso con desconocidos, eran de tipo sexual y no se cortaba a la hora de contar intimidades. A Jonas se le puso la cara roja como un tomate y tuvo que llamarle varias veces la atención cuando delante de su sobrino soltó que a veces él se lo follaba y otras se lo follaba Jonas a él.

Felipe, que en ese momento estaba bebiendo un trago, casi se atragantó. No eran necesarios esos detalles de su vida íntima. Ya era tarde. Se fueron todos a la cama. Rodri y Jonas tenían sexo todos los días, casi a todas horas, pillara donde pillara. Era mirarse a los ojos, sentir la llamada de la pasión y acabar desnudos cubriéndose el uno al otro por el piso como dos enamorados. Puro fuego había entre los dos. Rodri quería tema como siempre, pero Jonas le recordó que ahora tenían en casa a un invitado y que las paredes eran muy finas, se iba a escuchar cada gemido y el movimiento de la cama.

Le daba vergüenza que su sobrino pudiera llegar a imaginarle en esa situación íntima. Rodri le recordó que ese chaval al que creía un niño, era ya todo un hombrecirto, que no era virgen y que ya había entrado de lleno en el mundo adulto como para imaginar que tras la puerta cerrada del dormitorio de una pareja, ocurrían ciertas cosas de mayores.

Qué cabrón, cómo se las apañaba siempre para hacerle entrar en razón y que acabaran follando. Fue sentir su cara cerca, su respiración, la mano caliente sobre su cuerpo, ver su torso desnudo y se le infló la polla. Intentó hacer el menor ruido posible, recordando que su sobrino todavía estaría desvelado al otro lado de la pared intentando conciliar el sueño en una cama que no era la suya.

Besando todo su cuerpo, desde el cuello hasta la entrepierna, Rodri acabó enla bragueta, bajando la goma de los calzones hacia abajo y descubriendo la hermosa polla gordita de su chico, todavía morcillona. Se la metió dentro de la boca y la hizo crecer a mamadas hasta que se la dejó bien dura. Jonas le devolvió el favor jalándose su verga. Rodri la tenía más larga que él y lo que disfrutaba chupándosela, llenándose la boca con ese pollote macizo, no era ni medio normal.

A menudo apoyaba la cara en su vientre, se la metía dentro de la boca y se la debaja ahí un buen rato, succionando, degustando como un glotón. Rodri volvió a la carga mamando rabo, pero esta vez poniendo la pierna derecha de Jonas sobre su hombro, abriéndole un poquito el culo, señal de que estaba deseando follárselo.

Hicieron un sesenta y nueve. Rodri encima de él, mertiendo toda su tranca dentro de su boca, ahogándole. Por mucho que intentara no hacer ciertos ruidos, con ese cabrón encima no le quedaba otro remedio. Tenía los huevos de Rodri acariciándole las napias, los pelos de sus cojones rozándole el bigote, la polla encajada hasta el fondo de la garganta.

Se puso a cuatro patas en la cama y le ofreció su culito. Blanco, redondito, suave. El hambre de Rodri era voraz. Le metió los morros en toda la raja y dispuso de él como si fuera un culito virgen. Esa polla dura penetrando su ano era una sensación a la que Jonas no terminaba de acostumbrarse, le gustaba siempre tanto como la primera vez por mucho que ya fueran pareja y lo hicieran todos los días.

Normalmente le hubiera dicho en alto lo mucho que le gustaba su rabo, pero ahora debía contenerse por el chaval que había al otro lado, ser cauto. Se conformó con expresar su amor gimiendo en bajito. A Rodri le encantaba mirarse en el espejo mientras se follaba un buen culazo, ver su cuerpazo de machote varonil y peludo en plena acción, como si estuviera mirando a otro pero sabiendo que era él.

