Tim Kruger penetra a Jacob Lord sin condón con su descomunal pollaza de 25 cm | Tim Tales
Unas veces sal y otras pimienta, esa mañana Tim Kruger se despertó y buscó pimienta. Necesitaba con urgencia a un buen tiarrón, cachas, con el pechote bien peludo, un tio grande para su gran rabo y lo encontró en Jacob Lord. Le enamoraron de él sus ojos, su dulce sonrisa y luego en la zona de diversión de la azotea, pudo comprobar que era todo lo que quería, cuando empezó a mamarle el rabo con ganas.
Verle ahí desnudo, a cuatro, inclinado sobre el colchón improvisado, su espalda grande y morena, su culazo despampanante, era todo un lujo que supo aprovechar como se merecía. Le clavó la estaca y comenzó a meterle el pollón de veinticinco centímetros por todo el ojete. Al sacar el rabo, la piel alrededor del agujero acariciando el contorno de la polla, resistiéndose a despegarse de ella.
Le dio bien por culo hasta dejarle un agujero tan grande que tardó en cerrársele y flipó cuando ese tiarrón se dignó a cabalgarle, tragándose su polla, saltando sobre ella una y otra vez con todo ese pandero sacaleches. Tim rompió el devenir de los acontecimientos de cómo estaba aconteciendo esa cita y tomó las riendas follándoselo desde arriba.
Los gemidos de Jacob llegaban a sus oídos como una suerte de música entre rock y romántica, de dame caña y cuídame. Profundizar con la polla en ese culazo le estaba volviendo loco. Se apartó un poco hacia atrás para verla entrar y salir. Puro espectáculo. La sacó sólo para soltar el primer chorro, porque el resto se los dejó dentro. Nada más volverla a meter, Jacob se hizo una paja y empezó a llover lefa por todas partes. Un buen chorrazo dirigido al brazo que tenía apoyado sobre el muslo y el resto desperdigándose por los pelazos de su pierna y su torso.