Nico Coopa se come los pollones de los chulazos de la mudanza Jayden Marcos y Kane Fox y se deja follar a pelo | Next Door

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Todo en orden o casi todo. Nico Coopa ya había empaquetado casi todas las cosas. Objetos de la cocina, libros y pelis. Sólo le faltaba la ropa del perchero. Había sido un día movidito para que ahora llegara el chulito de la mudanza a hacerse el listillo. Cuando le preguntó si eran los chicos de la mudanza, con aires de chulería Jayden Marcos miró a su compañero Kane Fox, se agarró la solapa del mono de trabajo mirando el logo de la empresa, como dando por hecho que la pregunta no tenía sentido, pues era una obviedad que estaban allí para eso y respondió a Nico.

En ese momento no supo si quería darle una colleja o follárselo de lo bueno que estaba el cabrón. Respiró hondo y empezó a decirles lo que tenían que llevarse. Era un poquito raros. Cuando les dio indicaciones, Jayden le preguntó si estaba seguro de que era eso lo que quería. Pues claro que estaba seguro, era su puta mudanza. Por fin hicieron su trabajo, pero Nico sospechó que esos dos no estaban muy acostumbrados a cargar peso, porque tras llevarse unas cuantas cajas, aparecieron por la puerta sin la parte superior del mono, con las camisetas de tirantes blancas.

Les ofreció algo de agua. Pasó una botella a Jayden que, después de beber, se echó el agua por encima y luego se la echó al compañero. Joder qué ricos estaban. Sus caras guapísimas, bañados en sudor, con esas camisetas que dejaban lucir sus musculazos. Al jefe se le rompió el pantalón por detrás. Tardarían en volver. Nico miró por última vez la habitación. Por qué no recordar viejos tiempos, esas pajas en la silla y más ahora que tenía unas ganas tremendas después de haber visto a esos chulazos semi desnudos. Se desnudó, se sentó en su silla preferida y se hizo una gayola.

Los chicos llegaron antes de tiempo y se lo encontraron de pajas. Nico supo cómo manejar la situación. Se acercó a ellos y les ofreció pagarles el doble. Sabía que una mudanza era mucho esfuerzo para tan poco dinero y además de eso estaba el rato de diversión que podrían pasar entre los tres. Besó a Jayden, luego a Kane. Todavía dudaban. Se agachó y plantó cada mano en uno de sus paquetes. Se quedaron bizcos y gimieron de gustito. Kane miró a su jefe y le dijo que lo hicieran.

Les invitó a sacarse las pollas para comérselas. Kane se la sacó primero con rapidez. La tenía larga y con unos buenos huevazos. Jayden también la tenía larga pero encima su rabo era descomunal y bien grueso. Le encantó escuchar sus gemidos mientras se tragaba sus pirulas hasta las bolas. Seguro que no estaban acostumbrados, sobre todo Jayden con ese tamaño de verga.

Consciente de lo que podía llegar a hacer un tio cuando le estaban comiendo la polla, Nico les agarró las dos, se las masturbó y les propuso que se besaran. Quería verlo, jugar con ellos. Kane y Jayden se miraron. Cruzar ese límite no tendría marcha atrás. Lo hicieron, juntaron sus labios y les gustó. A cambio, Nico les regaló otra mamadita de garganta profunda. Joder qué rica estaba la de Jayden y cómo le gustaba ver cómo cilimbreaba toda durita al sacársela de la boca.

Llegó un momento que ya no le cabía de lo grande que se estaba poniendo. Era cuestión de tiempo que esos dos empezaran a sacar su lado animal. De momento Jayden se rasgó la camiseta, agarró la cabeza de Nico por detrás y le folló la boquita. Habían dejado deser dos chavales que se dejaban chupar los rabos. Ahora tenían ganas de fiesta. Le besaron. Nico se levantó para enseñarles a los dos su erección. La tenía larguísima, como una puta lanza.

Ahora le tocaba a él. Con una sonrisa en sus rostros, Jayden y Kane se agacharon y se la comieron a pachas. Ver a esos dos guaperas de rodillas chupándosela no tenía precio. Su rabo entrando ahora por una boquita, ahora por otra, el jefazo con la gorrita puesta y la visera hacia atrás sacando la lengua, recogiéndole los huevos y succionándoselos. Esos dos le habían cogido el gustito a eso de morrearse y Nico aprovechó para interrumpir metiéndoles la polla entre medias de sus labios juntos para que se besaran con sabor a rabo.

