Caio Veyron se folla el apretado culazo del guaperas Javi Berlin con sus acojonantes 28 cm de rabo | Tim Tales
El cara a cara fue sublime. Caio Veyron consiguió imprimir un ritmo delicioso a la follada. Su gigantesca baliza de veintiocho centímetros se metía apretadita entre las nalgas de Javi Berlin, sin condón y dentro de su agujero, para salir de la misma forma que entró y volver a iniciar el camino hacia su interior mientras las caderas de Caio chocaban contra los muslos de Javi y los dos lo gozaban emitiendo gemiditos de placer susceptibles al contacto. Piel con piel.
Cómo jalaba rabo ese hijo puta. Pocas veces se la habían comido tan bien parab lo grande que la tenía. Otros chicos le tenían respeto, pero ese tragaba sin condiciones. Al ver lo extremadamente guarro y cerdo que era, le colocó la manita en la nuca y no le dejó escapar, metiéndole el rabo hasta el gaznate, follándole esa boquita, follándose esa carita de guaperas malote, sintiendo el baño de sus huevos cada vez que miraba esa pinta de cabronazo que tenía con la rayita a un lado del pelo y partiéndole la ceja.
Las primeras veces que se la metió, gimió como una putita, un gemido que era medio de dolor medio de gusto. Pero Caio sabía que le gustaba su polla y se la dio entera. Después de volver a follarse su boca, le perforó el ojete. Todos y cada uno de sus veintiocho centímetros de verga dentro de él.
Si le daba por culo, ya se las apañaba Javi para mirar hacia atrás. Le encantaba el cuerpazo de Caio, tan atlético y musculoso, marcando todo, con esa cara de decisión que ponía metiendo toda su gigantesca tranca. La oficina en la que estaban se convirtió en el patio del recreo. Mesa, sillas, pared, suelo. No quedó rincón en el que esos dos dejaran su esencia, aunque para esencia de la buena la que Caio le dejó en los morritos.