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Malik Delgaty se casca una paja mirando cómo Austin Wolf penetra a pelo a Damian Night | MEN

The Thirst Part 1

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Decían los antiguos pobladores de estas tierras que Dios creó el desierto para que el hombre pudiera buscar agua y cuando este la hubiera encontrado, aprendería a apreciar una simple gota de agua. Las botas empolvadas de Malik Delgaty caminan cada vez más lentas sobre las tierras yermas. Sólo las prendas que lleva puestas son capaces de mitigar le calor de un mundo que está siendo asolado. La ropa y una pequeña cantimplora que ya está en las últimas.

Alza la cabeza hacia el sol y la última gota de agua cae del cuello del caliente metal hasta su lengua. Pega el último trago antes de una nueva caminata hasta alguún lugar. El agua se ha convertido en el recurso más preciado en La Tierra y algunos como Austin Wolf y Damian Night aprovechan las paredes de tela lona de la tienda de campaña como conductor del rocío de la mañana.

No sólo el agua es un bien escaso. También lo son las mujeres. Los hombres, todavía necesitados de sexo cuando comen y beben bien, se ven expuestos a nuevos caminos, algunos de ellos que jamás pensaron cruzar. En la tienda de campaña, Austin solo necesita levantarse el turbante para tener a Damian comiéndole la tranca bien gorda. Le encanta que el cabrón se la chupe presionando bien con los labios y, mientras lo hace, se encarga de descubrirle el culito.

Así cariño, come polla. Mientras se tengan el uno al otro, no les faltará ni comida ni agua y mucho menos un buen rabo que llevarse a la boca. Malik llega justo cuando Damian está a cuatro patas dándole a la barra. Corre la cortina y se encuentra ese culazo desnudo, sobado por las manos grandes de Austin, que está deseando penetrar su orificio. Mira y se toca.

Su largo y enorme rabo no puede aguantar más encerrado cuando ve a Austin dar la vuelta a su chaval y meterle un dedo por el ojete. El gemido que suelta Damian al sentir ese dedo hurgando en su interior da alas a Malik para sacarse el pene y masturbárselo. Ver a Austin meter los morros y rozar con la barba la raja de ese culito suave, no hace sino crearle más leche en las pelotas.

El chico ya está preparado. Él mismo se abre las nalgas con las manos. Austin se pone de rodillas detrás de él y le mete esa pedazo de polla que vale por lo menos por cuatro dedos como poco. Damian tarda como otros cuatro pollazos en salir de su asombro y por fin toma aire, entonces Austin le mete una marcha y empieza a follárselo. Por supuesto, querido lector, en el mundo en el que estamos ya no quedan ni condones, así que todo se hace a pelo.

El bombeo de ese culo chocando contra las caderas consigue que Malik se la pele más rápido. Ahora puede tener otro punto de vista cuando Austin se tumba, abre ligeramente las piernas, puede ver toda su huevada y su pene erecto y a Damian sentarse encima, clavándoselo entero, cabalgando sobre él. Cuánto hace que Malik no tiene un culo así bombeándole la polla. Desearía probarlo, pero al menos verlo hace que se mitigue su ausencia de contacto.

Que el roce hace el cariño era un dicho que solía escuchar antes, antes de toda esta mierda, pero nunca ha visto a dos tios cogerse tanto cariño practicando sexo. Verles besarse le contagia de una emoción tapada y en un acto reflejo se relame los labios. Le gusta. Damian se da la vuelta y siguie pajeando esa polla con su culo. Es tremendamente adictivo ver el rabo enorme y grueso entrando y saliendo de su agujero.

Por supuesto el chaval lleva toda la follada con le pito duro. Por primera vez se la coge y se la casca. Los huevazos colgando y rebotando entre sus muslos, casi rozando el muslo de Austin. Por un momento Damian retira la mano y su pene duro y largo no para de brincar arriba y abajo, fostiando también el muslo de Austin. Damian empieza a gemir como una putilla, un sonido que Malik conoce muy bien.

Hay tan pocos humanos sobre la faz de La Tierra que cuando te cruzas con alguno es como si viajaras a otro planeta. Siguen teniendo ojos, brazos, piernas, rabo y culo, todas esas cosas que caracterizan a los hombres, pero después de tanto tiempo cada uno tiene sus costumbres y sus liturgias. Malik observa con ojos curiosos cómo Austin retira unas rejillas sobre lo que parece ser una cama, entonces Damian se tumba bocarriba sobre sus blanditos cojines y se abre de piernas.

Sin duda ese debe ser el lugar para hacerlo en ocasiones especiales. Ahora ya no hay agua nada más que para beber y el aseo ha quedado en un plano olvidado. Los hombres huelen a macho y sus pollas huelen a polla, a semen, a meados. Unos cojines mulliditos y suaves donde descansar el cuerpo son como un oasis. Austin se desnuda el torso para penetrarle. Quiere que Damian vea su cuerpazo desnudo y cachas cuando le reviente. Quiere que una vez más se enamore de él, que no olvide quién le protege.

La polla hasta adentro, hasta los huevos, el pene de Damian se pone durísimo y ya ni siquiera descansa sobre su estómago, sino que permanece tieso. Por un momento parece que los dos van a cámara lenta. Austin machaca con suavidad y Damian permanece atento, pero en unos segundos todo cambia. Austin le revienta el culazo a toda hostia y Damian se coge el rabo, se encorva un poco mirando hacia abajo y se corre encima.

Austin espera hasta el final. Parece como si no quisiera salir de ahí adentro, donde se encuentra tan a gusto. La saca del culo y la apoya bajo la huevera de Damian. Durante unos segundos que parecen eternos, la deja ahí, quieta, toda durísima, con el cipote a punto de implosionar. No se la toca, simplemente ocurre sin más. Un flujo de semen sale disparado de la raja del cipote e insemina las pelotas de Damian. Un segundo, un tercero. Las bolas del chaval a remojo.

Lentamente Austin conduce la polla de nuevo hasta el agujero, se la mete y gime con un sonido desgarrador terminando de correrse dentro. Su cuerpo tiembla de gusto. Sí, aparte del agua deslizandose por tu lengua, refrescando tu garganta, todavía le quedan al hombre placeres como ese en La Tierra, aunque el semen ya solo sirva para preñar culos de otros hombres o para dejarlo sobre sus caras o sobre sus musculosos cuerpos.

O para cultivar la tierra. Malik culmina su paja y vierte su estirpe sobre la arena. Ahí se quedará, reseca cuando le dé el sol, perdiendo toda su esencia. Al abrir de nuevo la cortina de la tienda, ve a Damian de nuevo vestido preparando la comida. Nota el frío metal del filo de un cuchillo sobre su cuello. Austin le mete en la tienda y le ata las manos. En este nuevo mundo ya nadie se fia de nadie.

Ya sea porque Malik está muy bueno o por otras cosas, deciden confiar en él. Malik porta un reloj de su padre, que se lo regaló antes de morir. Austin y Damian le cuentan la historia de Roman. Dicen que sobre la tierra ya solo queda un hombre que tiene su sed saciada y que por consiguiente su búsqueda ya se reduce a la de metales preciados como ese, de memorias de tiempos pasados.

El reloj convierte a Malik en un blanco fácil. Quizá a los tres les venga bien para poder llegar hasta él. Con un gesto, Austin coge el botijo, mostrándole lo que consiguieron de Roman la última vez. Un chorro de agua como la meada grande de un buen pito gordo sale del pitorro llenando un vaso de agua y a Malik se le abren los ojos como platos. Rumbo a Roman.

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