Qué morros tan ricos. Fabio Stallion se los besó, se los relamió y hasta se los mordió suavemente, deseando ya tenerlos rodeando su verga. No se hizo esperar. Enseguida Tyler Roma se puso de rodillas en el suelo y comenzó a bajarle los calzones lentamente. Él sí sabía apreciar las partes nobles de un hombre y tratarlas con el respeto que se merecían.
Primero se volvió un perraco al ver el pedazo bulto que se le había formado en la huevera rellenándola entera. Todavía la tenía blandita pero algo morcillona. Jugó a comerle la polla por encima de la tela. La goma de los gayumbos llegó hasta la base, dejando a la vista la mitad del rabo y los pelos de la base. Se los relamió con vehemencia.
A base de besos y mucho mimo, le fue sacando la chorra hasta que se la dejó colgando ahí, toda morcillona y borracha, bien larga y gorda. Se la metió dentro de la boca. La idea de chupar y sentir cómo iba creciendo y endureciéndose dentro de ella le volvía loco, tanto como sentir el calor y el tacto de sus pegajosos huevos sobre su barbilla cada vez que se la comía entera.
Se la trabajó a mano y boca hasta que se le puso bien durita y recta, hasta que al dejarla suelta pudo ver ante sus pojos ese agraciado pollón de veintidós centímetros apuntando hacia su cara. Sólo entonces se levantó, dio la espalda a Fabio y le regaló su trasero. Un culazo bonito e increíble. Redondo, blanquito, suave, con una raja y un agujerito que a Fabio le pusieron bien cachondo, hasta el punto de volverse un animal metiendo los morros y saboreando con la lengua y los labios esa entrada de lujo.
Muy apretado, tanto que le costaba hasta meter la punta de su húmeda lengua. Rugosito. Ya podía notar lo bien que le sentaría a su polla penetrar ese hueco cargadito de amor. Su rabaco iba a necesitar bien de saliva para entrar por ahí. Se tumbó en la cama, se enderezó su majestuosa y gordísima polla hacia arriba y dejó que Tyler se atragantara con ella a placer, follándole la boca, haciendo que sacase bien de babas para dejársela preparada. Las podía sentir colgando hasta por los huevos.
Antes de metérsela por el culo, hizo un simulacro con su boca. Le tumbó en la cama bocarriba y se la folló haciéndole un gag the fag. El agujero del culito de Tyler iba en sintonía con la mamada, se le abría y cerraba solo cada vez que Fabio le empotraba la boquita, deseando ya tenerla dentro. Fabio dio unos pasos hacia atrás y presentó el cipote en el agujero.
Aunque había un buen charco de saliva en el ojete, aún así le pareció demasiado gorda y tuvo sus dudas de que eso pudiera caber ahí. Tyler no tanto, pues sabía muy bien lo que le cabía por el agujero del culo. Al ver las dudas de Fabio reflejadas en su rostro, se las despejó lamiéndose los dedos y dotando de nueva saliva a su impresionante cipote y a su ojal. Entonces Fabio se la hundió dentro y la forma en la que se ajustó su polla a las paredes de ese ano le dio tanto gusto que terminó haciendo mención al creador de todas las cosas.
Tyler también la sintió bien grande. Se veía en su cara que le estaba encantando, ahí todavía acostumbrándose a ese tamaño, intentando digerir las impresiones poco a poco, con la boca abierta exhalando gemidos de placer. Bastaron unos segundos para que la polla entrara bien suave como la seda y Fabio pudiera empezar a follarse ese culo que parecía que no tenía fin, porque a pesar de metérsela entera hasta los huevos, le hubiera gustado tenerla incluso más larga para ver cuáles eran los límites de ese mamonazo tragón.
Quería ver ese culito precioso en primera fila. Le puso a cuatro patas sobre le colchón y se lo fundió por detrás hasta hacer que Tyler cayera de bruces en la cama gritando. Luego le sentó sobre sus piernas y le enculó desde abajo. Para entonces a Tyler se le había puesto también bien dura y Fabio pudo apreciar que la tenía bien grande. Cuando Tyler le dio la espalda y empezó a cabalgarle, aprovechó para cogérsela con la mano y meterle una buena paja.
Sudando como un polló, Fabio se lo llevó hacia la puerta de la habitación para darle por detrás, los dos de pie. Jamás había pensado que podría encontrar un culo tan exigente como ese. Por mucho que se la metiera a fondo y con fuerza, ese cabrón se relamía de gusto. Volvió a llevárselo a la cama y le puso bocarriba. Tyler se corrió encima, dejándose un buen rastro de lefa desde la base de la polla hasta el cuello, todo el torso sucio.
Fabio salió de su interior y se colocó de rodillas pajeándose encima de su cara. Tyler asintió con la cabeza esperando que le dejara más sucio todavía y cuando el primer chorrazo salió de su polla, Tyler cerró los ojos para sentir la leche cayendo sobre su cuerpo. Casi todo el semen fue a parar a su pecho y algunas gotas se desperdigaron por su barba y su cara. Fabio inclinó su nabo hacia abajo y se la metió dentro de la boca, bien dulce y luego bajó a comerle los morros para saborear juntos el sabor de su esperma.
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@ fotos por Oscar Mishima