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Andrei Karenin la mete a pelo por el apretadísimo culazo de Rhys Jagger, se corre en todo su ojete y recibe una ducha de lefa | Bel Ami Online

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La habitación de un artista, siempre tan desordenada. Andrei Karenin había llegado de viaje y se lo encontró todo patas arriba y a Rhys Jagger como siempre tecleando a la máquina, sumido en sus historias. Estaba tan guapo y tan interesante cuando se ponía a escribir. Esos ojazos, su carita guapa enmarcada en esa barbita de machote, su pelito revuelto, su nariz puntiaguda acabada en esa bolita redonda. Una monada a la que Andrei nunca podía resistirse.

Lo quería todo con él y cuando estaban juntos por su mente sólo rondaba una idea de lo que le apetecía, follar con él todo el tiempo. Llegaba con ganas del viaje, se lo cameló y se fueron juntos a una habitación donde pudieran asegurarse de que estaban solos y de que ninguno de los chicos de la villa pudieran interrumpirles, que al final esos veían a dos follando y eso siempre acababa en trío o en una descomunal orgía con tanta hormona suelta.

Se quitaron las camisetas. Los dos estaban estupendos y bien cachas. Acercaron posturas. Respiraciones agitadas. Rhys desabrochó los vaqueros a Andrei, le destapó las solapas y le sacó el miembro, todo tieso, apuntando hacia arriba. Se la pajeó fuerte con la mano mientras se lo comía a besos hasta arrodillarse y lamerle la polla. La tenía morenita y bien larga. Un gemido salió de la boquita de Andrei cuando Rhys se la coló hasta la garganta. Por inercia le plantó la mano detrás del cogote en un intento por que siguiera chupándosela así de intenso.

Qué lengua y qué boca tenía el cabrón y cómo fluía la leche dentro de sus cojones con la carita mirándole mientras se la chupaba, esos ojazos verdes reclamando amor desde abajo. Andrei le devolvió el favor. Le bajó los vaqueros y descubrió que tenía la polla durísima abriéndose hueco hacia un lado. Al bajárselos salió disparada rozándole el cuello, la barbilla. Andrei sonrió de gusto y emoción. Le encantaba esa polla tan gorda y grande que le hacía abrir la boca a tope para poder chupársela.

Le comió los huevos, deslizó la lengua por la base de su polla y le metió una mamada de tornillo intentando tragar lo más posible a cada cabezazo. Adoraba la carita guapa y atractiva de Rhys, su torso fornido, la forma en la que se le ponína duros los pezones cuando le comía la pija, esos pelazos en la base de la polla que le hacían tan machote.

Ese día Rhys estaba especialmente tierno y aprovechó que Andrei se la estaba chupando para levantar las piernas y proponerle que le acicalara el culito con la lengua. Andrei alucinó con la propuesta. Se puso las botas haciéndole la triple comidita. Raja del culo, pelotas, pollón. Todo a la vez en todas partes. Entre las piernas de Rhys, que le estaba regalando todo, se comportaba siempre como un cerdo con un apetito insaciable.

Rhys cada vez veía menos la cara a Andrei, que se lo estaba pasando pipa preparándole el culito. Veía su cabeza entre sus piernas, su polla desplazándose de lado a lado cada vez que él le metía un repaso a la huevera con las narices. Nunca había deseado tanto tener una polla dentro del culo. Andrei se incorporó, agarró por los muslos a Rhys desplazándole el culazo hacia el borde de la mesa, se relamió la palma de la mano y con ella se frotó la polla y la entrada del agujero de Rhys, le cinceló el ojete con el cipote y no sin resistencia, se la empezó a meter sin condón por ese culito tan apretado.

Por un momento pensó que iba a aguantar poco. Rhys estaba demasiado rico y su culo super estrecho como para poder resistir la tentación de correrse casi al momento. Rhys empezó a pajearse mientras se lo follaba. Toda esa polla grande y dura en su mano. A veces se la soltaba y entonces el rabo se movía sobre su vientre al compás de cada empotrada.

Tenía que aprovecharse ahora que le daba la oportunidad. A saber cuándo volvería Rhys a estar en una de esas abriéndose de piernas. Estaba cachondísimo y quería pija. Se llevó a Andrei a una silla, le obligó a sentarse y él fue detrás sentándose sobre sus piernas y cabalgando sobre su polla. Un tiarrón musculoso, grande, fuerte, guapísimo, clavándose en un buen rabo a pelo.

Rhys dejó caer su cabeza sobre la de Andrei. Frente con frente, mirándose a los ojos. Andrei estaba embriagado de placer mirándole. No podía estar más enamorado. Rhys se echó un poco hacia atrás y se le ampezó a pelar de nuevo. La idea de que se fuera a correr encima de su cuerpo mientras se lo follaba, era pura fantasía. Ya podía sentir el flujo de leche entre los dos.

Rhys no dejaba de saltar sobre su verga y en cuando escuchó un gemido más fuerte, Andrei agachó la cabeza aproximando el mentón al pecho, abrió la boca, sacó la lengua y el cabrón de Rhys se le corrió encima a lefazo limpio, primero con un chorrete entre los pectorales y luego un par de lechazos directos a la cara y al cuello, seguidos de montones de brotes de lefa dejándole bien sucio y mojado.

Andrei miró con una sonria su torso musculadito y bronceado bañado en semen, la polla grande de Rhys todavía soltando leche. Se la comió y le saboreó todos los restos. Con las fuerzas que le quedaban y con la lefa resbalando desde su cuello, por todo su torso, le dio por culo y se la sacó para chorrearle el ojete. Un montón de esperma decorando la entrada de su ano, goteando por los pelitos alrededor de la entrada. Toda mojada se la metió por el culo.

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