Dedicándose al mundo de la moda, estando tan buenorro y siendo tan atractivo con ese aire tan varonil, a lo largo de su carrera Denis Vega había probado buenos rabos y también se había follado mejores culos, de jovencitos y maduros. Más de lo primero que lo de lo segundo, dado que en cuanto mostraba a los tios su enorme culazo peludo, todos se volvían locos por follárselo.
Todo empezaba casi siempre de la misma forma, cuando se quedaba con un chico a solas en la habitación para tomarle las medidas. Eran pocos los que podían resistirse a ver a un hombretón como él agacharse en posición de mamada cuando en realidad era una postura normal para Denis, dado que en algún momento debía tomar la medida en la entrepierna. Nada nuevo bajo el sol cuando al agacharse ese día, vio una situación complicada en el paquete de Bruno Max.
Que el chaval había trempado estaba clarísimo, pero por si acaso él tenía que hacerle la pregunta: «¿Tengo que hacerle un gran ajuste aquí o… se trata de una situación temporal?«. Hizo ese pequeño silencio en la pregunta mirando a Bruno y ladeando la cabeza para que le entendiera perfectamente. A ver, que no sería el primero ni el último que tenía la polla tan grande que parecía que iba siempre empalmado, pero por la forma parecía más que se le había empinado.
Era temporal, así que para poder continuar tomando la medida de la entrepierna, una vez más Denis tuvo que arreglar la situación. Formaba parte de su trabajo y lo bueno de todo esto es que se le daba genial resolverlo. Mmmm, Bruno casi se correo bajo los pantalones al sentir la lengua de Denis acariciando la parte del bulto en los pantalones.
Bajadita de cremallera, sacada de rabo. Denis envolvió el rabo duro y empinado con su corbata y se lo empezó a masturbar perdiendo el control, dejándose llevar por el olor y el influjo de esa pollaza. Al ver que no se corría como otros hombres sí habían hecho en esa situación, le dio culo para que lo disfrutara. Bruno le empotró contra el dosel de la cama follándose a pelo y luego se lo llevó al sofá para rematar ese cuerpazo musculoso y viril, viendo cómo Denis se corría encima y soltaba su leche blanca y espesa sobre su torso.