Julian Shul da culo a pelo y se come el pollón del recepcionista Crixxx Nie | Latin Leche
A Julian Shul no le pareció muy normal que el recepcionista Crixxx Nie, después de subirle a la habitación un sobre que se había dejado olvidado en la planta baja con las invitaciones para la fiesta que tenía pensada montar esa misma noche con algunos colegas, se quedara apoyado contra la pared interrogándole a fondo sobre el tema.
Al principio pensó que lo hacía con la intención de ver si iban a ocasionar algún desperfecto en la habitación, pero Julian sabía interpretar los signos inequívocos de un tio que le estaba tirando los tejos. Julian ya estaba más que acostumbrado a esas cosas, porque con la pintaza que tenía de empotrador, cuando llevaba esa camisetita blanca y ajustada de tirantes, todos caían como moscas.
Para la fiesta quedaban unas cuantas horas, así que no había nada de malo en mandar una invitación por adelantado y probar la cama. Dio un paso al frente, encaró al recepcionista, le plantó la mano en el paquete, se comieron la boca y tras un tiempo prudente dio por hecho que a Crixxx ya se le habría puesto durita. Corrió hacia abajo la cremallera de sus vaqueros, le sacó el rabo tieso por la bragueta y empezó a mamárselo sin dejar de mirarle a los ojos desde abajo, de rodillas.
Joder qué pollón, eso sí que no se lo esperaba. Ni siquiera dio chance al recepcionista para que fuera él el que le jalara la polla. Julian estaba tan decidido a sacar jugo a ese pedazo de rabaco que no podía dejar de amasarlo entre sus labios. Se llevó algún que otro pollazo en la jeta y ya desnudos en la cama siguió devorándole la tranca, metgiéndola cada vez más a fondo dentro de su boca, dejándola atravesar su garganta.
No solía dar culo a un desconocido, pero le tenía tantas ganas a ese rabo y a su dueño que se puso a cuatro patas sobre el colchón y dejó que le polleara el trasero a placer. Crixxx se subió a la cama, le puso el culo en pompa y le penetró el ojal desde arriba, zumbándole rico, subiendo y bajando su culazo potente y tatuado. Julian se corrió encima, cabalgando sobre sus piernas y luego puso la boca para recibir el esperma caliente y blanco que empezó a entrar a latigazos, empapándole la lengua, los dientes, el paladar. El día se presentaba apasionante y sólo había hecho que comenzar. Cuando en lugar de dos tios, en esa habitación hubiera una veintena, no quería ni pensar cómo iba a acabar la noche. Leche y cerdeo a espuertas.