Ese rasgo de narcisismo le ponía cachondo, poque quería y porque podía, porque estaba buenísimo. Con ese torso de pelo en pecho y atlético y esa cara guapa y atractiva, podía tener a cualquier tio a sus pies. Además de buen empotrador era buen amante. Cuidaba cada detalle abalanzándose encima, besando el cuello, comiendo la oreja. Eso le ponía a Jonas el vello de punta y la polla muy tiesa, tan tiesa como en ese momento, que su rabo durísimo no paraba de menearse entre su vientre y las sábanas al ritmo que Rodri marcaba por detrás.

Ya estaba Jonas de nuevo de bruces besando las sábanas, como siempre acababa cuando Rodri se le ponía encima y le daba duro por detrás. Le encantaba sentirse apresado por un hombre así, con su polla dentro del culo, sin condón, y ver las manos apoyadas a cada lado, impidiendo que escapara, bien follado. Sentarse sobre su polla dura y cabalgarle era un momento bien satisfactorio. Observar su cara de vicio mientras la verga se iba metiendo dentro del agujero bien apretada.

Sentirse al mando, ser ahora él el que controlaba la situación, atraparle sin salida. Porque tenía buen aguante, pero algún día que había llegado muy cachondo, esa postura había ocasionado más de una preñada por gusto. De cualquier forma era un riesgo que a Jonas le apetecía correr, el momento más íntimo entre los dos, en el que podían mirarse a los ojos y expresar sin palabras todo el gustazo que estaban sintiendo.

Ese día Rodri estaba juguetón, más de la cuenta. Jonas pensó si la presencia al otro lado de la pared de su sobrino Felipe tendría algo que ver con ello. Seguro que Rodri estaba deseando hacer un trío con los dos, podía leérselo en esa mente tan calenturienta que tenía, siempre pensando en el sexo. Jonas nunca había visto a su sobrino desnudo, ni siquiera le había mirado la pija mientras meaban. Tuvo que reconocer que la idea de follarse tio y sobrino a su novio le puso muy cachondo por el puto morbo que daba.

A Rodri se le abrió el apetito de polla y se comió la de su novio de lujo. Al sacarla de su boca, toda llena de babas, la cilimbreó admirando el tamaño del pollón gordito y grande, se puso de lado dando la espalda a Jonas y le dijo claramente que se lo follara. Jonas tomó su muslo izquierdo con una mano, se lo levantó, se escupió en los dedos de la mano, los frotó contra el agujero del culo de Rodri y de un caderazo le metió a pelo toda su polla gorda.

Menudo gemido de satisfacción salió por su boca al sentir todo ese armamento cargando contra su culo y rellenándole por dentro. Hasta los huevos se la metió una y otra vez. La vena de empotrador de Jonas salió a relucir y acabó encima de Rodri, abrazándole por detrás, con el torso bien pegado a su espalda, cubriéndole el culo de macho ese que tenía.

Sus gemidos ya no se reprimían. Le chistó y le tapó la boca, pero seguramente ya fuera tarde. Acabaron a pajas sobre la cama. Cuando Rodri incrementó el ritmo, Jonas acercó la boca a su rabo y se llevó regalito. Unas lindezas de leche se colaron en su boca y le decoraron la comisura de los labios. A Jonas no le ganaba nadie a cerdaco. Le encantaba probar la leche de su chico. Con la boca llena de lefa, le dio la espalda, se sentó sobre sus piernas y le dijo a Rodri que le follara el culo con toda esa leche encima del rabo.

Caliente, resbaladiza, sabiendo que por el interior de su ojete se regodeaba un rabo recién corrido, soltando sus últimas gotas, Jonas se arreó un pajote corriéndose encima de las sábanas. Gimió alto, esta vez sin importarle si su sobrino le estaba escuchando, como si quisiera que les escuchara. Quizá quería eso, imaginarle masturbándose escuchándoles follar. Rodri le expresó con palabras lo que él estaba pensando. Siempre tan directo. Los dos coincidieron. deseaban que el chaval se la hubiera meneado bien esa noche.

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