Finn Harding pone a comer rabo a Kyle Connors y Felix Fox y se los folla sin condón en la habitación del campus | MEN

Magna Cum Load Part 1

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Tras realizarle un tour por las instalaciones de la Universidad, el compañero de Finn Harding le condujo finalmente a su habitación del campus de la fraternidad. Finn llegaba unos días más tarde que el resto, pero no esperaba para nada abrir la puerta y ver que algunos no habían desperdiciado el tiempo. Felix Fox, su compi de habitación, estaba batiendo con el culo el pollón de Kyle Connors, al que había invitado para pasar un buen rato.

En un acto reflejo y sin pensarlo, Felix dio la bienvenida a Finn alargando la mano. Finn se quedó un momento pensando dónde había estado esa manaza, aunque en un acto de respeto se la estrechó, llevándose consigo una sustancia pegajosa que conocía muy bien. Finn enseñó a Felix un truco para que ambos pudieran preservar su intimidad cuando llevaran a alguien para intimar. Un calcetín blanco colgado del pomo de la puerta significaría «no pasar, estoy fornicando como un perro«.

Aunque al principio pareció valorar su idea, mientras Finn se acomodaba abriendo la maleta y haciéndose un hueco, los otros dos empezaron a monear desnudos por la habitación, haciéndose selfies desnudos y provocándole. Finn tuvo que ponerse firme y no se le ocurrió una idea mejor para hacerles callar que bajarse los pantalones y mostrarles su paquetón, en el que confiaba en más que ninguna otra cosa.

La idea surtió el efecto deseado. Les dejó a los dos con la boca abierta, pero por poco tiempo, porque enseguida Felix se puso de rodillas, le bajó los calzones y como si el tiempo se ralentizara, el larguísimo pollón de Finn salió disparado delante de su cara dando bandazos hacia todas partes antes de quedarse duro y recto apuntando hacia su boca.

Felix, asombrado y sin poder artiular palabra, miró a los ojos a Finn, luego a su polla, erecta, venosa, de piel blanquita, con el pellejo recubriendo casi en su totalidad un cipote rosáceo. Sacó la langua, relamió el capullo impulsándolo hacia arriba y se puso cachondo al observar cómo rebotaba el pene. Finn les propuso hacerse unas pajas. Una inusual bienvenida que venía a sustituir a la típica invitación para tomar algo en el bar del campus, pero es que los tres no se habían conocido de una forma muy al uso.

Kyle y Felix no querían pajas, querían algo más. Finn se quedó de pie masturbándose entre las dos camas y los dos se sentaron en cada una. Querían comerle toda esa cigala. Felix fue el primero en atiborrarse de rabo. Le agarró gentilmente de las pelotas dejándolas reposar sobre la palma de su mano y le comió la piirula hasta donde su garganta le dejó tragar. Kyle se quedó dando besitos a Finn por la cadera, por los pelos de la base de s polla, hasta que Felix le cedió el testigo y también tuvo su ratito de gloria para llenarse la boca de rabo.

Se la fueron pasando de uno a otro, compartiendo las babas, hasta que acabaron comiéndosela a dos bocas, besándose entre ellos con la polla entre los labios, cerrando los ojos y dejándose llevar por tantas sensaciones mientras sus pollas se ponían bien duras, abriéndolos y mirándose fijamente, gozando de ese momento tan cerdo en el que sus dos pasiones se unían, los besos y su amor por comer polla.

Finn quería el culazo de Felix. Primero le dio un buen masaje con el rabo frotándoselo por toda la raja de ese precioso y musculado trasero y luego se puso detrás de él, se la hundió sin condón por toda la retaguardia y le hizo poner los ojos en blanco del puto gusto de sentirla tan adentro. Nunca le habían follado con una tan larga y hasta ahora ninguno de sus ligues tenía los huevos tan colgantes como para palmearle el trasero con ellos mientras se lo empotraba. Los de Finn eran gordos y perfectos, como melocotones.

Al tumbarse en la cama para que alguno de los dos se animara a cabalgar sobre su figa, el pelirrojo fue el primero en ofrecer su culo. Kyle se ensartó en esa polla desnuda y se quedó mirando a Felix, comprendiendo justo en ese momento lo que era la auténtica felicidad. Felix llevaba muy mal eso de mirar y pajearse cuando podía participar, así que se marcaron un trenecito improvisado en cuanto Felix se metió la gordísima polla de Kyle por el culo.

Apilados unos sobre otros, Kyle aguantó carros y carretas, dando y dado por culo. Juntos se lo habían estado pasando bomba hasta ahora, pero la llegada del nuevo les había hecho ampliar sus miras. Se tumbaron bocarriba en una de las camas, uno al lado del otro con las piernas abiertas para regalar al chicarrón nuevo sus dos culitos. Finn se fue turnando pasando de uno a otro pegándose un festín.

Kyle fue el primero en correrse encima. Devorado por el largo pirulón de Finn, se cogió el rabo, se lo pajeó duro y no lo soltó hasta que se le hinchó y comenzó a soltar lefotes sobre su vientre. Felix hizo lo propio cuando llegó su turno. Los dos tenían ganas de ver qué forma de correrse tenía el nuevo. Se colocaron de rodillas, uno a cada lado mirando hacia la polla y la miraron fijamente mientras Finn se la pelaba con una mano. Vieron desfilar una buena mansalva de chorrazos leferos frente a sus ojos, unos largos, otros cortos, todos bien cargados de esperma. Le dieron una caladita cada uno al cigarro recién consumido, llevándose en la boca y en los labios el sabor de un nuevo amor de calendario.

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