Esto jamás podría haberlo imaginado Shamu Azizam, pero ser follado por la mascota de su propio equipo era una situación con la que no había contado ni en sus más íntimas y locas fantasías. ¿Que cómo ocurrió todo? Pues como suelen ocurrir estas cosas cuando un equipo gana un partido, que todo se descontrola, hay demasiada felicidad y ganas de celebrarlo en el ambiente y al final pasa lo que pasa.
Shamu era todo un pibón. Guapo, tremendamente atractivo, con unos ojazos azules que hipnotizaban a cualquiera y encima estaba cachas y tenía buen culo. Ya en los vestuarios empezó a tontear que si marcando culazo, bajándose los pantalones y enseñándolo directamente sin remilgos, dejándose dar toallazos y palmadas en el pandero tal que Jake Preston, que estaba sudando ya debajo del traje de la mascota del tigre del equipo, se estaba poniendo en modo burraco.
El campeón se empezó a quitar la ropa. No ayudaba en nada el hecho de que llevara unos calzones abiertos por detrás, con un paquetón en el que se le marcaba todo, polla y huevos, sin dejar apenas lugar a la imaginación. Se sentó en el banco, se relajó estirándose hacia adelante todo lo largo que era y su culo estaba justo al borde del asiento. Jake no pudo resistirse y se agachó, le cogió esas dos nalgas con las manos y le comió el ojete.
La reacción de Shamu fue como si le hubieran metido un palo por el culo, de un gusto exquisito. Gimió por todo lo alto y abrió de par en par sus ojazos azules como el mar. Y a pesar de eso, después de dejarse comer un buen rato el ojete sin dejar de gemir, todavía tenía fuerzas para bromear. «A ver cómo tiene la pija la mascota del equipo«, dijo mientras se levantaba del banco y tiraba del traje de tigre hacia abajo para descubrir la dote de Jake.
El rabaco largo y empinado de Jake salió disparado hacia adelante, dejando a Shamu con cara de asombro. Sin duda no esperaba ese pedazo de pollón en el cuerpo delgadito de un chaval tan jóven como ese. Tras salir de su asombro, bienvenida fue la polla dentro de su boca, a la que amasó entre sus labios dándole un buen uso. Estaba dura y muy caliente y no era excesivamente gorda, por lo que pudo dejar que le atravesara la garganta haciendo sonidos guturales.
Tras darle un repasito a los huevos y los bajos del pene y confesar lo grande que la tenía, volvió a zampársela. Shamu se deshizo en halagos dejando su aliento y sus babas sobre ese generoso trozo de carne. La polla entera hasta los huevos. Cada vez más dura y es que Shamu estaba demasiado buenorro. Sus ojazos, su cara de machote con barba y allá al fondo las tremendas vistas de su musculoso y duro culazo.
«Déjame que te folle», fueron las palabras de Jake al comprobar lo mojada que tenía la polla. Shamu se levantó, se puso mirando contra las taquilla, subió un pie al banco abriéndose de piernas y Jake penetró entre esas nalgas con su largo rabo sin condón. De nuevo Shamu exhaló un profundo gemido que le nació de lo más hondo de su ser y abrió como platos sus ojazos color azul mar.
Jake tampoco habría imaginado jamás que acabaría follándose a un tiarrón de estos. El tio le sacaba dos cuerpos en complexión, su culo era tan grande y musculoso que al lado del suyo era infinitamente más apetitoso y follable, pero por suerte gozaba de un rabaco en resumidas cuentas más largo que el del resto de hombres y chicos de su edad que le permitía dar la talla con cualquier tio con el que se cruzase.
Sin duda disfrutó de ese momento. Le culeó dándole placer por dentro, se abrazó a ese cuerpazo musculoso desde atrás y se alimentó de ese tacto rozando con sus manos sus pectorales y su abdómen de hierro. De vez en cuando volvía a coger la cabeza de la mascota del equipo y se la ponía para que Shamu no olvidara quién se lo estaba follando a pelo.
Siempre por detrás, Jake le dio por culo encima del banco. Luego se sentó y Shamu cabalgó sobre sus piernas, pinchado en su polla. Sólo durante ese momento, cuando Shamu se echó hacia atrás, Jake aprovechó para inclinarse y comerle la tetilla del pectoral. Shamu, que hasta ahora había mantenido su rabo en los calzones verdes, se lo sacó para hacerse una paja.
Ese instante hizo que Shamu se quitara los calzones y se quedara abierto de piernas, completamente desnudo, con la parte baja de la espalda apoyada en el banco y y el resto del cuerpo aferrado a las taquillas. Jake dobló las rodillas y hundió de nuevo su polla en la raja de ese culazo. Mientras Jake le penetraba sin condón, Shamu no paraba de sobarse su polla dura a punto de caramelo.
No tardó en soltar tralla lanzándose unos buenos latigazos blancos de lefa sobre el puño y la panza. Jake aguantó forzando su ojete hasta el último momento, luego sacó el rabo, se lo pajeó todo lo largo y grande que era sobre el musculoso cuerpazo de Shamu y le dejó su leche encima del torso, la polla y las pelotas. Descargar su semen sobre un tiarrón así de guapo y fornido fue toda una experiencia para sus sentidos. Soltar lefa y ver esos ojazos mirándole con ganas de más. Corridos, desnudos y sudados, siguieron celebrando el triunfo.