Menudo pedazo de macho había detrás de la barra del Boyberry. Atractivo, musculoso y con el cuerpo super peludo, en apenas unas horas se convirtió en todo un reclamo para los que estaban allí. Blue Eyes XL ya le había echado el ojo, pero cuando levantó la vista hacia las pantallas en el techo, donde normalmente exhibían pelis porno, abrió los ojos como platos al ver que uno de los actores era justo el camarero, Paco Rabo.
Miró de nuevo al camarero, luego otra vez a la pantalla, así varias veces sin poder creer que fueran la misma persona. En la escena, un tio le abría de piernas en una mazmorra y le clavaba toda la polla a pelo, una bien grande. A Blue se le puso durísima, Paco lo notó enseguida y le hizo una exhibición subiéndose a la barra. No le iba a hacer falta volver a mirar a la pantalla cuando tuviera delante de la vista esos muslazos potentes y ese culo para parar un tren.
Le entró calor al chico. Se tuvo que quitar la camiseta. A Paco eso de calentar se le daba de lujo y no iba a parar. Le dejó tocar su pandero y por la forma en la que se lo amasaba con las manos, supo que le tenía encarrilado donde quería. Lo que se le escapaba era lo que estaba sucediendo al otro lado de la sala, donde Lucio Saints y Ares estaban mirando atentamente el espectáculo. Lucio hizo una seña a Ares, le dijo que le mirara el paquete y se remarcó el contorno de la polla por encima de los pantalones de deporte para hacerle saber lo dura que se le había puesto.
Eran amiguetes de salir a correr y poco más. Habían hecho una paradita en el club para tomar algo y reponer energías. Ares no dejó pasar la ocasión. En el fondo sabía que si seguían quedando para salir a correr, algún día habrían terminado en un descampado follando. Se agachó, tiró de los pantalones hacia abajo llevándose los calzones en el intento y del frontal escapó una pollaza enorme, larga y gruesa, toda morenota y encapuchada, que impactó sobre su cara dándole un baño de realidad.
Enseguida se la metió en la boca. A pesar de que estaba semi durita, todavía algo blanca, la muy puta era gordísima y le llenaba toda la boca. Le excitó comerse una polla así de grande y hermosa. Entre el fru fru de los labios de ese mamón chupa pollas y la peli gratis que estaba viendo en la barra del bar, donde Blue ya se había sacado la polla toda larga y tiesa y estaba disfrutando metiendo los morros en el culazo de ese cabrón, a Lucio se le puso firme en cuestión de segundos.
Miró hacia abajo. Efectivamente Ares ya tenía problemas para lidiar con su gigantesco pene. Le ayudó a tragar agarrándole por el cogote a dos manos y empujando hacia adentro. En ese momento a lo lejos vio a Paco ponerse de rodillas para chupar rabo. Fue alucinante ver a un tiarrón tan grande, musculoso y peludo cometer tal acto. Era una fantasía. Lucio y Blue cruzaron miradas. Se sonrieron. Eran sonrisas de vicio, de la complicidad de dos tios a los que les estaban metiendo unas buenas mamadas.
Con un toquecito en el hombro, Lucio se llevó a Ares junto a los otros dos. Cuatro machotes enfrente de la barra, conociéndose, gustándose, empalmados y receptivos. Paco era puro amor y vicio. Cuando Lucio tuvo su cara enfrente alucinó de lo atractivo que era y la energía que desprendía. Le agarró la cabeza y la puso contra su torso sintiendo su aliento mientras este se abría de piernas y Blue le penetraba el orificio con su durísima y larga polla, de la misma forma que había visto momentos antes en las pantallas, a pelete, disfrutando de las sensaciones que le provocaba el meterla así, desnuda, sin condón.
Se emocionó tanto que le flojearon las piernas, pero por suerte tenía el apoyo del muslo de Paco sobr ela barra al que se aferró, además de Ares, que estuvo al quite para pasarle un brazo por encima del cuello en plan colegas y así pegarle un morreo y ver de cerca como se follaba ese culo. Ares se fijó debidamente en los tres tios que tenía delante. Aquello tenía que ser un puto sueño. Él que sólo había salido a correr y ahora estaba sumido en un cuarteto de folladores.
Lucio agarró la carita a Paco acercándola a la suya. Le encantaba explorar dentro de esa mirada cargada de vicio que inundaban los ojos de un tio bien follado a la par que sentir el aliento de esa boca en la suya, como si le transmitiera todas las emociones y le hiciera partícipe de sus sentimientos. Luego le posó una mano en el cuello y apretó hacia abajo para que le comiera la tranca. Blue seguía haciendo ventosa en el ese ojete, porque no había otra forma de describir lo que Ares estaba viendo, los bordes del agujero entraban y salían bien ceñidos a ese pollón.
