Sir Peter somete al limpiador cachas Bruce Jones en el baño para hombres y le empotra contra los meaderos | Raging Stallion X Men At Play

Executive Order: Episode 2

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Si no llegaba pronto se iba a mear encima. Por suerte a Sir Peter apenas le faltaban unos cientos de metros en coche para llegar al curro. Ese día no pintaba bien, al menos de momento. Al ir al baño se encontró una cinta de precinto avisando de que no se podía pasar porque estaban limpiando. A tomar por culo, se lo iba a hacer encima. Retiró la cinta y se encontró a Bruce Jones fregando los suelos. No podía creerlo. A tomar por culo también. Le pisó lo mojado, se dirigió a la zona de los meaderos, se bajó la cremallera y se sacó la chorra grande y gorda por la bragueta.

Y cuando estaba a punto de aliviarse y descargar el chorro, el mamón de Bruce se puso a increparle por pisar el suelo mojado. Se estaba meando, joder, ¿tan difícil era de entender? Hasta le había cortado el chorro de lo cabreado que le había puesto. Bruce empezó a decirle que tenía que pedir las cosas con un por favor, como s ese puto cabrón pringado mandara en ese lugar. Sir Peter le respondió que le jodieran.

Bruce agarró a Sir Peter del traje y lo tiró contra el suelo. Ahora ya estaban los dos sucios, en igualdad de condiciones. Bruce tiró de la cremallera hacia abajo de su mono de trabajo descubriendo su torso musculado y sudado, sacándose la polla dura. A Sir Peter se le rebajó la ira al instante y su odio se convirtió en deseo desenfrenado. Se puso de rodillas y le metió un tiento a ese rabo.

No era excesivamente grande, lo que permitió a Sir Peter colocar el puño bajo los huevos tirando para arriba y obligarse a tragar hasta las pelotas. El cabroncete se había quedado ya desnudo y tenía un cuerpazo impresionante. Sir Peter, que hasta hace un rato tenía el rabo listo para mear, ahora lo tenía como un barrilete de gordo y duro preparado para follar. Le encantaba la tremenda utilidad de su polla.

Se tumbó en el suelo alzando su pijote y ese mamón se sentó encima clavándosela sin condón. Fue impresionante lo rápido que se la tragó con el culo y encima entera, apretando los huevos de Sir Peter con sus nalgas. Sir Peter se quitó la corbata y se la ató a Bruce al cuello, tirando de ella hacia abajo. Aunque por momentos no lo tuviera, con acciones como esa intentaba mantener el control de la situación.

Siguió usando la corbata, esta vez como si fuera una correa, tratando a Bruce como si fuera un perro, poniéndose de pie y tirando de ella hacia su entrepierna para que Bruce le hiciera una mamada. Ver los pelitos rubios del bigote de ese mamón sobre su verga hizo que sus cojones se llenaran de propina. Apretó más fuerte de la corbata y consiguió que los huevos le rozaran los pelos de la barba.

Por su percha, Sir Peter conseguía que los tios hicieran cualquier cosa y con ese, por mucho que se le hubiera rebelado al principio, no sería menos. Joder, menuda estampa tenía Bruce casi besando el suelo, con su cuerpo musculoso arrastrándose por el piso mientras le comía los pies, ese culito pomposo y blanquito mirando hacia arriba. Sir Peter le frotó la polla con el pie, le azotó los cojones con la punta de los dedos y luego le frotó la cara con rabia. Veía en él a un puto cerdaco dispuesto a todo.

Le escupió dentro de la boca, le puso mirando contra los meaderos. Bruce levantó una pierna y Sir Peter se la metió por detrás, provocando un largo e intenso gemido. Si Bruce se rendía, si bajaba la pierna o se le doblaban las rodillas del puto gusto, Sir Peter le pegaba un cachetazo y volvía a poner todo en orden. Él era el jefe y Bruce el limpiador y se lo estaba follando en su zona de trabajo.

Mientras le penetraba el culo con su larga y enorme polla, por arriba le comía la oreja y le tapaba la boca con la corbata y la mano, siempre dominando. Puede que en cuestión se segundos tuviera ganas de mear, pero ahora lo que Sir Peter necesitaba era descargar sus pesados cojones. Bruce había bajado a chupársela. Sir Peter aprovechó, le agarró por la cabeza ladeándosela y se pajeó duro hasta correrse y vestirle de blanco la boca, los labios, la lengua, el bigotito y la barba.

Bruce se la siguió chupando, con los lefotes pegados en los pelos. Estar sucio era su día a día y ese tipo de suciedad le molaba. Saboreando el apetitoso semen de Sir Peter y sintiendo el calor de su enorme polla cerca de la boca, Bruce se la meneó y se corrió en el suelo. Sir Peter le plantó el pie en la nuca y empujó hacia abajo para hacerle caer de bruces. Ese tio tenía que saber cuál era su lugar, que si se rebelaba, iba a tener que fregar dos veces.

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