Alex B se trinca el culazo de Nathan B con su largo y gordo pollón colombiano por Navidad | Next Door
Feliz Navidad
Aunque estuvieran semi desnudos, vestidos con calzones, dispuestos a irse a la camita después de cenar en nochebuena, había tradiciones que eran sagradas. Una de ellas era no irse a dormir sin antes cascarse una buena paja y la otra era que cuando dos se encuentran debajo del muérdago, deben besarse. Alex B y Nathan B lo hicieron, pero llevaron la tradición más allá.
Los dos guapos, atractivos, se molaron y el beso terminó en morreo. Para qué irse a la cama solos y cascársela si lo podían hacer juntos. Nathan se enamoró perdidamente de Alex, de sus labios, de lo bien que besaba el muy cabrón, de su barbita de varios días, de su pelito corto rapado por los lados con esa rayita hecha a navaja que le confería ese aspecto de chico malote que le ponía bien cachondo.
Cuando bajó besando su cuerpo, al ver la forma curvada que se dibujaba bajo los calzones blancos, al ver cómo se sacaba la chorra, la más grande y larga que había visto en su vida, se alegró de que el muérdago hubiera estado en el lugar oportuno. Se relamió los labios al ver el rabo de Alex colgando. Lo tenía morcillón y parecía bien pesado. Le dio unos besitos delicados en la base de la polla, en los pelos, le recorrió la longitud de la polla con los labios y empezó a hacerle una mamada.
Qué bien dotado estaba el cabrón. Según se la metía y sacaba entre sus labios, la polla se hacía más grande y se ponía más dura y gorda. Le costaba metérsela dentro de la boca y le estaba dando la sensación de estar atiborrándose de rabo, porque la tenía enorme. Le encantó la forma de ese rabo, que iba engordando en tamaño desde la base hasta la punta, con el centro de gravedad cerca del cipote, lo que hacía que al sacarlo de su boca cayera colgando por su propio peso.
Se la jaló hasta los huevos digirierndo toda esa pedazo de tranca y gozó del palmeo de sus cojones grandes y colgantes sobre su barbilla. Se puso de rodillas a su altura, le besó y miró de reojo hacia abajo. Menuda figa tenía Alex entre las piernas. Nathan se colocó de espaldas a Alex y acercó su culo al rabo, dejándolo pegado al calor de su raja. Le quería dentro.
Luego se inclinó hacia adelante y dejó su culete en pompa, dejando que Alex se lo trabajara. Después de su boca, sintió su gran verga deslizándose por la raja entre sus nalgas, haciendo que el ojete se le abriera solo, palpitando y deseoso por tenerle en su interior. Qué pollón tan largo y grande. A Alex se le daba de lujo follar y empezó metiéndola con tacto, pero luego se olvidó de lo larga que la tenía y Nathan se vio obligado a decir que bajara una marcha poniéndole la mano en las caderas.
Le encantó que le hiciera el amor cara a cara, los dos con las frentes pegaditas, mirándose fijamente, penetrándose con la mirada, rozándose con las narices, buscándose las bocas, echándose el aliento. Entonces a Nathan no le importó que le azotara el ojete con esa polla de dimensiones espectaculares. Se abrazaron, se desearon, uno dentro del otro.
Nathan puso a Alex debajo de él, tumbado, bocarriba, con los brazos y la spiernas extendidas. Le agarró la polla y la introdujo dentro de su ojal completamente a pelo. Culeó, se la pajeó entera entre las nalgas, le metió un buen meneo jodiéndosela de lo lindo. Luego volvió a donarle su culo y el cabrón se lo fusiló desde arriba sacándola y metiéndola entera por el ano.
Se dejó amar en la cama, de lado, con Alex haciéndole la cucharita, abrazándole por detrás. Nathan tenía el culito abierto todo para él. Al principio se miraron fijamente, no despegaron sus caras. Cuando Alex se apartó para mirar la zona de penetración y seguir metiéndola, algo llamó la atención en Nathan que le puso a cien y no pudo controlarse las ganas. Un manantial de leche afloró por su rabo y se bañó de semen todo el muslo.
Alex se lo siguió follando unos segundos y luego la sacó de su agujero para correrse. Nathan sintió la leche mojándole el culo, las pelotas. Después sintió de nuevo el rabo de Alex dentro de su culo, todavía corriéndose. El cabrón estaba terminando dentro de él. Al sacarla se quedó bien relajadito tumbado en la cama, con el largo y gordo pollón mojado, las bolas pegadas a la base del rabo, ahora vacías.