Chris Damned mete una rápida pero efectiva follada a pelo a Bruce Jones | Raging Stallion
I Know A Place
El puto estrés diario hacía que Chris Damned añorara a cada momento agenciarse un buen culazo. Antes de emprender el camino de vuelta al trabajo, ya estaba mandando mensajes a sus posibles contactos. Salió quince minutos antes, el tiempo suficiente como para desnudarse, echar un polvete y volver a vestirse. Por suerte para él, Bruce Jones siempre estaba dispuesto.
Lo cogió con ganas. Al verlo desnudo sobre la cama, con ese cuerpazo que tenía de macho y un culo despampanante, Chris le hizo la cucharita y se la metió por detrás completamente a pelo. Lo machacó a placer manteniéndolo abrazado, sintiendo cómo se le ruborizaban las mejillas. Dios, cómo se hundía la polla, enterita y eso que la tenía bien hermosa y gorda.
Empuja que te empuja, perdiendo el control de los caderazos, desvalijándole el culo con la polla. Bruce gemía cada vez que lo arreaba fuerte. Apresado entre los brazos de Chris, parecía un conejito indefenso entre las fauces del lobo. No tenían mucho tiempo, así se lo dejó claro Chris al mandarle el mensaje, así que los cambios de postura fueron rápidos, pero sin desdeñar ninguno de aquellos que les gustaban a los dos.
En especial ese. Porque Chris adoraba tumbarse a la bartola, bocarriba, con las manos detrás de la cabeza, viendo cómo un tio se sentaba en su rabo tieso y lo hacía desaparecer dentro del culo una y otra y otra vez. Bruce se lo cabalgó de tal forma que Chris también pudiera congratularse la vista. Quería que viera el culo tragarse la polla y a la vez su rabo duro rebotando cada vez que saltaba.
Chris miraba y negaba con la cabeza. Aun habiendo pinchado tantos culos, era la hostia lo mucho que le seguía gustando aquello. Ver su rabo entrando y saliendo le ponía contra las cuerdas, con la leche rugiendo en las pelotas. Eso no le hacía retirar la mirada, a sabiendas de que hacerlo podía jugarle una mala pasada y acabar preñando antes de tiempo.
Ver el cimbrel de Bruce dando saltos no ayudaba tampoco a manterner la calma, su torso cachas, sus pectorales peluditos, lo duros que se le estaban poniendo los pezones, todo sumaba y se convertía en una puta locura contra la que era imposible luchar. La lujuria ganaba siempre. Y parecía que Bruce iba persiguiendo que le metiera la leche por el agujero, porque el muy cabrón, a pesar de saber que Chris estaba a punto de nieve, se inclinó hacia él, empezó a saltar con más brío y encima apoyó sus manos en los biceps de Chris para inmovilizarlo por completo.
Ahora que habían hecho la postura preferida de Chris, era el turno de Bruce de recibir la suya. Le gustaba todo un clásico, el misionero, abierto de piernas para que su macho se la metiera desde arriba, con el culete un poco hacia arriba para no perder detalle. Su mente se hacía mil pajas observando el cuerpazo musculado y tatuado de Chris, su atractiva cara, el grosor de su pollón. Acababa siempre gimiendo como una putilla, corriéndose encima, mojándose el puño y viendo cómo la leche le chorreaba encima del vientre.
Bruce se reservó lo mejor para el final. Había otra postura que a Chris le ponía fino filipino, a cuatro patas. Irresistible para cualquier tio al que le gustaran los culazos. Bruce lo tenía y vaya que sí, menudo culazo. Grande, redondito, perfecto. Al principio Chris empezó a darle por detrás, pero la visión de esas nalgas lo dejaron KO. Por miedo a correrse sin haberlo disfrutado lo suficiente, frenó en seco.
No contaba con el lado más granuja de Bruce, que sabiendo lo que estaba pasando, empezó a menear le pandero de adelante hacia atrás, tragándose su polla. Unos segundos después, notó las manos de Chris cogiéndolo por las caderas, tomando el control, metiéndole una última tanda de pollazos antes de sacar el rabo, gritar de gusto y soltarle un buen lechazo blanco y espeso sobre la espalda y el culo. Bruce se quedó un rato quieto, esperando, con Chris temblando de placer, inclinado sobre él, recuperando la compostura. Le vio tumbarse sobre la cama, exhausto, sudado. Se tumbó a su lado y disfrutó un rato más de su presencia hasta que decidiera irse a trabajar. Para un tiarrón así de guapo, fornido y follador, siempre tendría su culo dispuesto.