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Ashton Summers abre su apetitoso culazo para Kane Fox y se deja follar a pelo hasta correrse encima | MEN

A Day With Ashton

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Si había algo que Kane Fox nunca podría olvidar, sería aquel día de verano con Ashton Summers. El camarero dejó a Kane la cuenta a pagar en la terracita del bar, pero junto con la cuenta, había una hora y una dirección escrita seguida de un corazón en la servilleta, lo que significaba una cita. Impaciente, esperó a que su turno acabara y se presentó en ese lugar, que resultó ser el inicio de una ruta por la que Ashton le llevó a conocer los mejores lugares de la ciudad, algunos inimaginables.

O puede que fueran tan fantásticos por su presencia, porque Kane se estaba empezando a enamorar de ese chaval. De su pelo cayendo sobre las orejas y sobre la frente, de sus ojos, de su linda y gratificante sonrisa, de ese bigote al estilo italiano que lo hacía más irresistible todavía, si es que eso era posible. Lo más sorprendente es que aquella noche no hicieron nada, ni aún acabando ambos en la misma cama. A los dos les bastó con su sola presencia.

Amaneció un nuevo día que iba a cambiar la historia. Nada más abrir los ojos, Kane se encontró con el despertar más agradable que cabía esperar, a Ashton sonriéndole, con esa cara tan guapa y encantadora. En el desayuno es donde Kane comenzó a pensar en Ashton de otra manera. Fue la ver su torso al desnudo, con unos buenos pectorales bien tocables y lamibles, musculoso, buenos brazacos con unos biceps de traca. Y esa línea inguinal que se le dibujaba a cada lado de la cadera y que se perdía por debajo de los pantaloncitos grises de algodón.

De nuevo Kane se dejó llevar de ruta para conocer lugares y tapas, pero ahora estaba desando que acabara el paseo para llegar y hacer algo más con él. En cuanto lo empujó sobre la cama, Ashton supo qué hacer. Se levantó la camiseta negra y dejó a Kane con la erección más rápida de su vida al ver ese cuerpazo, con los abdominales bien marcados y los pelitos por debajo del ombligo, cada vez más abundantes y negros a medida que uno recorría la vista por ellos hacia la cintura.

Empezó a tocarse, a desnudarse. Se quedó en calzones haciendo salivar a Kane con todo lo que estaba enseñando y acabó por bajarse los gayumbos mostrando su larga y gordita polla todavía morcillona, blandita y maleable. Se quedó completamente desnudo en la cama, masturbándose, empleando la otra mano para meterla entre sus muslos y blandirse la entrada del ano con los dedos.

Se giró sobre la cama y se puso mirando hacia Kane para chuparle la polla, completamente dura. Kane tuvo que respirar hondo para no correrse, porque lo que estaba viendo ahora mismo le gustaba mucho, demasiado. El cuerpo musculoso de Ashton sobre la cama, sus piernas abiertas, su culito, la raja de su culito. Miró un poco más abajo y vio al guaperas adorarle el mango, cubriéndoselo de babas, pegándole un beso de tornillo, apretando el rabo duro y venoso con sus labios húmedos y suaves.

Se puso de rodillas y se midieron las varas. Ashton se encargó de coger ambas, de ponerlas una al lado de la otra para compararlas, para sobarlas, para hacerlas amiguitas. Se dio media vuelta, poniendo el culo a tiro de rabo justo en la esquina. Él mismo se encargó también de coger el pollón largo y duro de Kane y metérsela por el culo sin condón.

Glorioso el sonido de la fricción del rabo duro y ensalivado al penetrar ese ojete tierno y apretado. Comenzó a menear el culete hacia adelante y atrás, tragando y expulsando la polla, bombeandola, ahhh, qué gustazo, haciéndola el amor. Era casi hipnótico. Kane rompió la iniciativa de Ashton y le machacó en trasero. Sus muslos chocando contra esas cachas, el plas plas de la follada al chocar con ellas.

Cómo se movían esas nalgas, cómo tragaba, toma alegría. Joder con el camarero, se las sabía todas. A Kane le encantó haber conocido primero ese culazo potente, pero le quería de frente, quería penetrarlo con vicio al ver su cara guapa, ver ese cuerpazo, sentir que en lugar de atravesarlo con la polla y darle por culo, podía hacerle el amor como él quería.

Se tomó un tiempo para disfrutar de ese tio en la cama, para rozar con las manos su rostro, su barbita, para rozarle las tetillas de esos fornidos pectorales, para tocarle la tableta y esnifar el dulce sudor de sus sobacos cuando se pasó los brazos por detrás de la cabeza. A buen seguro Kane estaba a punto de cometer una locura, pero necesitaba ver a ese chico cabalgando sobre él.

Según le cogía la polla por detrás para sentarse encima y clavársela, Ashton le rozó el torso con su largo y duro pene. Qué maravilla, qué cosquilleo, qué caliente y firme la tenía. Luego sintió el apretón de su culo una vez más y Ashton empezó a castigar la polla de Kane meneando el culo. Después plantó los pies en el colchón y se echó hacia atrás para dejar que Kane viera cómo se la tragaba enterita y a pelo.

Le abrió de piernas y se lo folló sin parar. Ashton se cogió el rabo y se hizo una paja. Tras soltarse un chorrazo encima, pidió a Kane que se lo siguiera follando. Salió un montón de leche por su polla, se mojó el muslo y gimió disfrutando de la corrida mientras se lo follaban. Kane apuró los últimos segundos dentro de él. Cuando Ashton le miró con esa cara y esos ojazos, pidiéndole que se corriera, sacó la polla del culo y se corrió encima de su rabo y sus pelotas. Ashton alargó la mano y le exprimió el pollón sacándole hasta la última gota de leche por la raja del capullo, estirando la palma de la mano con toda la lefa pegajosa encima.

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