Otra vez tocaban al timbre. Eso de vivir en un barrio nuevo a Morgxn Thicke le estaba trayendo por el camino de la amargura. Esta vez le había pillado recién salido de la ducha, aunque por suerte ya estaba seco. Pensó en abrir y mandar a la merda a quien fuera que había tocado a la puerta, pero al ver a ese chavalín tan jovencito, guapete, repeinado y con unos ojazos claros que le provocaron el inicio de una erección, le entraron una ganas tremendas de saber si se comportarían así de respetuosos y amables en la cama.
De momento ya había impresionado a Dylan Hayes al salir semi desnudo a recibirle a la puerta, sólo con la toalla alrededor de la cintura. El espectacular torso de Morgxn dejó sin palabras al chavalote. Estaba cañón, con unos pectorales musculados y bien peludete. Invitó a pasar a Dylan al salón, pero mientras este le hablaba intentando que firmara una petición para algo, Morgxn sólo tenía ojos para esa carita, imaginando cómo de apretado tendría el culito y si alguna vez se la habían metido o sería él el primero.
Casi sin darse cuenta, la polla se le había escapado por debajo de la toalla y la tenía bien dura. Se dio cuenta cuando Dylan puso cara de asombro otra vez, pero el chaval se le resistía, así que se levantó, le pidió la solicitud para firmarla y la tiró al suelo, a sus pies. Eso le obligaría a agacharse y al levantarse n le quedaría otra que pasar por la tienda de campaña que acababa de formársele levantando la toalla en el frontal.
Sin duda tenían muy bien enseñados a esos chicos. También se resistió a eso, si bien consiguió que se le pusiera dura y tuviera que taparse la parte delantera con la carpeta y saliera disparado al baño a lavarse la cara con agua fría. Morgxn le estaría esperando, completamente desnudo y haciéndose una paja. Ese chaval caería en sus redes tarde o temprano.
Fue más bien temprano. Ningún chico de su edad podía reszistirse a la imagen de un pedazo de macho fornido y peludo con esa enorme polla entre las piernas. Pensó que nadie tendría por qué enterarse. Se arrodilló entre las piernas de Morgxn aliviando el nudo de la corbata que llevaba puesta y se metió en la boca un tercio de ese gigantesco rabo.
El gustito que le dio a Morgxn le hizo soltar su polla y quedarse a cuerpo de rey acomodando los brazos sobre el respaldo del sofá y dejándose hacer. Ahora su rabo estaba en buenas manos. Dylan empezó a chupársela timidito, pero poco a poco fue ganando confianza, a mamársela a tornillo tragando cada vez más, a sostener los cojonazos con sus manitas.
Cuando intentó tragarse la polla entera y sólo le cabía la mitad de lo grande que era, se la sacó de la boca y esgrimió una sonrisa con lágrimas en los ojos, Morgxn comprendió que esos chavales tan bien vestidos de corbata a los que tenía idealizados como témpanos de hielo, eran hombres como los demás, capaces de caer en el pecado.
Chupa que te chupa, Dylan se fue desabrochando los pantalones y ahora el que iba a fliparlo iba a ser Morgxn, porque para su sorpresa, ese chaval estaba demasiado bien dotado, con una figa enorme y bien gruesa. Al vérsela colgando tan jodidamente grande, algo en su fuero interno le llevó instantáneamente a levantar las piernas y abrir el culo.
Dylan no se lo esperaba. Sonrió y miró a Morgxn para saber si era eso lo que deseaba. Si algo tenía claro Morgxn eran sus ideas. El chico no dudó ni un segundo en tomar ese culo de machote prestado, sacando la lengua y acariciando el ojete y toda la raja con ella de un repasito. Del culo pasó a los huevos. Se levantó, se puso de pie sobre el sofá y, haciendo una sentadilla, clavó su culo a pelo en la polla desnuda de ese varón.
Era la primera vez que estaban tan cerca. Morgxn se enamoró de su cara y sus ojazos, de lo apretado que tenía el culito, de esa enorme polla que se gastaba, rebotando ahora sobre su torso peludo. El chaval se convirtió en puro amor. No dejaba de pegar pequeños saltitos consumiento rabo, cogió a Morgxn de la cara con cada mano alrededor de su rostro y lo miró fijamente colocando frente con frente.
Morgxn estaba embelesado. No podía dejar de mirarle de arriba a abajo. Ahora tenía la oportunidad de desvalijar los secretos de uno de esos chavales que tenía idealizados. Le fue desabrochando los botones de la camisa blanca. Quería verlo desnudito. Lo tumbó bocarriba en el sofá y le clavó toda la polla. Ahora que Morgxn tenía el control y le estaba nutriendo con más trozo de rabo del que él se había tragado saltando a sus anchas, Dylan soltó unos gemiditos de dolor y placer que fueron para Morgxn como un reclamo para follarle más duro.
Todo el rato que estuvo follándoselo, Dylan no paraba de pajearse y mostrarle su larga y gorda pija. Llegó un momento en que Morgxn no pudo resistir las ganas y bajó a chupársela. Ese cabronzuelo tenía una buena dote, así que le hizo una buena mamada. Por miedo a que se corriera antes de tiempo, viendo a un tio tan musculoso arreando su nabo a conciencia, Morgxn paró en cuanto escuchó sus gemiditos de placer, le puso a cuatro patas y le dio por culo.
Fue en ese momento en el que le despojó de su corbata y su camisa y le tuvo por primera vez desnudito todo para él, entregándole su culito redondo y blanco. Hecho el agujero, le invitó a sentarse de nuevo sobre sus piernas, esta vez dándole la espalda y echándose hacia atrás para que pudiera ver bien su rabo rebotando al viento mientras cabalgaba.
Le cogió de las piernecitas, le abrió el culo y le folló dejándole en volandas sobre su torso. A medida que saltaba, al chaval se le iba poniendo más y más dura hasta el punto de que se le puso más grande que la de Morgxn, una pedazo lanza grande y dura destacando en su entrepierna. Menudo puto pollón se gastaba el chavalín. Se lo folló de nuevo bocarriba y no aguantó mucho más dentro de él.
En cuanto le vino el gustillo, Morgxn salió de su interior y eligió su cara guapa para correrse. Dio unos pasitos en el sofá hasta ponerse a su altura, se pajeó apuntando con su rabo hacia una cara que le esperaba receptiva con la boca abierta y la lengua por fuera. El primer goterón cayó en su hombro. Dylan se las apañó para colocarse mejor. Los siguientes lefazos se quedaron colgando de su barbilla y cayeron dentro de su boca como miel.
Una imagen que Morgxn tardaría en olvidar. El chaval desnudo sobre el sofá, con toda la leche encima de su carita, abriendo la boca y enseñándole la pasta de dientes, sacando la lengua para lamerle la polla mientras se hacía una paja y se revolvía en el sofá lanzando unos buenos trallazos, corriéndose de gusto. Morgxn cogió del suelo la solicitud y la firmó. Se acercó a Dylan, le dio unos besitos en la boca y le susurró que la próxima vez viniera con un amigo.