Igor Silva se folla el culazo de John Brachalli sin condón y a puertas abiertas | Tim Tales
Mira que John Brachalli había visto antes pijas enormes y muchas, de casi treinta, pero el hecho de que Igor Silva fuera tan delgadito y tuviera esa pedazo de sota de bastos entre las piernas, colgando gigantesca como la de un caballo, pesada y con unos cojones flipantes, le hizo sentir a John que era la polla más grande que se había comido.
Primero, muy a su pesar, aceptó el hecho de que le iba a ser imposible tragársela entera por la garganta, aunque le hubiera encantado hacerlo. Una vez reconocida esa limitación que era obvia, se dispuso a disfrutar de ese trabuco enorme, mamándola sin sacarla de su boca, bajo el solecito, sintiendo el dulce y travieso golpeteo de los cojones de Igor en su barbilla.
Lo que su boca no pudo, lo difrutó su culo. Ahí sí, ya desde la primera penetración, Igor tiró millas y al ver que el agujero de John parecía no tener límites, se la metió sin condón y hasta el fondo. La cara de felicidad de John era para enmarcarla. Estaba a cuatro patas, giró la cabeza y miró a Igor con una mueca de satisfacción, reconociendo en él a un buen machote vergón con una pedazo de polla descomunal de las que taponan bien los agujeros.
El masaje anal fue muy bestia. Tener veinticinco centímetros de rabo penetrando tu cuerpo era algo excepcional que te hacía pasar por todos los estados de ánimo imaginables. Placer por sentir algo tan grande en tu interior, de vez en cuando algo de dolor, dependiendo de la postura y la fuerza, rabia por quererla a toda costa y gratitud las pocas veces que Igor la sacaba y el ojete se quedaba con ganas de más.
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