Viktor Rom, John Brachalli y Ruben Martinez fornican sin condones como tres machos salidos haciendo trenecitos y preñando culos
Cum thirsty 3some
Las pollas duras y tiesas descansando sobre sus caderas, la de uno apuntando hacia el cuerpo del otro. A Ruben Martinez y John Brachalli les satisfacía enormemente ese momento en el que tenían un nuevo encuentro y se quedaban desnudos retozando sobre la cama. Tras deshacerse en besos hacia el otro, alargaban las manos y cruzaban unas pajas descubriendo que sus rabos estaban más que preparados para la acción.
A Ruben le molaba la sonrisa de John, siempre tan complaciente, su barbita, su cara guapa y su torso masculino y viril de pelo en pecho. John a su vez se pirriaba por el cuerpo peludo de Ruben, perdiéndose en una mirada cargada de tanto amor como vicio. El apetito sexual de Ruben era interminable y esa era una de las razones por las que a su lado se volvía loco.
La puerta de la habitación de estos dos siempre estaba abierta y cualquier podía pasar siempre y cuando cumpliera una sencilla regla: entrar desnudo y con la polla tiesa para empezar la fiesta. Viktor Rom se lo sabía bien, así que entró bien armado, con su tremenda butifarra gorda y grande en la mano, haciendo que esos dos se miraran con una apetito insano, dispuestos a comerle la verga como dos pipiolos hambrientos.
Lo agradecía, tener dos bocas en lugar de una. Ruben acopló toda la santa polla dentro de su boca mamándola a bocados, dejando tan poco hueco a John para comer que le obligó a tumbarse bocarriba y meter la cabeza entre las piernas de Viktor para comerle todos los huevos. Así estuvieron un ratito hasta que John descubrió que a Ruben se le había puesto más dura todavía.
Menuda estaca tenía el muy cabrón. Divina. John andaba ese día muy cariñoso y nada le apetecía más a Ruben que cubrirle por detrás. Era tan guapo que entraban ganas de follarle día y noche sin descanso. Le dejaron entre medias de los dos. Ruben se acopló a su espalda, paseando su duro y largo rabo por sus muslos, rozándoselos. Luego el culete, hasta que encontró el hueco perfecto entre sus piernas para colarle el pito y sobarse la base de los huevos con la punta de la polla.
No era el único que estaba salido en esa habitación. Viktor había llegado como un toro en pleno prado abierto e iba a por todas. Agarró las cachas de John a dos manos, le metió un buen escupitajo en toda la raja y preparó ese culazo para que Ruben lo tuviera más fácil. Ruben agarró su firme y gorda pollaza. La tenía tan increíblemente dura que le costó hasta enderezarla apuntando hacia el agujero del ojete, pero una vez la acopló dentor y sin condón, el viaje fue exquisito. Empezó a follárselo.
La chorra de John no paraba de mecerse entre sus piernas. Su cipote rozando las sábanas. La tenía bien larga. Embutido por detrás y amamantando una buena polla por delante. Se giró para ofrecer su culo ahora a Viktor, que la tenía gigante. Tan gorda que casi le descarró el ojal. John tenía a Ruben cogido por los huevos. Esperó a acostumbrarse al tamaño de esa nueva verga para girar la cabeza y alimentarse de ese durísimo pito que no paraba de crecer.
Lo de Ruben era tremendo. Tenía tanto vicio encima que hizo algo que no era aconsejable en una habitación con tios deseando meterla a noser que qusieras que te follaran sin parar. Se tumbó bocarriba en la cama, abriéndose de piernas, llevando las rodillas al pecho y las axilas. Era todo un aperitivo para gozarlo. Su pecho varonil y peludo, su culazo en pompa. John le metió la polla dentro de la boca y Viktor depositó el rabo acariciando la entrada de su ojete antes de penetrarle por completo, hundiendo su majestuosa pollaza en ese culazo apretadísimo de la muerte.
John sabía lo que le gustaba a Ruben y a muchos chicos, casi como una fantasía. Hizo una sentadilla sobre su cara y le regaló las vistas de su culazo, sus pelotas y su miembro bien de cerca, para que lamiera y se alimentara a placer. El trenecito era inevitable. Pierna izquierda arriba, como buenos soldados, todos en fila de lado sobre la cama. Ruben la enfundó en el culazo de John y luego recibió por detrás la de Viktor.
Entre la espada y la pared, sintiendo el gusto de su polla arrastrándose por el apretado culito de John mientras la maza de Viktor arramplaba con su ano, empujando con fuerza desde atrás, obligándole a follarse a John al mismo ritmo. Ruben y John cambiaron sus posiciones y ahora era John el que daba y recibía. Su mirada y los gestos de su cara al sentirse como la mortadela dentro de un bocadillo no dejaban lugar a dudas de que lo iba a tener difícil para aguantar la leche dentro de las pelotas.
El trenecito tradicional no era lo único que les ponía bien cachondos. Sabían hacerlo de otras formas. Ruben se tumbó en la cama. John se sentó sobre sus piernas ensartándose en su pito, entonces Ruben se abrió de piernas y Viktor acudió a su trasero de rodillas para follárselo. Antes de eso metió un deliberado tiento a John, paseando el rabo por los cojones de Ruben, intentando meter al guaperas un segundo rabo por el culo.
Viktor no aguantó más, mirar hacia abajo y ver la huevera de Ruben, su virilidad penetrando ese apetitoso culazo, fue su perdición. No le dio tiempo a salir, así que clavó su verga en el interior de Ruben y le metio una buena dósis de esperma. Al sacar la polla pudo ver el poso de calcio que le había dejado en la entrada del agujero, con los pelos de alrededor llenos de mecos calentitos.
Ruben estaba a punto de hacer lo mismo con John. El cabrón no se quitaba de encima, no paraba de pajearle la polla con ese culo, así que Ruben se armó de valor y le reventó con unas buenas culeadas desde abajo hasta estallar de júbilo. Le cogió las nalgas con las manos abriéndole de par en par y empezó a cagar leche sobre su polla. Viktor, que todavía tenía otra dósis guardada en la recámara, puso a John bocabajo en la cama y se lo folló aprovechando la lefa de otro hombre hasta darle la suya propia.