Matt logra un encuentro sexual con Kendro Leandro, le come la polla hasta los huevos, se deja follar sin condón y prueba toda su leche | Latin Leche
Two Hot Guys
Hacía pocos días que Matt se había enterado de que su padre era el dueño de unos estudios donde se buscaban chicos por las calles a los que no les importara hacer cosas íntimas delante de la cámara, tales como pajearse, mamar o dejarse follar a pelo por desconocidos. Y durante todos esos días, esa idea era la única que día y noche rondaba su cabeza en sus pajas. Se saltó la cadena de mando y habló directamente con el cazador, pidiéndole que le organizara un encuentro con uno de sus actores favoritos de Latin Leche: Kendro Leandro.
La simplea idea de estar a su lado le ponía cachondo. Le gustaba su carita dulce, guapa y a la vez cargada de vicio, sus ojazos grandes, su cuerpo tatuado y su impresionante rabo. El cámara se lo dejó en bandeja. Engañó a Kendro haciéndole creer que le llevaba allí sólo para grabar paja y le metió al hijo del dueño, que se quedó embobado mirando su cuerpo desnudo de arriba a abajo y tocando su minga.
Aunque Kendro todavía no sabía quién era ese chaval guapete y con pelazo que le estaba tocando el rabo y con el que se estaba morreando probando la dulzura de sus labios, le moló. El cazador le advirtió que ese chico estaba allí porque le gustaba, porque quería que se lo follara. Saber que un tio está por ti era toda una responsabilidad, dado que te veías obligado a dar la talla, pero de eso Kendro iba sobrado.
Después de muchos besos y toqueteos, Kendro se retiró hacia atrás, empujó con la cadera hacia adelante mostrando a Matt cómo le había puesto la polla de dura y el chaval se inclinó para comérsela. Joder qué bien la chupaba, apretando fuerte con los labios, tragándola cn muchas ganas. A Kendro le había hecho muchas mamadas y esa ya de primeras estaba siendo una de las mejores, tanto que le hizo bufar de gusto.
Que Matt disfrutaba chupando pollas estaba fuera de toda duda. La forma en que se la metía hasta el fondo, sacándola llena de babas, reluciente, cómo la miraba con los ojos bizcos, cuando rebotaba mirando hacia la izquierda y la agarraba, volvía a enderezarla y se la metía de nuevo dentro de la boca. El perfil que daba de mamador era impresionante. Guapo, morenito, con el brazo doblado con el que agarraba la base de la polla marcando biceps.
Se estaba enamorando de ese rabo y lo demotró con todas las de la ley. Pillando desprevenido a Kendro, tiró hasta el fondo y le besó los huevos, se quedó un rato ahí, con la polla entera penetrándole la garganta, sin poder respirar, sntiendo el poder de un enorme rabo encajado dentro de su cabeza. Kendro hizo una mueca de satisfacción profunda.
Kendro necesitaba follárselo, pero antes le hizo una mamada. El hijo del dueño de la productora resultó estar muy bien dotado. Tenía un pollón grande y gordo de color chocolate, tan largo o más que el de Kendro, voluminoso, con las venas marcadas y un par de pelotas cargaditas de leche. Kendro le devolvió la mamada de garganta profunda no una, sino varias veces, atragantándose con su pija como si apenas le costase y aprovechó para succinarle esas hermosas bolas, cogiéndole cada cojón entre los labios, estirando y soltándolo, observando cómo recuperaban su forma y su lugar natural en la base del rabo, cerca de la raja del culete.
Luego tomó asiento, Matt hizo una sentadilla encima de él, acoplándose a su durísimo y tieso rabo y se lo ensartó sin condón por el agujero. El chaval ya tenía su cita perfecta casi al completo. Había hablado con el chico de sus sueños, lo había besado, le había comido la polla, había recibido de él una mamada y ahora le tenía dentro de él. Ya sólo faltaba probar su leche.
El culazo musculoso y fuerte de Matt fue todo un reto para Kendro, que tuvo que buscar la posición adecuada para que, de las ganas que los dos le ponían al follaje, no se le estuviera saliendo siempre la minga. Le dio por culo y por detrás, follándoselo como a un perro, cascándose los huevazos en toda su esplendorosa raja, penetrándolo, dominándolo, haciéndole todo un hombre.
Matt miró a la cámara, mordiéndose el labio inferior, lanzando un mensaje subliminal a su padre para cuando viera aquello. Quería que estuviera orgulloso de lo bien que se le daba aquello y esperaba que Kendro sólo hubiera sido el mejor punto de partida hacia su estrellato, porque no pensaba dejar de mirar más vídeos y modelos para elegir con quién quería emparejarse.
Después de follar, los dos empezaron a pajearse efusivamente, Matt sentado en el sofá y Kendro de pie apuntando hacia su jeta. Cuando Kendro puso una mano en el cuello de Matt alzándoselo para que le mirara a la cara, Matt soltó un gemido y se corrió encima. Se dejó todo el lechal blanco y espeso por debajo del ombligo. Kendro apuntó a su boca que estaba entreabierta y le metió el esperma dentro, decorándole los labios, estrujándose la polla y sacando una hilera de miel blanca que se quedó entre el cipote y su boca hasta que Matt le comió la verga y se relamió toda la nata montada que llevaba encima. Se la chupó y tragó lefa hasta que se le quedó morcillona, reluciente, corrida y colgando perfecta entre sus piernas.