Claro que no, las mudanzas no tenían por qué ser una pesadilla, a vecez podían convertirse en una celebración. Seguro que dos chicos guapos y fuertes estarían necesitados de meter el rabo en un buen agujero después de un duro día de trabajo. Nico se puso de rodillas en el borde de la cama y se abrió de piernas para ellos. Su irresistible culazo blanco y suave, su raja abierta de par en par, un agujero que llamaba a gritos. Los chavales siguieron besándose detrás de su pandero. Luego sintió la humedad y la calidez de la lengua de Jayden metiéndose por su apretado agujerito, a Kane pasándole la polla entre las piernas, exprimiéndosela como si fuera la ubre de una vaca y deleitándose con el movimiento de sus pelotas colgantes.

El ojete cada vez más empapado. No paraban de besarse, de hacerle virguerías con sus lenguas, de magrearle las pelotas. Giró la cabeza. Les vio mirarse, chuparse los dedos anulares y los dos a la vez se los metieron por el culo. Se lo llevaron a la cama, le pusieron a cuatro patas, Kane le dio de comer rabo por delante y Jayden le jodió el culo por detrás. La tenía tan gorda y grande que tardó un rato en metérsela. Sin condón. Nico se quedó con la boca abierta y la sensación de estar bien cubierto cuando notó su hueco taponado por ese pedazo de pollón.

Qué dotado estaba y qué bien se le daba encular. Miró hacia atrás y se encontró con una hermosa vista. Todo en él le encantaba. Su cara de gamberro guaperas, su torso atlético. Si bien ya no estaban en esa etapa ninguno de ellos, aquella estaba siendo su fantasía de ser follado por el chulazo del instituto. Esos dos sacaron lo mejor que llevaban dentro. No se esperó el siguiente movimiento, cuando Kane se inclinó hacia adelante sobre su espalda y ejerció de mamporrero, lubricando la polla de Jayden con una mamadita para luego conducirla de nuevo hacia el agujero.

Le encantaba llevar razón. Cuántos tios habría como ellos, reprimiendo sus ganas de hacerlo con otros tíos y dar rienda suelta al sexo sólo por el qué dirán. Con lo divertido que era aparcar el lado sentimental y pasar un buen rato entre hombres, sabiendo lo que les gustaba. Se tumbó bocarriba y se ofreció a Kane, que se escupió en la palma de la mano, se lubricó la polla y se la metió a pelo. Ya tenía el hueco hecho.

Al echar la cabeza hacia atrás, se encontró con el pollón de Jayden dispuesto a darle de comer. Menuda butifarra. Nico se la metió en la boca y empezó a gemir con el rabo dentro mientras Kane se lo follaba a toda hostia. Sin duda Kane era muy curioso, se encontró cómodo y no esperó para pedir lo que quería. Sacó la polla del culo y empapó el rabo de Nico con saliva para sentarse encima. Jayden le miró con curiosidad también y una sonrisa.

Se la clavó entera y se aseguró de ello cogiéndo las pelotas de Nico con la mano y dejándolas caer. Jayden pensó que quizá no se estaba dejando llevar lo suficiente, aunque ya había dado más de lo que esperaba, así que se agachó y por primera vez le comió la polla a su colega. Eso sí fue algo con lo que Kane no hubiera contado. Ahora estaba sentado encima de una polla y con su colega del curro comiéndole el nabo bien comido, cogiéndole de las nalgas y dándole impulso para que se metiera esa larguísima polla bien a fondo, acercándose para mirar bien de cerca cómo su culito era perforado una y otra vez.

Los dos empezaron a masturbarse encima de Nico. Kane gimió de gustito, se sacó la polla del culo y avanzó con las rodillas un par de pasitos hasta la cara de Nico corriéndose encima. Nico abrió la boca, sacó la lengua relamiendo los dedos pajeadores y disfrutó de la lechada, con algún cuajo cayendo dentro de su garganta y el cuello y los pelos de la barba mojados de néctar.

Se la tragó. Jayden se la peló justo a su lado y le regaló unos lefazos bien cargaditos. El primero le dibujó un rastro de leche en la comisura de los labios, cayendo dentro de su boca, los siguientes salieron disparados sobre su cara, dejándole un buen poso en los mofletes. El cabrón no paraba de soltar lefa espesita, con unos buenos goterones que s ele quedaron pegajosos entre los labios, en los dientes, en el bigote. Se relamió. Kane se inclinó para chuparle todo y al contacto con la barbilla, se llevó pegada su propia leche encima.

Saboreando toda esa leche que le habían dejado en los morros, Nico se pajeó duro, con Kane comiéndole los huevos, Jayden besando sus pectorales y mirándole con esa cara de suficiencia que al principio no le había molado pero que ahora disfrutaba. Se corrió soltando lefa por todas partes y hasta Jayden se llevó lo suyo con un pegote en la ceja. Los segundos siguientes, los tres desnudos y corridos con la leche encima, recuperando el aliento, siendo conscientes de la guarrada que acababan de hacer, fueron sublimes. Eso sí, la mudanza no se iba a hacer sola. Hora de trabajar de nuevo.

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