Steven Angel disfruta del largo pijote de Alberth Pineda en su boca y a pelo dentro de su culo | Tim Tales
Otro chico que tras su apariencia de tio delgadito e intelectual ocultaba una faceta digna de ponerse de rodillas. Lo que tenía el venezolano Alberth Pineda entre las piernas era descomunal. Al verle la minga, Steven Angel le rindió tributo como él mejor sabía hacerlo, merendándole toda la traca, acercanco la cabeza entre sus piernas, mirando hacia arriba, abriendo la boca y disfrutando de cada uno de esos veinte centímetros de polla que le colgaba hacia abajo, deslizándose entre su lengua y su paladar.
Qué mamada tenía ese cabrón. Cuanto más le miraba, concentrado en cómo la boca le comía le mimebro sin respiro tras esas gafas de estudiante y chico listo, más se enamoraba de él. Si ya estaba disfrutando de la mamada, se lo iba a pasar pipa con su culo. Steven se lo regaló a cuatro patas, todo grandote y hermoso para que le metiera esa pijota larga sin condón.
Resultó ser todo un follador nato. Sus embestidas eran apoteósicas y Steven de eso sabía un rato. El zagal sabía perfectamente cómo meterla por el culo y cómo inclinarse para darle el máximo placer. Su pollón ya le había cogido el gusto y se había amoldado en el interior de ese ano caliente y acogedor del que salía y entraba a placer una y otra vez.
Además de buen amante, era un colega digno de admiración, pues acompañó a Steven en su paja. Sacó el rabo del culo y se la machacaron a la vez corriéndose al tiempo, mojando de leche el cuerpo de Steven que permanecía encorvado para mirar bien cómo la lefa escapaba de las dos pollas y le dejaba bien sucio, especialmente la de Alberth, que estaba durísima y era enorme. Se la agarró con las manos sucias y la condujo e nuevo hacia el interior de su agujero.
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