Todavía quedaba más de media hora para que diera inicio el espectáculo de la Super Bowl. Las chicas se quedaron revisando los últimos preparativos en la cocina mientras Dom King y Logan Aarons cogieron sitio en primera fila en el sofá. Lo que ocurrió a continuación, ni el propio Dom pudo explicárselo a sí mismo. Estaba poniendo las tiras negras de guerrero en las mejillas de Logan cuando por primera vez se fijó al detalle en su mirada, en su guapísima cara, en el pelito rubio que le salía por la parte frontar de la visera de la gorra que llevaba puesta hacia atrás.
En un arrebato, se abalanzó hacia él y le robó uhn beso que fue correspondido. Los dos se quedaron mirando, intentando explicar qué había sucedido, por qué lo habían hecho. El caso es que les había molado. Miraron hacia la cocina. Las chicas estaban ocupadas, enzarzadas en una conversación que no alcanzaban a entender pero que se antojaba extensa. Volvieron a probar sus labios. Dom se acomodó en el sofá estirando los brazos por encima del reposacabezas, se miró el paquete y enseguida Logan supo qué debía hacer.
Le desabrochó el botón de los vaqueros, le descorrió la cremallera hacia abajo y le sacó esa enorme pirula que ya estaba bien dura, la zarandeó mordiéndose el labio inferior de lo mucho que le apetecía comérsela, volvieron a echar una miradita a la cocina, Logan se inclinó hacia abajo, se metió el pollón dentro de la boca y empezó a mamárselo, digiriendo una buena barra de carne masculina y varonil.
La Super Bowl estaba a punto de empezar, pero antes ese chulo se le estaba metiendo una super mamada. Dom gimió de gusto, se llevó una mano a la boca, se mordió un dedo intentando reprimir tanto placer. El continuo soniquete gutural de la polla entrando por la garganta de ese mamón casi le hizo reventar las pelotas. Una voz de las chicas interrumpió la acción. Dom intentó guardarse la polla en los vaqueros con gran dificultad y Logan agarró el balón que tenía cerca poniéndoselo en la entrepierna para ocultar su erección.
Cada uno con su chica a un lado del sofá, no pararon de lanzarse miradas en los siguientes minutos. Dom estaba super caliente, necesitaba esa boca y quizá algo más si se terciaba. Se levantó y cogió una caja de pizza que había en la cocina. Ya habían llegado, lo que dio pie a que las chicas fueran a terminar de preparar las bebidas y los snacks. Otro ratito a solas entre chicos. Dom se sentó en el sofá y dejó que Logan levantara la tapa de la caja. Un buen rabo se levantaba erecto justo en el medio perforando la parte central de la pizza.
Qué granuja. Logan volvió a quedarse boquiabierto por el tamaño de su verga y se la volvió a chupar. Las chicas no les daban tregua. En le mejor momento de la mamada, volvieron al sofá, así que no les quedó otra que irse los dos a la cocina. Dom siempre había venerado el culazo de Logan, pero hasta ese momento nunca había pensado en él como algo más. Entonces, la idea de penetrar ese pandero le volvió loco.
Logan se puso mirando hacia el marco de la puerta de la cocina. Se bajó los pantalones. Llevaba unos calzones modernos abiertos por detrás, los que solía usar para jugar al fúbol para estar más cómodo. Dom se puso detrás de él y sin ponerse condón, le calzó toda la polla hasta los huevos. Entró super ajustada y, cuando estaba intentando concentrarse para no correrse del puto gusto de ese primer apretón, Logan empezó a culear hacia atrás tragándose su polla.
Joder qué tragón, qué culazo, que bueno estaba. El plas plas de sus caderas contra las nalgas le volvió tan majara como el de su boquita mamona. Dom se levantó la camiseta presumiendo de six-pack. A Logan ya le apretaba la polla en los calzones. Se la sacó por un lateral y se la meneó mientras Dom le daba por culo. Estaban tan a gusto que ni se dieron cuenta cuando sus chicas se levantaron, aunque por suerte fue para mirar unas cosas en otra parte de la casa. Mejor para ellos. Dom aprovechó y se bajó un poco más los vaqueros. Casi no podía creer que estuviera culeando a ese glotón guaperas.
Al darse la vuelta, Logan se quitó la camiseta y mostró a Dom su cuerpazo musculoso, su polla durísima. Dom no recordaba si se había merendado alguna vez un rabo. Que él superia, al menos sin llevar unas copas encima, no, pero ese le apeteció mucho y de forma consciente se arrodilló para hacerle una buena mamada. Se fijó en el cuerpo del rubio. Estaba realmente apetecible. Por un momento pensó en lo bien que se lo pasaría su chica en la cama con él.
Guapo, cuerpazo, malote y buena polla. Qué mas se podía pedir. Se la comió más tiempo de lo que esperaba. Le gustó tener ese rabo en la boca. Logan se dirigió al sofá, saltó por encima y dejó el culo apoyado en la esquina entre el reposabrazos y el respaldo. Dom se arrodilló en esa esquina, sacó culete, empinó rabo y coló de nuevo toda su larga y enorme polla en el interior de ese culazo acogedor.
Luego se sentó y dejó que Logan le cabalgara. Se ladeó un poco para poder ver cómo saltaba, cómo le rebotaba la polla cada vez que lo hacía. Estaba demasiado rico para ser verdad. Le abrió de piernas y se lo folló a pelo bocarriba, mientras Logan alababa su gran pollaza y asentía con la cabeza, dejando claro que se la estaba metiendo de lujo, que siguiera así. Como resultado, Logan se pajeó y se dejó la leche encima, gozando de toda esa paja saliendo por su rabo mientras otro enorme y duro le perforaba el trasero.
Dom siguió dándole un poco más, hasta que flaqueó y no le quedó más remedio que sacar la polla. La lefa no tardó en salir, le bastó con ver ese culazo abierto, el ojete que había acogido su nabo con tanto afecto. Le dejó toda la leche en los muslos, en las nalgas, en la raja y le metió de nuevo la polla, esta vez mojada, dentro del culo, para no olvidar ese momento. Por suerte les dio tiempo a vestirse. Para cuando llegaron las chavalas, ya estaban preparado para ver la Super Bowl, bien relajaditos, más de lo normal. Sólo se les saltó un detalle, el agujero de la caja de la pizza. Menos mal que aún les quedaban la bebida y los snacks.
