Después del verano, tocaba ponerse en forma para el verano siguiente. Lucio Saints y John Rodriguez no se conformaban con dos horas de gym fortaleciendo sus músculos, sino que una vez terminado su entrenamiento, se iban al parque a seguir haciendo flexiones, subir y bajar escaleras, correr y… correrse. Esto último era lo que más les apetecía hacer juntos y por eso lo dejaban para el final, porque era como una recompensa al esfuerzo y porque, qué coño, una vez que acababan exhaustos, sudados y reventados, el placer que les daba era el doble de intenso.
Como cada jornada se lanzaron a la calle, pero sus planes iban a cambiar dejando el deporte a un lado cuando vieron a un chico guapete y con cuerpazo sentado y mirándoles. El chaval estaba de muy buen ver. Morenito, con una bonita sonrisa, vestido con camiseta de tirantes luciendo musculitos. Lucio y John se escondieron en la parte baja de las escaleras, decididos a comprobar si Jason Rock iba del mismo palo que ellos, vamos, si lo que le gustaban eran los rabos.
De eso Lucio iba sobrado. Podía hipnotizar a cualquier tio desplazando el lateral de sus bermudas y sacándose la chorra, ahí toda larga, grande y morenota. La sonrisa en la cara de Jason no tardó en llegar al ver cómo John se la sacaba y empezaba a mamársela. Jason no puso cara de asco, ni se fue de allí y además se llevó una mano al paquete. Se acercó a los deportistas y se metió el atributo de Lucio en la boca compartiendo la mamada.
Fue llegar al apartamento y convertirse en auténticos salvajes. Lo primero que hicieron fue quitarse las remeras para ver sus cuerpazos sudados y musculosos. En el gym también les gustaba mirar, pero allí entre tanta gente tenían que controlar sus impulsos. Ahora en esa habitación a solas los tres, deseando follar, nada les impedía desatar todos sus sentimientos. La pasión con la que se miraban y se tocaban era más que palpable.
Jason se convirtió en objeto de todos los mimos por ser el nuevo. Entre John y Lucio le hicieron un sandwich comiéndoselo a besos, admirando la fortaleza de sus pectorales tan varoniles y algo peludetes. A Lucio la chorra ya se le escapaba por el lateral. John se encargó de desnudar al chaval que encima iba preparado con los calzones abiertos por detrás, vamos, que cuando les encontró a los dos ya iba buscando tema por la calle el muy cabrón.
Se bajaron los calzones y le dieron polla. John fue el primero, pero Lucio no paraba quieto, estaba muy salido. Cruzó los brazos de Jason por detrás de su espalda, le juntó las manos formando un cuenco y me metió la polla entre medias para que se la masturbara. Lo tumbó en la cama y le metió la polla por la boca, antes de ponerle de rodillas, ponerse los dos de pie, cada uno a un lado y darle rabo a ver qué tal se manejaba con dos buenas pirulas.
Un campo de nabos para él, se volvió loquito agarrando cada falo con una mano, meneándolos, decidiendo a ver cuál se metía primero dentro de la boca. Aunque pegó caladitas a uno y a otro, por qué iba a decidir si podía satisfacer a los dos a la vez. Acercó las pijas a su boca, sacó la lengua y les juntó los cipotes posándolos sobre su húmeda y caliente lengua. Lucio y John se miraron con vicio. Les gustaba ver y sentir cómo otro tio blandía sus espadas y las juntaba para enamorarse.
Qué mamón, qué forma de juntar los rabos, de estrujar un cipote encima del otro, de escupir encima y comérselos como si fueran chupa chups. John era de los de culo veo, culo quiero y le encantaba experimentar aquello que veía que le gustaba, así que ocupó el lugar de Jason y se comió rabos a pares antes de ponerse a cuatro patas y ofrecer su culo a Lucio para que se dejaran de mamadas y pasaran todos a la acción.
Entre lo dura que la tenía Lucio y lo abierto que estaba John, el rabo entró casi solo, a pelo. Lucio levantó las manos para demostrar que se estaba metiendo solo. Aquello era un puto vicio. Jason les miró sonriendo. Al rato era él el que estaba a cuatro patas dando la espalda a Lucio, preparado para la embestida. A juzgar por sus gemidos, nunca se la habían metido así de gorda y grande. Lucio se la dejó un ratito dentro para que se acostumbrara y luego se lo siguió zumbando, mientras el chaval acallaba sus gemidos metiéndose la polla de John por la boca.
Ese culo era una maravilla. Lucio y John se colocaron cada uno a un lado por detrás de él y empezaron a masturbarse, a rebozar sus miembros erectos por encima de sus nalgas, a escupir dentro del pedazo agujero que le había dejado Lucio metiéndole todo ese enorme pollón. Le giraron y ahora fue John el que probó su deseo mientras Lucio le encajaba el rabo por la boca.
Qué redondito, qué jugoso tenía el culito. A John le encantaba ejercer de mamporrero, tener la cara cerca de una buena follada y ser la boca que proporcionara lubricante para que otro la siguiera metiendo. Lucio sacaba la polla del ojete dle chaval y al momento la boca de John estaba ahí preparada para darle lube, volviendo a metérsela por el culo bien empapada en babas.
Lucio no pudo resistirse. Cuando vio el culazo de John abierto de par en par follándose al chaval, protegiéndole el culito entre los muslos, se subió encima y le metió toda la polla sin condón, formando entre los tres una pila humana donde sólo se veían culos, pollas duras y grandes entrando y saliendo, huevazos aplastados entre las nalgas.
Dar y recibir terminó por calentar a John como una olla a presión. Sacó su rabo del culo de Jason y le regó la raja con su esperma. Se quitó de en medio y Lucio se llevó a la camita al nuevo para hacerle la cucharita. John se volvió a correr, pero esta vez encima de la cara del chaval, llenándole de lefa la barbita tan cerrada que tenía. Se inclinó y le dio a la lengua hasta dejársela limpia.
Abierto de piernas, con el poderoso rabazo de ese hombretón dentro de él, Jason se cascó un pajote. Lucio acabó la jugada sacándole la polla, meneándosela y corriendose encima de él, dejándole bañados en semen sus nalgas, la raja del culo y todos los huevos. Le calzó la polla dentro del agujero arrastrando con ella toda la leche. Cuando la sacó, un chorrazo de lefa caldosa salió disparada hacia arriba. Jason se quedó gozándolo, con las piernas abiertas, con su entrepierna sucia. Había salido buscando una mamadita furtiva entre los árboles del jardín y s ehabía encontrado con dos tios viciosos.