Viktor Rom y Junior Cruz meten doble rabo sin condón dentro del culazo tragón de Blessed Boy
Two for One
El Black Friday estaba a la vuelta de la esquina y los escaparates de la ciudad estaban repletos de carteles de 2×1 y otras suculentas ofertas. Al pasar frente a uno de ellos, Viktor Rom y Junior Cruz se miraron y pensaron exactamente lo mismo. Después de eso, se echaron mano al paquete acomodándose las pollas que se les estaban inflando por el hecho de pensar en esa guarrada.
Buscar a un tio que tuviera hambre de rabo era relativamente fácil. Bastaba con entrar a un local, lanzarse miraditas, guiñar un ojo justo en el momento de ir al baño y terminaba siguiéndote como un perrito faldero. Viktor y Junior hicieron eso con Blessed Boy pero para llevárselo a la habitación de un hotel. El tio flipó al ver que dos hombres se lo estaban camelando para llevárselo al huerto. Seguro que ya estaba visualizándose siendo una buena putita bien follada.
Según entraron por la puerta de la habitación, se quitaron la ropa enseguida y se quedaron en pelotas. Viktor y Junior estaban preparadísimos, con las pijas por todo lo alto. Blessed se agachó, colocó cada manita en los huevos de uno y de otro acariciándolas con mucho cariño y empezó a ponerse las botas cabeceando en cada puta mamada.
La de Viktor apenas le cabía en la boca, bien gorda y grande, espectacular. La de Junior era algo más fina, larga y curvadita hacia arriba como una banana, con un flipante cipote bien grande y hermoso, destacando en la punta de la pirula y despertando el apetito. De Junior no sólo despertaba el hambre su rabo, sino su cuerpazo varonil, peludete y atlético. Hasta Viktor, que estaba al lado, le echaba alguna mirada viciosa pensando que si algún día abriera el ojete de su culo a alguien, ese podría ser Junior perfectamente.
La mamada que empezó suave, se tornó en una lucha de poder. Los dos querían estar en su boca, así que cuando estaba chupándose una, el otro le azotaba en el hombro para que le hiciera caso. Blessed, que le gustaba complacer a los hombres, terminó por agarrar las dos intentando metérselas a la vez. Entre Viktor y Junior le trabajaron el culazo, uno bien grande y precioso, hecho para grandes cosas. Viktor fue el primero en catar.
A simple vista el culazo de Blessed parecía tragón, pero por si acaso, Viktor lanzó desde arriba un gapo directo hacia su polla antes de metérsela por el ojete sin usar condón. Vaya que sí, tragón era un rato y además muy acogedor. Tenía pinta de que le habían metido muchas pero que muchas pollas y que no se cansaba de tenerlas dentro. Enseguida Viktor se lo estuvo follando a toda hostia empalándole con el rabo entero mientras Junior le daba de comer plátano.
Joder si es que daba gusto metérsela hasta el fondo, ya no sólo por el apretón, sino por ver esas nalgas temblando a cada caderazo, por escuchar sus gemidos ahogados con una polla en la boca. Viktor dio la alternativa a Junior. Una polla gorda daba mucho gusto, pero otra más fina y con la forma como la de Junior era toda una fantasía. Así curvadita y con ese cipote encantador de serpientes, tocó puntos sensibles del ano de Blessed que seguramente no le habían tocado nunca.
Por eso Blessed amaba cada rabo de cada tio, porque todos eran diferentes y tenían mucho que darle. No hubo momento en que no le estuvieran rellenando los dos agujeros, pero llegó un momento en que Blessed necesitó a los dos dentro. Estaba cabalgando sobre el pollón de Viktor cuando Junior se puso por detrás y arrastró su rabo por encima del de su colega para ocupar los dos el mismo agujero.
Las vistas desde atrás eran una fantasía. Viktor tenía los muslos apretados, por lo que sus huevos reposaban enormes entre sus piernas. El super pollón bien grueso perforando ese culazo blanco. Junior atacando desde arriba, con un trasero masculino bien peludo, tomando el mando y poniendo el ritmo a la follada. Eso sí que era una buena oferta de Black Friday, dos buenos rabos metidos en un solo agujero.
Después de abrirle bien el hueco, lo tumbaron bocarriba en la camita, abierto de piernas y se fueron turnando para explorar su ojal bien a fondo. Uno se lo follaba y el otro le daba rabo o le ponía a comer huevo. Blessed se puso a cuatro patas sobre la cama y cumplió una de sus fantasías, auqnue en este caso sólol fueran dos, que los hombres fueran desfilando por detrás trincándoselo a pelo, dándole por culo. Viktor le hizo el amor al estilo misionero y tan sólo sacó su polla para correrse en el rabo y las pelotas de Blessed. Si Viktor y Junior hubieran sido los dependientes de la tienda, se diría que dejaron a su cliente más que satisfecho con la compra.