Estaban demasiado calientes para que eso acabara con un rapidito enfrente de la barra del bar. Al dirigirse hacia las mazmorras, se dieron cuenta de que se habían dejado la ropa arriba. Iban desnudos, apenas con los calcetos y zapas puestos. Por suerte estaban en territorio de hombres. Lucio se llevó de la manita a Paco para no perderle de vista. Al llegar a su destino, le hizo ponerse a cuatro patas y se lo trincó a pelo.
Joder qué tiarrón, que culazo tan grande y peludo. Metérsela dentro era una fantasía. Ahora comprendía a Blue, que llegó a los pocos segundos con Ares de la mano, lo tumbó bocarriba abriéndolo de piernas y se lo folló. Las dos parejitas dándole duro, de nuevo Blue y Lucio mirándose, pero esta vez bajo la influencia de esos culos tragones.
A ver si ese vaquero sabía cabalgar. Lucio se tumbó en el colchón a cuerpo de rey, pasándose los brazos por detrás de la cabeza. No le hacían falta manos para que la polla se le pusiera firme en vertical. Su tamaño era alucinante, a lo largo y ancho. El pollón destacaba en toda la sala. Paco lo agarró y se sentó encima de él metiéndoselo dentro del culo.
Cuando Lucio pensó en el buen rato que iba a pasar con ese tio encima saltando sobre su verga, Paco miró hacia atrás y se dio un cachete en la nalga. ¿Acababa de llamar la atención de Blue para que le metiera una segunda polla? Sí, acababa de hacerlo. Lo siguiente que notó Lucio fue una polla frotándose apretadísima por encima de la suya y después el roce incesante de una contra la otra, como apretadas por una mano fuerte pajeándolas juntas.
Miró hacia arriba, encantado con vivir esa experiencia y se encontró con que Ares estaba dando de comer polla a Paco. El cabrón, así como si nada, se estaba devorando los tres rabos a la vez y bien grandes, dos por le culo y uno por la boca, dando placer a todos los hombres. De nuevo Lucio y Blue se miraron a los ojos. Se estaban convirtiendo ya en grandes colegas. Primero en la distancia mientras les mamaban las vergas, luego algo más cerca penetrando ojetes y ahora los dos mano a mano, con sus pollas unidas para joder el mismo agujero sin condones.
Blue salió del culazo de Paco, se pajeó y empezó a correrse justo cuando Lucio también la sacaba. Se corrió encima del muslo de Lucio, sobre su polla y sus huevos, sobre ese culazo peludo, entregando su dósis de leche. Lucio aprovechó que se la había dejado mojadita para volver a meterla dentro del agujero. Blue recogió los lefotes que le había dejado en el muslo y con ellos en los dedos, se los restregó por el tronco de la polla. Que le gustaba compartir estaba claro, pero lo de donar esperma también se le daba bien.
Puestos a cerdear, Lucio se sacó la chorra. Se puso de pie a pajeársela y no tardó en tener las viciosas boquitas de Paco y Ares a la espera. Los dos como pollitos hambrientos esperando su comida. Lucio esperó tener buen tino y lo tuvo. El primer lechote salió volando por encima de los morros y el bigote de Paco, rápidamente con un girito de cadera, entregó el siguiente a Ares, que lo recibió en su lengua y en su boca como un dulce de leche.
Era un hombre que se estaba corriendo. Podía controlar hasta cierto punto. Le flojearon las piernas, dobló las rodillas y fueron Paco y Ares los que buscaron su pene, todavía corriéndose, lanzando chorrazos, disfrutando de lo calentitos que estaban y lo bien que sentaban a medida que caían en sus caritas. El mayor regalo para la vista fue ver a esos dos cerdos con los morros cubiertos con su leche, compartiéndola, besándose, pasándosela de boca en boca, escupiéndola hacia afuera, relamiéndose.
Paco se echó hacia atrás y se sacó la paja de encima con un primer balazo qe salió disparado a lo largo de todo su torso. Ares se la zurció encima del cuerpazo de ese macho, pensando en lo agradable que sería correrse viendo su leche blanca pringando esos pelazos negros y rizados que poblaban todo su cuerpo. Fue un placer poder hacerlo. Mientras se les rebajaban las pollas para volver arriba a por la ropa, se quedaron besándose, compartiendo el sabor de las corridas y Paco limpiando algún que otro sable, que para chupar rabos siempre tenía hueco.