Adam Wirthmore, Riley Mitchel y Vander Pulaski se follan sin condones en la cabaña del bosque | Raging Stallion

Hardwood Lodge

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Tres hombres y un destino, la colina más alta para admirar las vistas desde arriba, todo un parque nacional a sus pies bajo el manto azul del cielo. Por el camino, Adam Wirthmore, Riley Mitchel y Vander Pulaski aprendieron a sobrevivir en plena naturaleza, encontrando comida y agua en unas pequeñas bayas. Salieron con lo puesto. Tres tiarrones de pelo en pecho, piernas peludas y vaqueros que marcaban formidablemente bien sus culos y paquetes y que regresaron triunfantes a la cabaña.

Perdidos en el bosque y con ganas de celebrarlo, se dieron al vicio. El jovencito Adam enseguida se convirtió en el blanco de las carantoñas y es que el cabronazo estaba de muy buen ver, guapo, bonita sonrisa, ojazos y un cuerpo irresistible bajo esa camisa abierta. Vander se lo cameló, pero enseguida encontró en Riley a otra víctima. Siempre se había preguntado si los tios tan fuertes como él la tendrías grande y gorda.

No tardó mucho en comprobarlo. Le sacó la flipante verga y le dio un reverente repaso con la lengua y entre sus labios. Menudo puto pollón. Ya que estaba por ahí abajo, desenganchó los calzones de Adam de sus caderas y se deleitó observando cómo le colgaba el badajo bien largo entre las piernas. Se zampó las dos mientras Adam se desvestía y dejaba a los dos con ganas de más.

Precisamente el más hambriento de polla era el que más grande la tenía. A Vander ya se le había salido por un lado y era jodidamente enorme. Riley se arrodilló para comérsela con unos buenos chupetones. Adam no se quedó quieto. Se puso por detrás, le cogió las nalgas con las manos, se las abrió para colar los morros en la raja y entre los dos le hicieron una buena comida.

Adam se levantó y se escupió en la mano. Estaba deseando meterla ahí dentro. Ya le parecía cerdo escupirse en su propia mano y embadurnarse la polla con su propia saliva, pero más guarro fue colocar la mano con el gapo en la boca de Vander para que este le regalara un poco más. Se nutrió la polla con las babas de los dos, envalentonó las caderas colando el rabo por la raja mientras Vander se inclinaba para recibir y se la metió a pelo.

Saciado el apetito que le vino de repente, al rato acabaron los tres en el sofá de la cabaña completamente desnudos, apenas con los calcetos puestos, tomando unos de otros culos y pollas. Adam volvió a meterla dentgro del culazo de Vander, aunque para culazo el suyo, que era redondito, blanco, perfecto y masculino, de los que apetece posar las manos encima y poner los ojos en blanco del puto gusto de lo bonito que es y por cómo se siente.

Hablando de culos, el de Riley era despampanante y los otros dos se pusieron tiernos cuando él se ofreció a cuatro patas. Adam fue le más rápido y casi se la mete, aunque como buen compañero, decidió preparar ese agujero para que Vander tuviera el honor de meterla. Estaba tremendo follando, con esa melena, su torso peludo de machote y esa pedazo de tranca que parecía inaccesible pero que Riley acabó tragándose hasta las pelotas.

El siguiente en atacar su pandero fue Adam, que lo protegió entre sus muslos y se inclinó para ver de cerca cómo Riley se comía la polla de Vander relamiéndose los labios. A veces era más excitante mirar y desear que meterse el pollón en la boca. Se turnaron para penetrar ese culazo sin condones hasta que Adam sintió la llamada de la naturaleza, se tumbó con la espalda pegada al asiento del sofá y se abrió de piernas mirando cómo Riley se ponía delante y dirigía el misil hacia su culo.

Puto gorda la pollaza y cómo le daba donde más le gustaba. Así le pasó que en cuanto se pegó un par de pajotazos, acabó disparando directo al muslo. Vander se inclinó para chuparle el cipote del que seguía manando leche y Riley rebañó el muslo con un dedo llevándoselo luego a la boca para degustar su semen. Vander siguió relamiendo todo lo que pillaba y compartiéndolo con Adam boca a boca.

El festival de leche sólo había hecho que comenzar. Entre Vander y Adam le comieron el vergón a Riley jugando a la ruleta rusa. La polla fue pasando de mano en mano, de boca en boca. Adam se puso juguetón, excitado por el aguante de ese macho. Tras darle unas palmaditas en las pelotas a ver si se animaba, le dio su bien más preciado sentándose encima de su cara y poniéndole a comer de su culito, sus bolas y su rabo, todo junto. La visión de esa entrepierna encima de su jeta sólo podía acabar de una forma.

O eso era lo que Adam pensaba, pero Riley aguantaba como un jabato, así que Vander tiró la toalla y se sentó sobre la verga clavándosela a pelo y cabalgándola. Adam se sentó en el suelo y comenzó a relamer el culo de uno y la polla y los cojones del otro, soltando unos buenos escupitajos para regalarles lubricante, mirando de cerca la penetración con interés.

Vio cómo Riley sacó la polla del culo y, tras un sonoro gemido, la leche saliendo de su cipote y mojando la raja y el agujero de Vander, toda la leche colgando de los pelos del culo. Adam se puso las botas chupando esa polla recién corrida y relamiendo el culete de Vander, que acabó pajeándose delante de los dos, soltando su semilla en el rabo de Riley y la lengua del insaciable de Adam.

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