Tanto Lucio Saints como Axel Rockham fueron como un flechazo para Magnus Loki cuando los vio en el local. Lucio destilaba virilidad hasta las trancas. Atractivo, con una mirada latina seductora a la par que penetrante y decidida, una pintaca de empotrador que te abría el culito y, a juzgar por el bulto en sus pantalones, una pollaza descomunal para cumplir deseos. Axel era todo un guaperas de mucho cuidado, una cara que enamoraba, mirada también penetrante de ojos oscuros y un torso con unos pectorales a los que ya apetecía agarrarse antes incluso de cabalgarle.
Imposible quedarse con uno, los citó en su habitación para poder decidirse. Primero unos besitos a ver a qué sabían. Los de Lucio a mucha diversión. Estaban bien ricos. Labios suaves, buena metida de lengua acompañándolos con una sonrisita cargada de mucho vicio. Los de Axel eran más serios y seductores y sabía hasta donde meterte la lengua para hacerte desear más de él.
¿Y si…? Magnus no se iba a quedar con las ganas. A veces las cosas se veían de otra manera de lejos, así que agarró las cabezas de esos dos con cada mano y les acercó para que entre ellos se morrearan. El resultado fue que se lo pusieron aún más difícil y encima los dos conectaron enseguida poniéndosela bien dura. Ellos también empezaban a despuntar por ahí abajo, con las pollas tirando hacia arriba del frontal de los pantalones. Hora del siguiente paso.
Se sentó en medio de los dos y se quedaron desnudos. Con cada mano cogió una polla, se las pajeó y empezó a tener sensaciones. Las dos eran enormes y cada una tenía una forma que le excitaba a su manera. Axel y sus casi veintiún centímetros de pollón super duro, elegante, tieso y descapullado. Lucio con una pedazo de porra gigantesca de más de veinticuatro centímetros, morenota y gruesa, con una piel robusta pero suave sobre la que apetecía dejar correr la mano todo el rato.
Arriba y abajo, arriba y abajo, que esos huevos se fueran llenando de leche. Magnus pasó a las mamadas. La de Axel sabía a juventud, a precum en la huevera de los calzones. Cuando Magnus se la chupó por primera vez, el chaval gimió de gusto y se abandonó a una placentera comida de boca con Lucio, con que estaba empezando a hacer buenas migas. La de Lucio sabía a virilidad, al sexo del más cerdo y cachondo que uno pueda imaginar, a límites insospechados, a aventura con destino incierto.
Los dos tenían a Magnus con el culo abierto, así que este decidió continuar con su particular casting. A ver ahora qué tal se les daba trabajarse el culito de un tio, abriéndolo para su mayor propósito. Aquí ganó Lucio de calle. Ese repasito de lengua haciendo latir y expandirse el ojete denotaba su experiencia. Aunque Axel reconoció no tener tanta experiencia en esas lides, lo hizo bastante bien, ayudándose con su barbita para meter un raspado que en cierta manera hizo que a Magnus se le dilatara el ojal.
No podía decidirse todavía. No quería que ninguno de los dos se fuera de la habitación. Hizo un último intento haciendo que los dos se pusieran de pie a cada lado, se agachó y volvió a comerles las pollas, solo que en esta ocasión se metió las dos a la vez en la boca. No había otro remedio. Para poder determinar quién ganaba esa batalla tenían que follárselo a pelo.
La oinexperiencia de Axel, que no estaba acostumbrado a follarse culazos tan grandes y redonditos como el de Magnus, a punto de correrse nada más meterla, contrastaba con la veteranía de Lucio, que sabía cómo follarse un culo así de rico, meneando sus caderas, metiéndole un viaje inolvidable. Pero cuando parecía que Lucio había ganado la batalla, Axel le miraba fijamente con esos ojazos, con esa guapísima cara, poniendo los brazos detrás de su cabeza, enseñando su musculatura, su torso a prueba de bombas, sumiéndolo de nuevo en un mar de dudas.
Joder, si es que estaba tan bueno el cabrón que hasta Lucio sucumbía a los encantos del chaval, de hecho, mientras se estaba follando a Magnus, hizo una seña al chico para que acercara el pito a su boca y poder deleitarse con ese pollón duro y tieso, tirando también de sus huevacos, succionándoselos a todo trapo. Los dos se sentaron en el sofá y se masturbaron juntos. Magnus se quedó un rato en el suelo, mirando a uno y a otro, cómo se la pelaban, sus cuerpos desnudos, cómo se miraban entre ellos con complicidad.
Sintió romper esa magia que había entre los dos, pero estaba en juego su autoestima. Se acercó al sofá y se cabalgó a uno mientras el de al lado miraba. Puto morbazo. Solo vio una salida. Quizá encontrara la respuesta en su forma de correrse. Antes que ellos, se corrió él encima, mientras Axel se lo estaba follando, perforando su tierno culo con ese perfecto pollón.
En cuanto tuvo oportunidad, el tio sacó la polla y se la meneó bien, apuntando hacia el agujero. Magnus se abrió las nalgas para recibir su leche y entonces lo sintió, un disparo fuerte de lefa desnudándole el ojete, seguido de otro más. Axel estaba todo burraco, polla en mano, corriéndose como un toro descbocado, sudando, músculos en tensión, una auténtica delicia para la vista. Le invitó a meter la polla bañada en leche a ver qué sentía.
Mientras el chaval se la clavaba a pelo con el culo lleno de su leche, escuchó la respiración agitada de Lucio, que se la estaba cascando a toda pastilla. Magnus abrió la boca y sacó la lengua. La lechada le pilló desprevenido. Lefa espesa, blanca, deliciosa, con la textura de la leche condensada, mojando su lengua, sus labios, sus morros, colgando por su barbilla. En apenas cinco segundos le había dejado fino. Miró a esos dos tios pollones, recién corridos, sudando por el esfuerzo, completamente agotados, apatecibles. Tenía el semen de uno en el agujero del culo y en la boca y por toda la cara el del otro. Por fin respondió a la gran pregunta, con quién decidía quedarse.
VER A LUCIO SAINTS, AXEL ROCKHAM Y MAGNUS LOKI EN KRISTENBJORN.COM
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