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Malik Delgaty se folla sin condón el apretadísimo culazo de Trevor Brooks y le deja esa carita guapa llena de leche | MEN

Cock Marathon

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Siempre que tenía que entrenar para el Maratón, Trevor Brooks llamaba primero a Malik Delgaty para que le hiciera de guía y compañía. Si tenía que conseguir inspiración para no rendirse, quería tener al lado a un tio apuesto, cachas, mirar su entrepierna mientras corría y, como no llevaba calzones, ver su badajo meciéndose en el frontal, soltando bandazos hacia arriba golpeando la tela y acomodándose de lado a lado marcando un buen bulto.

El día de la final llegó el primero. Trevor envidió su fortaleza, pero enseguida esa envidia sana se transporfó en otra cosa cuando un espectador le dio agua, pegó un pequeño trago y Malik se la echó toda por encima, un acto que permitió a Trevor ver su espectacular pija ceñida a la huevera, mojadita. Joder, si hasta se le marcaba el cipote encapuchado como si fuera una chistorra.

Tras la celebración, si te he visto no me acuerdo. Cada uno tiró para su casa, excepto Trevor, que siguió a Malik movido por una imperiosa necesidad de deslizar la mirada por su musculoso cuerpo, deseoso de probar su rabo. Solía colgarse mucho de los tios, pero con ese le había surgido un enchochamiento especial, además de por lo buenorro que estaba, por lo bien que calzaba.

La casa de Malik era casi todo ventanas. Al entrar se desnudó dispuesto a irse a la ducha y Trevor pudo verle completamente desnudo, flipando por lo larga que tenía la pija, lo bonita que era y lo bien que le colgaba entre las piernas. Tal y como imaginó, un tio que acababa de correr una Maratón, no tendría la cabeza ni como para echar la llave. Trevor se coló en el piso, se sentó cómodamente en el sofá y comenzó a magrearse la polla esnifando cada prenda que Malik se había dejado por los suelos.

Mmmm, uff, el olor de las zapas le puso especialmente cachondo. Se estaba arreando una pajilla cuando Malik le pilló in fraganti. Tenía dos opciones: huir o quedarse. Y se quedó. Un tio deportista que acababa de darlo todo y recién salía de la ducha, iba a necesitar un buen culazo para una polla ganadora. Trevor le dio culo y se la pidió.

Menuda maza se sacó al quitarse la toalla. Salió rebotando toda grande y gorda. La tenía durísima. Se la introdujo toda a una por el culo a Trevor y sin condón. Qué buenas clavadas, qué caderazos, qué bien sabía meterla. Por el reflejo del televisor apagado, Trevor pudo ver ese culazo arremetiendo con fuerza. Todavía no podía creer que un tio tan fornido, guapo y pollón le estuviera dando por culo.

Se subió al sofá con él, le cubrió el culito entre sus muslos, su enorme polla y sus cojones destacando entre sus piernas y un segundo después haciendo buen uso de la verga para enfilarla dentro dentro del ojete. Tremendo empotrador. Trevor aguantaba las embestidas y se sonrojaba al sentir las caricias de sus melocotones acariciándole la cara b de sus nalgas, el lado tierno de la rajita.

La polla cada vez más larga, más dura, más firme, los cojones cargados de semen le colgaban un poquito más y arreaba con todo metiéndoselo dentro. Le sentó en el sofá y le hizo una buena mamada. Creía que la tenía grande, pero al tenerla frente a frente, a punto de surcar el interior de su boquita, le pareció enorme. Chupó y chupó y apenas le cabía la mitad. Vaya que sí que sabía a polla de galgo ganador.

Malik agarró su pene, se lo pajeó con rapidez y plantó la otra mano con cariño detrás del cuello de Trevor, arrimándolo hacia su entrepierna para que le comiera los huevos. Los tenía grandes, pesados, suavecitos como los de todos los tios, pero estos sabían a algo diferente, a victoria. Tras sacarse el último huevo de la boca, Malik aprovechó para arrearle una somanta de pollazos en toda su jeta de guapito.

A Trevor sólo le quedaba puesta la camiseta blanca de tirantes. No le duró mucho sobre el cuerpo. Malik se encargó de rompérsela casi como si no le costara desgarrar prendas y ejó al chaval completamente desnudo en su propio territorio, al pie de los caballos. Se sentó en el sofá, se enderezó la verga e hizo a Trevor sentarse encima para cabalgarle.

Apreció el gemidito de placer que salió por la boca de ese guaperas cuando se ensartó en su enorme miembro viril a pelo. Atacó con la polla grandota su apretadísimo culazo dándole pequeñas estocadas desde abajo. Después de un rato follando juntos, Trevor descubrió la tremenda flexibilidad de Malik en la cama, así que le puso a prueba. ¿Sería capaz de agujerear un culete en posición de flexiones?

Trevor se colocó bocabajo, con la mitad del cuepro de cintura para abajo en el asiento del sofá y la otra mitad hacia el suelo. Malik se puso en posición de flexiones con los pies en un reposabrazos y las manos en el otro, todo lo largo que era. Se sostuvo con una mano en esa postura le tiempo suficiente como para dirigir su misil hacia el objetivo y se la clavó por el culo.

Cuando Trevor miró hacia atrás después de un rato de clavada, se encontró a Malik gozándolo, haciéndose una plancha lateral jodiéndole con el pollón. Y cuando volvió a mirar de nuevo lo que vio le alegró la vista. Pilló a Malik jodiéndole el culazo como si se lo estuviera cubriendo pero mirando en dirección contraria, así que sólo se veía su enorme culazo de empotrador, sus pelotas entre los muslos y su polla reventándole por dentro.

Tenía un culazo tan bonito y estaba tan bueno que se regaló enterito a él. Después de tantas nuevas experiencias, la postura del misionero se le hizo extraña de tan simple que le parecía. Simple pero efectiva, sobre todo cuando tienes a un fenómeno enchufándotela. Trevor no sabía bien dónde enfocar la vista porque todo le gustaba de ese gañán. Sus pectorales, sus hombros anchos, su atractiva y guapa cara, su torso, el grosor de su polla metiéndose dentro de su cuerpo, el calor de sus manos cogiéndole por los muslos, separándole las piernas para follarle mejor.

Caldo de cultivo para una buena paja que se echó encima. Ese campeón se había ganado el derecho a correrse encima de su cara. Con la polla encima de la jeta, miró hacia arriba y le vio estremecerse de placer, con la boca entreabierta, soltando gemiditos, arrugando la frente y dejándola relajada justo en el momento en que empezó a soltarle la leche encima.

Entonces dejó de mirarle a la cara y cerró los ojos para sentir la lluvia de esperma mojándole la frente, resbalando por sus cejas como sudor, pegotes en su nariz, en el entrecejo, toda caliente, blanca y espesita ensuciándole la guapísima cara. Los últimos colgajos resistiéndose a caer, taponándole los orificios de las napias, cayendo sobre su lengua, dejándole ese saborcito a leche de hombre que tanto le molaba. Malik sacudió su polla corrida contra la cara del chaval y le recordó que había perdido. Pero Trevor no se sentía como un perdedos, al contrario, con la cara llena de leche, había triunfado.

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